Antecedentes históricos de la tenencia de la tierra en la aldea de Linaca en el contexto de la villa de Xerez

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14 de enero de 2023
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Antecedentes históricos de la tenencia de la tierra en la aldea de Linaca en el contexto de la villa de Xerez

Calles de Linaca

Óscar Sierra Pandolfi

PARTE 1

No fue sino hasta 1525 que los hombres de Pedrarias, finalmente se pusieron en marcha. Entre los jefes estaban Andrés Garavito y el capitán Campañón, ambos veteranos de confianza del gobernador de Nicaragua. Como ya mencionamos, sobresale una agrupación de soldados españoles que han estado ausculto de la historia local, por lo que también menciona la población indígena, lógicamente a los Chorotegas, luego hace referencia a un río ancho, pues se trata del río Choluteca, donde existió un encuentro entre; Pedro de Alvarado y Bernal Díaz del Castillo, con solo la presencia de estos personajes, se puede argumentar que las tierras de Choluteca estuvieron habitadas por los Chorotegas.

La demora trae penalidades. Apenas había la expedición alcanzada la población india de Choluteca Malalaca en el ancho llano del río, cuando se toparon nada menos que con el mismo Pedro de Alvarado, y Luis Marín, quienes, con Bernal Díaz del Castillo, habían sido dejados en Honduras por Cortés. El capitán general iba de vuelta para su casa después de recibir la noticia sobre la salida del Virrey, a la vez que los otros hombres que los acompañaban también se dirigían hacia Guatemala. (Browning, 1975. pp.451).

Se indica, asimismo, que estas disputas territoriales entre conquistadores, marcó la vida de muchas fundaciones, Pedrarias Dávila, y su poderío, sea como fuere, la provincia de Choluteca Malalaca permaneció ignorada, por los poderosos conquistadores, por más de quince años. Posiblemente por la muerte de Pedrarias, en 1531.

En tanto, Pedro de Alvarado, nueve años después, al embarcarse en Acajutla y dirigirse a las Islas de la especiería, dejando en su lugar como teniente gobernador y capitán general de Guatemala, al Licdo. Francisco de la Cueva. Ahora bien, posiblemente había poblaciones indias diseminadas en los llanos de Choluteca, pero hasta entonces ningún establecimiento español erguía sus paredes de adobe.

En este sentido, Hasemann (1993) lo demuestra cuando expresa que los chorotegas estuvieron estacionados de forma esporádica en el sur de Honduras. En el año de 1585, se elevó a la categoría de villa, y era tan rica, que las pepitas de oro encontradas parecían tamarindos, por lo que tomó el título de “mis reales tamarindos” y le fue otorgado el escudo de armas por el rey Felipe II, en el año de 1585. (Argueta, M, 2009).

Consecuentemente, la aldea de San Juan de Linaca tiene antecedentes históricos, posiblemente fue un asentamiento indígena, previo a la conquista y colonización de Honduras. Sin embargo, la presencia del sacerdote Cristóbal Curado de Reina, durante la época colonial marca un hito enorme, en la repartición de caballerías de tierras a los diferentes habitantes aborígenes, de la aldea de San Juan de Linaca. Al crearse se tomó en cuenta la decisión del Rey de España al asignarle y atribuirle un único Título de Tierra “San Juan de Linaca”. Se escucha en la algarabía de las gentes, que nadie que no fuera de Linaca podía obtener tierras, o que fueran objeto de explotación. Lo anteriormente dicho, tiene sus argumentos antecedentes en las modalidades de la tenencia de Tierra en la Nueva España. Según lo plantea (Bolio ,1979. pp.123); ya existían las tierras Realengas o tierras Baldías llamadas también Tierras Reales; posiblemente abandonada por las primeras generaciones de asentamientos Chorotegas; estas fueron poseídas por una variedad de instrumentos jurídicos que los mismos españoles crearon al tomar posesión de las Tierras del Sur; explicado en las primeras agrupaciones familiares de, españoles entre ellos los Rivera, Martel, Rengifo y Cueva. No obstante, en la Geografía de la época colonial los sacerdotes ejercían un rol importante:

En correspondencia a las solicitudes expresadas por los diocesanos en sus “Autos de visita”, numerosos párrocos ofrecieron descripciones acerca de la situación física de los poblados y las áreas comarcanas (ranchos, haciendas, trapiches, estancias, labores de cultivo), en ocasiones acompañándolas de planos y mapas, a veces muy detallados. Así, encontramos referencias orográficas, climáticas e hidrográficas, junto a otras concernientes a flora, cultivos acostumbrados, estado de los caminos, situación de los poblados, e incluso menciones a caza, pesca y algunas actividades de recolección. (Como se hace expreso en su obra publicada (Pedro Cortés y Larraz, Descripción geográfico-moral de la Diócesis de Goathemala. (AGCA,2001).

