Toda la riqueza del mundo

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16 de enero de 2023
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12:05 am
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Toda la riqueza del mundo

Por: Otto Martín Wolf

Si nos remontamos al principio de los tiempos, hace centenares de miles de años, poco antes de que el hombre empezara a asentarse en cavernas, no existía ningún objeto de valor que fuera propiedad de nadie.

Lo encontraremos en la primera piedra rudimentariamente convertida en un arma o herramienta puntiaguda para cazar o desollar presas, posiblemente ese fue el primer objeto con valor poseído por alguien en toda la historia de la humanidad.

De ahí en adelante todo lo que existe sobre la faz de la Tierra ha sido creado por el hombre, me refiero a toda la riqueza no natural del mundo.

Puntas de flecha, cobertizos de paja para protegerse de la intemperie, los primeros elementales arcos y flechas, abrigos de piel de animales curtida, cuya carne sirvió de alimento.

Las primeras chozas de lodo reforzado con piedras y pedazos de corteza de árboles constituyen el pasado ancestral de los enormes edificios que poco a poco se fueron irguiendo por todo el planeta hasta alcanzar la majestuosidad del Burj Khalifa de Dubai, con sus 828 metros de altura y 163 pisos, de acero y hormigón.

En el enorme camino entre uno y otro ha habido toda clase de edificios de muy diferentes materiales: Adobe, madera, ramas y cuero curtido en tiendas indígenas, techos metálicos y hasta domos de piedra, unidos a veces con algún tipo de argamasa y muchas solo con el ingenio de sus constructores, como los “trullos” de Alberobello – al sur de Italia.

Las lanzas, arcos y flechas evolucionaron en toda clase de armas, desde los escudos y espadas de bronce, que fueron derrotadas cuando se aprendió al moldear el hierro, hasta los modernos drones, pasando por bombas nucleares y muchos otros elementos de destrucción y muerte.

Joyas, tapicería, estatuas, pinturas, creaciones musicales las que, si bien no se pueden palpar, son riquezas que captan nuestros oídos, al igual que poesía, baile y muchas expresiones artísticas de gran valor.

La rueda permitió la construcción de carretas, lejanas antepasadas de los modernos vehículos. Motocicletas, autos utilitarios, carros de lujo, enormes camiones de carga y larguísimos ferrocarriles que ruedan sobre rieles de hierro y, más recientes, unos que flotan a milímetros del suelo utilizando el magnetismo y toda clase de maravillosos ingenios tecnológicos.

Desde el ábaco y otros instrumentos para ayudar al cálculo, hasta los increíbles dispositivos personales que casi todos los habitantes del planeta utilizan diariamente en lo que todavía se llama teléfono móvil, pero que es mucho más que eso, incluyendo poderosísimas otras computadoras capaces de efectuar en fracción de segundos centenares de miles de complicados cálculos.

Desde la primera piedra que voló para alcanzar una presa, rudimentarios cometas flotando en el viento, globos, el frágil primer avión volado por los hermanos Wright, hasta la Estación Espacial Internacional, que desde hace un par de décadas orbita la Tierra a centenares de kilómetros de altura, además de exploradores que recorren la superficie de Marte, así como las increíbles naves Voyager, que se adentran en el espacio infinito explorando hasta donde ningún hombre ha llegado jamás.

La extracción, proceso e industrialización de combustibles fósiles y el desarrollo que trajo, son solo una continuación y recuerdo del lejano antepasado de todos nosotros que utilizó por primera vez la energía contenida en una rama seca con la cual empezó a dominar el fuego, desarrollado en forma productiva también por el hombre.

Finalmente, todas las ideas, novelas, dioses y personajes mitológicos, teorías políticas y económicas, sistemas de gobierno que van desde el jefe de tribu hasta los líderes de estados democráticos, pasando por señores feudales, reyes y dictadores y todo el contenido de todas las civilizaciones a lo largo de la historia, todo es producto de la imaginación humana, todo -absolutamente todo- es creación humana.

Entre las más fantásticas y duraderas se encuentran -si mis amigos- también están todos los dioses de todas las culturas.

Desde los primeros espíritus misteriosos imaginados por algún grupo de cavernícolas aterrorizados en una noche tormentosa, que pensaron en criaturas poderosas capaces de iluminar por unos instantes lo negro de la noche, lanzar fuertes truenos y rayos destructores, hasta la complejidad de algunos dioses: la ignorancia sobre el origen de los fenómenos naturales, la incomprensión sobre suyo propio y el de todas las cosas, así como el misterio de la muerte dieron paso a la creación de todos los dioses y divinidades que siempre han llenado los vacíos de lo inexplicable.

También, desde esa remota cueva hasta los grandes templos, todos los dioses, mitos y textos sagrados, sectas y religiones organizadas, todo es creación del hombre.

Triunfos y fracasos, aciertos y errores, Hitlers y Gandhis, somos los artífices de todo, bueno y malo, incluyendo nuestro propio destino.

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