La falacia de la ventana rota y un diputado algo travieso

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24 de septiembre de 2022
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12:05 am
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La falacia de la ventana rota y un diputado algo travieso

Por: Carlos G. Cálix*

La falacia de la ventana rota es un ensayo escrito por Frédéric Bastiat que permite entender que en economía lo más dañino es lo que no se ve. La historia es la siguiente:

Un chico algo travieso, tira un ladrillo contra la ventana de la panadería de su barrio y la destroza. El panadero sale furioso a la calle, pero el chico ya se ha ido. Rápidamente comienza a reunirse un grupo de curiosos que observan los restos de la vidriera sobre los panes y los postres del local. Algunos de los curiosos comienzan a filosofar acerca del hecho y expresan que, después de todo, esta desgracia puede tener su lado bueno: significará una ganancia para algún vidriero. ¿Cuánto cuesta un nuevo vidrio? ¿$100? No es una suma tan importante. Además, si los vidrios nunca se rompiesen ¿qué pasaría con los negocios de vidriería? El razonamiento continúa. El vidriero tendrá $100 más para gastar en otras cosas y esto a su vez hará que otros gasten esos $100 y así hasta el infinito. La “ventana rota”, va a ir generando dinero y empleos en forma de espiral y la muchedumbre concluirá, entonces, que el chico travieso lejos de ser una amenaza pública, se ha convertido en un benefactor social. Hasta aquí la historia, pero veamos el caso desde otra perspectiva.

La multitud estaba en lo cierto al menos en algo: la ventana rota implicará más ganancia para algún vidriero, quien seguramente, se pondrá muy feliz gracias a este pequeño acto de vandalismo. Pero ¿qué sucede con el panadero? El panadero tendrá $100 menos para gastar, por ejemplo, en comprarse un traje nuevo. Debido a que tuvo que reponer su vidriera, se quedará sin su traje nuevo (o cualquier otra cosa que hubiese deseado adquirir). En lugar de tener una ventana y $100, ahora sólo tiene la ventana. Más bien, como él pensaba ir a comprarse el traje esa tarde, en lugar de tener ambas cosas, la ventana y el traje, deberá contentarse con tener solamente la ventana. Si pensamos en el panadero como miembro de la comunidad, la misma ha perdido la posibilidad de tener un nuevo traje que de otra forma hubiese existido, es decir que en este sentido: se ha empobrecido (carece de algo que necesitaba). La ganancia que obtiene el vidriero, no es otra cosa que la pérdida que tiene ahora el sastre. Ningún nuevo “empleo” ha sido creado. La multitud solamente estaba pensando en dos partes de la transacción: el panadero y el vidriero. Se olvidaron de la tercera parte potencial involucrada en ella: el sastre. Ese olvido se debe precisamente a que el sastre nunca entró en escena. La gente verá la nueva ventana colocada al día siguiente. Lo que nunca verán es el traje nuevo, simplemente porque nunca será confeccionado. Ven solamente lo que es inmediatamente visible a sus ojos.

Una historia similar es la de un diputado algo travieso que tira una piedra contra la ventana de un edificio público. Ante el escándalo, el congresista es denunciado por tráfico de influencias, usurpación, tratos crueles y degradantes contra funcionarios públicos y daños y perjuicios a un bien inmueble estatal. Rápidamente el coordinador general (CG) de su partido tuitea “Cómo CG, mi solidaridad para recobrar el ejercicio de su investidura al congresista”. Algunos de los curiosos comienzan a filosofar acerca del hecho y expresan que, después de todo, esta desgracia puede tener su lado bueno: significará una ganancia para algún político o para varios. Por su parte, el juez decidió mantener las medidas impuestas al diputado.

¿Cuánto gana un diputado? ¿L90,892.42? y ¿Un suplente? ¿L54,535.00? No es una suma tan importante, hasta que se sabe que el Congreso Nacional de Honduras eroga L34,357,333.50 en los primeros cinco meses de gobierno, lo que significará cerca de 70 millones de lempiras al término del año. Esto, el diputado travieso y el coordinador de su partido lo saben, por tanto, buscan diversas maniobras que permitan que la “ventana rota”, pueda ir generando dinero y empleos en forma de espiral, de tal manera que la muchedumbre pueda concluir, entonces, que el diputado travieso “lejos de ser una amenaza pública, se convierta en un benefactor social”.

Mientras todo siga igual Honduras continuará empobrecida. Quizá, la gente verá la nueva ventana. Lo que nunca verá son los arreglos en la Casa Presidencial o en el Congreso Nacional. -Como dice Bastiat- “Ven solamente lo que es inmediatamente visible a sus ojos”. Para gestar precedentes, la justicia debe deducir responsabilidades al diputado travieso, a los diputados “Pandoras”, los “Planeta verde”, los “Arca abierta” y a los que se les comprueben delitos en la falacia “refundacional”.

*Carlos G. Cálix. Autor de “La Señora Presidenta ¿Una solución o un problema?”

carlosgcalix.com

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