LAS PEORES CARRETERAS

ZV
/
15 de enero de 2023
/
12:40 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
LAS PEORES CARRETERAS

HONDURAS podría haberse jactado, hace más de veinte años, que poseía las mejores carreteras de América Central, incluyendo en este renglón los servicios de transporte interurbano entre las ciudades más importantes del país. Esto, ahora mismo, aunque en aquel momento fuera cierto, hoy por hoy pareciera una fábula.

Podemos detenernos a reflexionar en cada una de las arterias principales que estuvieron pavimentadas (o por lo menos aplanadas) a finales del siglo pasado y comienzos del presente, y que se utilizaban con el fin de mover los productos agroindustriales que todavía se exportan y que abastecen el mercado interno. La primera de ellas es la que va de San Pedro Sula, pasa por Quimistán y llega a “La Entrada”, en el departamento de Copán. Es una vía de transporte de vital importancia. Sin embargo, aunque ahora mismo están parchando en varios tramos carreteros, los municipios se encuentran como a la espera que el Estado central y el sector privado pongan manos a la obra. Más adelante, entre Santa Rosa de Copán y el valle de Sensenti, en el departamento de Ocotepeque, hasta topar con las fronteras de El Salvador y Guatemala, aquellas vías de transporte por momentos se vuelven insoportables.

La segunda arteria en pésimo estado es la que conduce de Siguatepeque hasta La Esperanza, con unos tramos carreteros insufribles. De hecho, entre Jesús de Otoro y la ciudad de La Esperanza, la carretera se halla intransitable. Por todo el camino los motoristas tienen que sortear los baches peligrosos y las curvas empinadas y cerradas, de diez metros en diez metros, y los pasajeros sufren vértigos, golpes y espantos que colindan con los accidentes. A un vehículo tipo turismo se le zafó una llanta en uno de los múltiples baches. Por suerte no se accidentaron ni sufrieron ningún percance. Pero el susto fue de película. De La Esperanza en adelante, siguiendo la ruta occidental, la carretera continúa en estado pésimo, hasta llegar a San Miguelito. Esa carretera mejora, sustantivamente, entre San Juan del Caite y la ciudad de Gracias.

Cuando hablamos de las dos carreteras más importantes que conectan con la región occidental de Honduras, no es nada antojadizo. La primera arteria comunica con la zona norte del país, y la segunda con la zona central. Los productores de café y de otros granos movilizan sus productos por tales vías. De lo contrario se interpone un aislamiento estratégico que en poco tiempo afectará al Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Por supuesto que subsiste, por lo menos una vía alterna, por ahora en buen estado, entre La Esperanza y Marcala. Pero de continuar, así las cosas, este tramo carretero también se arruinará sin remedio inmediato. Estamos hablando de zonas cafetaleras y arroceras de primera importancia, para la generación de empleos estacionarios, la exportación y la adquisición de divisas. Aquellos que han visitado el valle de Otoro, han podido apreciar el cultivo masivo de arroz, con técnicas modernas de irrigación. Es probable que muchísimo del arroz que se consume en el mercado interno hondureño, provenga del valle de Otoro, departamento de Intibucá, a pesar de exhibir una carretera casi intransitable. (Pospondremos el tema de la fea carretera entre Tegucigalpa, Danlí y la frontera con Nicaragua, para una fecha posterior).

Si alguien pregunta a qué entidad estatal o privada se puede recurrir, con el propósito de resolver este dilema estratégico, sería difícil encontrar la respuesta exacta. Pero alguien tiene que enfrentar y resolver esta grave problemática económica e incluso humana, en tanto que la población, por diversos motivos y razones, necesita desplazarse por el interior del país. El caso se agiganta cuando hablamos de turismo y de ecoturismo todas las semanas, en tanto que resulta difícil hacer propuestas atractivas a los extranjeros con una situación que avergüenza durante varias horas de viaje. De tal modo que algunos de los sitios más hermosos podrían quedar aislados del resto del mundo civilizado.

Más de Editorial
Lo Más Visto