Aunque no muy abundantes, los materiales cartográficos, (en ocasiones de enorme belleza plástica) se muestran a su vez, como documentos de primera mano, no solo para la ubicación de tal o cual accidente geográfico, sino también para acercarse a la visión, que del paisaje guardaban sus autores y las maneras de aprehenderlo, según lo determina Ot Capdequi (1943).

Basado en los argumentos anteriores; los indios de “San Juan de Linaca” aceptaron el pacto entre el Sacerdote y ellos en la posesión de las tierras de Linaca; el acuerdo consistió en que los indios no seguirían invadiendo la hacienda de San Cristóbal; por lo que el sacerdote Curado de Reina siendo un alto funcionario en la Corte de España en Guatemala; afianza una solicitud al juez de Tierras de la provincia de Tegucigalpa para legalizar las tierras de los indios de Linaca.

Este sustento evidencia en las mismas escrituras del título; siendo alcalde Mayor Félix Briceño de Coca y, Nicolás De Buezo y Bustamante alcalde Mayor de la Provincia de Tegucigalpa. Consecuentemente se le consideró el título de las tierras para darle confirmación de legalidad en su posesión bajo el principio de bienes ancestrales; eso significa que las tierras anteriormente a la llegada de los españoles pertenecían a los Chorotegas; aunque no se menciona la palabra Chorotega para referirse a que indios. Pérez Amador, 2011. pp.45).

Es así que la coyuntura que se suscitó en 1591 implicó el acaparamiento y usurpación de Tierras de los Indios; posiblemente eso sucedió a los Chorotegas en los sitios señalados en este capítulo, específicamente en “San Juan de Linaca”. Sin embargo, en el pacto político deliberado por los españoles; consistió en un reconocimiento a la soberanía del monarca del que tributaban (Vasallos), esto fue determinante para validar la devolución de tierras a los indios.

Las evidencias anteriores demuestran que el derecho indígena como tal tuvo un reconocimiento legal en las leyes de Indias y diversas Cédulas; gozando de derechos de Títulos con gran valor jurídico. Por lo que queda definido desde la perspectiva teórica.

De las formas políticas-administrativas coloniales
Aunado a la situación, en 1580 había sido constituida en la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa, excepto en lo religioso, todavía pertenecía al obispado de Guatemala. Una de la característica importante, en la forma de plantear una cosmovisión política sobre Choluteca, cuando se estableció como Cabildo, dotada de una compleja estructura en 1591.

En este sentido, España está viviendo una decadencia económica comparada con los demás reinos de Europa, el feudalismo, está en la plena caída, hay un agotamiento en los reinos más que todo en sus administraciones. Por eso España, decidió crear instituciones coloniales que llevaran políticas fiscales, financieras, y comerciales, explotar a toda costa las tierras del nuevo continente. Al hacer énfasis, en el caso de La Casa de Contracción de Sevilla y El Consejo de India, en la Organización política en América, se establecieron los Virreinatos, gobernaciones, alcaldías. La venta de títulos vitalicios, de cargos en las alcaldías y cabildos fue un rasgo distintivo contextual e histórico que se gestó en la iniciación de la Colonia en Choluteca.

De la tenencia de las tierras de la aldea de San Juan de Linaca.
La ciencia de la geografía histórica sobre la tenencia de la tierra, es una ciencia profundamente humana, pues trata de estudiar el paisaje en el tiempo pasado, en el tiempo transcurrido en el espacio, por la forma en que el hombre se va integrando, de forma permanente en sus cambios, de manera dinámica en todo el espacio geográfico organizado. (Pierre, 2014, pág. 45).

Cuando se recurre a investigar la verdad del paisaje, del espacio, es porque existe una constante transformación hacia una actitud científica que permita la visión del mundo de los hombres en el paisaje, en el territorio; ya que la geografía histórica necesita de una metodología flexible, antropológica, y sencilla. Por lo que el papel del geógrafo es develar las conclusiones objetivas que van vinculadas a la verdad del espacio geográfico en el tiempo. (Eudeba, 2011, pág. 6).

“Por lo tanto, la geografía histórica tiene que valerse, en principio, de documentación histórica para formular sus temas y no puede prescindir de ella para cumplir su misión. A la vez, la investigación de los fenómenos naturales, que son parte de la geografía, arrojan luz sobre los hechos históricos”. (Isidoro, 2014, pág. 45).

Dentro del contexto histórico de Choluteca, la aldea de Linaca, muestra ser parte de la geografía física e histórica. Sin embargo, antes de elaborar una discusión empírica, se recurre a una variedad de fundamentos teóricos, primero a la conceptualización de geografía histórica, y segundo, la teoría que se refiere a la tenencia de la tierra en forma holística, con el objeto de, comprender la evolución en el tiempo y en la forma de la tenencia de la tierra en esta aldea. Por tal razón se hace necesario analizar el significado de “tierra”.

