BMM: “un auténtico emprendedor catracho”

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14 de enero de 2023
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12:02 am
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BMM: “un auténtico emprendedor catracho”

Por: Sigfrido Pineda Green

Mucho antes de que el vendaval modernista globalizado instalara en la mente colectiva hondureña el concepto de emprendimiento, ya un catracho singular había instaurado este loable ejercicio humano en la vida institucional hondureña. Este compatriota fue Benjamín Membreño Marín (BMM), talentoso ingeniero civil cuya vida discurrió más en el ámbito de la acción y los resultados de calidad que de la palabra.

Sobre la vida y las ejecutorias de este hombre excepcional nos ilustra, con abundantes datos y lenguaje sobrio, o más bien campechano, el escritor Óscar Lanza Rosales, “el hombre de El Hatillo”, como me agrada llamarlo en el terreno coloquial, en su documentado libro, de fresca factura, titulado “Las historias y enseñanzas de un emprendedor”, biografía de Benjamín Membreño Marín.

Es una obra amigable, tanto en su lenguaje como en su contenido. Donde figuran entrevistas realizadas, de personajes del propio clan Membreño Marín o Membreño Tosta, u otros actores que, en su momento fueron, o amigos muy cercanos, o eficientes y leales miembros de los distintos equipos de trabajo que formó don Mincho a lo largo de su valiosa y productiva existencia.

Gracias a la disciplinada labor investigativa de Lanza Rosales, hoy sabemos mucho más de los frutos que dejó a la sociedad hondureña, BMM, durante su paso por esta compleja experiencia terrenal.

El autor nos impresiona positivamente, por el orden y destreza que aplica en el manejo de los datos. Acude con propiedad, a fuentes primarias como a secundarias.

Se recomienda leer, con especial atención, los apuntes de doña Flavia, hermana del ingeniero Membreño, quien con fresca memoria nos conduce, desde la torre de sus ya cumplidos 102 años de edad, hasta los momentos que todavía eran parte de este mundo físico, el farmacéutico don José Alejandro Membreño y doña Guadalupe Marín González, padre y madre, respectivamente, del personaje central del libro.

No es un simple registro de datos lo que nos hace el autor de la biografía. Lo hace para que los lectores de hoy contextualicemos, a la distancia del tiempo, la atmósfera familiar que alimentó el talento del biografiado, a quien desde ahora mismo podemos y debemos reconocer definitivamente como un iluminado del emprendimiento.

El libro es, a la vez, una justificación histórica, para que, igualmente, propongamos desde estas líneas a la sociedad hondureña el nombre de BMM, a fin de que estatal y formalmente se le declare, y se le tenga, de ahora en adelante, como “el padre del emprendedor hondureño”.

Una propuesta puntual y precisa que dejamos, si los hubiere, en manos de parlamentarios con credenciales de compromiso con los más elevados intereses de la sociedad hondureña e, igualmente, en manos de cada uno de los valientes emprendedores diseminados en la geografía nacional.

Frisaba yo entre los 22 y 23 años cuando ejercí como oficial de información del Centro Cooperativo Técnico Industrial (CCTI), uno de los muchos frutos institucionales del ingeniero Membreño. Fui su subalterno durante más de cuatro años, condición que me facilitó una posición privilegiada de aproximación a su riqueza profesional y humana.

Fue justo en ese momento histórico de los años setenta, cuando se comenzó a hablar en Honduras acerca del concepto de “formación profesional”. No extrañe que el CCTI haya sido, a partir de entonces, la antesala de la fundación del Instituto Nacional de Formación Profesional, (INFOP). El CCTI fue, ni más ni menos, el sembrador de la semilla que luego germinó como Infop.

De hecho, el CCTI aportó el primer director ejecutivo eminentemente técnico que registra hasta hoy el Infop. Me refiero al economista Ernesto Barón Lupiac (QEPD), exjefe del Departamento de Desarrollo Industrial del CCTI.

La ardua labor creativa del ingeniero Membreño no concluye en las aulas o talleres del CCTI, porque más adelante emergió el Instituto de Crédito Educativo (Educrédito), aún vigente, en cuya historia su nombre hoy brilla, con indubitable derecho, como fundador y primer director ejecutivo.

Bienvenida, entonces, la obra editorial de Lanza Rosales, escritor y tecnólogo, quien nos honra con su amistad desde los años 70, a raíz de rigurosas, fraternas e intensas faenas que compartimos en el histórico CCTI. Y también, la propuesta del nombre de BMM, como “padre del emprendedor hondureño”, porque es hora de rescatar a los auténticos valores sociales y humanos de esta grande y noble nación centroamericana.

Un auténtico héroe social, tanto en el terreno del emprendimiento como en el ámbito de la formación profesional.

Por eso, y por mil razones más, ya no posterguemos, compatriotas, nuestro emocionado aplauso nacional para este luchador social hondureño. Honrar honra.

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