Base política

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16 de enero de 2023
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12:02 am
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Base política

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

La oposición política de las fuerzas de la derecha ante el gobierno socialista de Honduras pasa necesariamente por impulsar procesos de acciones a lo interno de los partidos, con el fin de profundizar propósitos de renovación de su base política, para hacerle frente a los socialistas en el poder de gobierno, que están promoviendo la refundación del Estado, de manera autoritaria, unilateral y antidemocrática, no necesariamente acorde a los intereses generales de la mayoría de los sectores sociales que anhelan el modelo democrático de convivencia social.

En particular, la del partido nacional que, objetivamente constituye, la fuerza de mayor magnitud política real en nuestra nación. Entiéndase por base política, al grupo de ciudadanos que son guiadas por un líder considerado dirigente. En otras palabras, la base se puede considerar, en consecuencia, el sostén popular de cualquier proyecto opositor o de una candidatura promovida por el mismo partido libre para continuar en el poder.

En el caso de los nacionalistas, las bases se muestran proclives al cambio y demandan a los líderes instaurar un patrón de conducción partidista distinto al corruptivo que imperó a lo largo de los doce años de poder de gobierno que sostuvieron y una propuesta de modelo político alternativo de Estado alternativo al de los socialistas.

La base nacionalista, está enfrentando un proceso de reacomodo que implica el cuestionamiento al liderazgo que domina y tiene la hegemonía política interna actualmente. No obstante, que se evidencia un parcialismo a favor de la candidatura de Nasry Asfura como candidato presidencial, por segunda vez, los liderazgos de la base no todos están anuentes con segur a Tito Asfura. En este sentido, se están formando movimientos internos que plantean posiciones opuestas al hecho de que el liderazgo de base que, dirigieron el partido a lo largo de los gobiernos de JO, y que aún continúan conduciendo el desarrollo interno del partido, sigan patrones de militancia dañinos para el devenir del proceso político de oposición. En esto la situación es bastante compleja. No es una cuestión fácil de resolver porque los liderazgos, que controlan las bases según áreas de control político territorial, aún tienen efectiva hegemonía y poder de conducción real. Lo cual, supone que la apertura democrática efectivamente depende de líderes acoplados a una conducción política que impone obediencia y sumisión.

En la actualidad, el oficialismo político del partido nacional, es decir el conjunto de cuadros políticos que integran la estructura de poder de gobierno, se mantienen plegados a una postura a favor de continuar la lucha de oposición con la misma estructura de liderazgo que controlan ciertos diputados y alcaldes que representan el nacionalismo oficialmente. Muchos de ellos, cuestionados y asociados con procesos irregulares que afectaron el partido. Esta postura, es considerada inconveniente porque cierra las posibilidades de una democratización real que posibilite la participación de nuevos liderazgos de base. Y esto no tanto porque los líderes de base se opongan sino más bien porque los dirigentes del nivel cupular los inducen a mantener actitudes cerradas al cambio, que se requiere para avanzar.

Los dirigentes políticos del oficialismo obedecen a un poder oligárquico, patrón histórico vigente en todos los partidos incluido libre, conformado por pequeños grupos de personas generalmente de la clase social alta, que temen realizar la apertura democrática real, porque suponen que la democratización de la estructura de líderes que conducen a las bases en los niveles locales, de barrios urbanos y caseríos rurales, dejen de actuar en función de la política que beneficia los intereses particulares, los cuales no responden al interés general de las bases, que son estructuralmente de origen de clase social baja.

Es obvio que, durante los doce años de gobiernos nacionalistas, se instauró en el partido, un patrón de obediencia y manipulación política mercantilizado que causó daños, al proceso de formación de conciencia política y afectó la actitud voluntaria de las bases para participar en procesos políticos opositores como los que se necesitan realizar en la actualidad. La base nacionalista carece de una formación política efectiva para hacerle frente a los socialistas con posturas argumentativas constructivas que, favorezcan sus propios intereses como clase subsumida en pobreza y desigualdad económica.

Paradójicamente, al interior del partido, las desigualdades políticas se ven claramente. Mientras que un núcleo reducido de cuadros políticos cercanos a la cúpula oligárquica florece económicamente, las mayorías de líderes de base y sus seguidores se empobrecen. No se produce un progreso social en las bases del partido nacional, pero si el enriquecimiento de una cúpula de cuadros vinculados directamente con los gobiernos que tenían el poder. La gran inversión que se realizó para la vida mejor de los pobres no resultó tan efectiva como se anhelaba y más bien sus acciones levantaron dudas sobre el manejo de la inversión y sus efectivos resultados.

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