La palabra tierra tiene varios significados en español. Se refiere, por ejemplo, (lista sin carácter exhaustivo) al planeta que habitamos, a la superficie del globo terrestre no cubierta por el mar, a la capa superficial, el suelo. En la mayor parte de los casos, salvo que el contexto explícitamente tenga otro significado, la palabra tierra en nuestro estudio se debe entender como un territorio, una fracción de la superficie terrestre, incorporando por lo tanto subsuelo, suelo, y los recursos naturales que en este se encuentren. (Enríquez Macías, 2013).

Basado en lo anterior, en 1613 Juan Vázquez de Coronado, agregó a los alcaldes el título de Capitán de Caballería, murió en 1616 y lo sustituyó Diego García de León, que ofreció 2000 tostones. Un descendiente de los Rengifo, fue Simón Rengifo de Rivera, un gran cultivador de añil en Texiguat y, posiblemente en las tierras de “San Juan de Linaca”.

Figura 4 Documento que hace mención de Linaca en 1621

Documento que hace mención de Linaca en 1621.
De la Encomienda de San Juan de Linaca en la Jurisdicción de la Villa de Xerez. Por lo que el antecedente más antiguo, de la titulación de tierras en Honduras, se remonta cinco siglos atrás, al período colonial, donde la Corona Española ideó un mecanismo para el traspaso de la tierra conquistada. Según el tipo de propietario, el mecanismo en carácter de propiedad privada se dividía en tres fases: “Títulos Reales”, que se adjudicaban a personas particulares; “Títulos de Indios”, que correspondían a los indígenas, y “Títulos Comunales y Ejidales” que eran otorgados a las comunidades y municipios. (Bolio, H,1978). Al mismo tiempo, según las investigaciones (Argueta, M, 1996), entre los años 1600 y 1821, la Corona Española había entregado en concesión a particulares, y ejidos 6 mil 463 caballerías, que equivalían a 414 mil 653 manzanas de tierra. (Folio,4). Es así como lo anterior se basaba en lo que a continuación se presenta:

El sistema de composición de tierras se refería a la legalización de las tierras que los conquistadores y posteriormente los criollos, usurpaban a la corona (tierras realengas) o a los pueblos de indios (tierras comunales). El repartimiento es el procedimiento de distribución de tierras, en muchos casos incluyendo a sus habitantes, que se les dio a los conquistadores como premio por su participación en las guerras de conquista. La encomienda era el procedimiento en donde se le entregaba a un conquistador un número determinado de indios para doctrinarlos, conservarlos, tratarlos humanamente y aprovechar su trabajo; prácticamente, los convertían en esclavos y el encomendero tenía la potestad de explotarlos a su antojo. (Cardozo, C y Brignoli, P, 2000, p.99).

  1. Díaz del Castillo, 1904, t. II, cap. CXC (CXCIII), p. 366; Peralta, 1883, p. 722.Muchos autores han adjudicado esta campaña a Martín Estete, y basan su argumento en informaciones encontradas en Herrera, 1726, Dec. IV, lib. VII, p. 133. La penetración del capitán Estete en El Salvador tuvo lugar, de acuerdo con Herrera, en 1530. Además, expone que estos hombres se encontraron con los capitanes Francisco de Orduña y Diego de Roxas. Dice que sólo después del retorno de estos capitanes con acompañantes voluntarios, desertores de las fuerzas de Pedrarias que se dirigían a Santiago de Guatemala, se encontraron con Pedro de Alvarado. El capitán había vuelto de México a donde había ido a contestar acusaciones. El primer encuentro en Choluteca Malalaca tuvo lugar en 1525 con Alvarado, Bernal Díaz del Castillo y Luis Marín, como resultado de la partida de Cortés para México.
  2. Ibidem
  3. Para una descripción de Choluteca entre 1571 y 1574 ver López de Velasco, 1894
  4. AGCA, A3.16.511.5327-30, 5339, 5341-42, 5344; A3.16.512.5351; A3.16.514.5397-9, 5402, 5404. Padrones de once pueblos en el occidente de Honduras en 1703 y 1722. En 1703, el número de casados era de 429 y la población total de 1,429 personas, y en 1722 las cifras correspondientes eran 519 y 1,709. No obstante, en la Geografía de la época colonial los sacerdotes ejercían un rol importante:
  5. Ibidem
  6. Guatemala: Sociedad de Geografía e Historia, 2 vols, 1958). (La referencia consta en el tomo II, págs. 259.
  7. Título y escritura de San Juan de Linaca remedida 1897.
  8. Número 103 Linaca (San Juan de). — Ejidos de este pueblo. 1763. Nuevo Archivo de Tierras. 2015. Archivo Nacional. Tegucigalpa. Honduras.
  9. Documento que menciona Linaca en 1621
  10. Documento que menciona Linaca en 1621
  11. Fernández, León. Encomiendas y reducciones. Colección de documentos para la historia de Costa Rica.Voi.II. San José, Editorial Costa Rica, 2da edición, 1976, pp. 26*30

 

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