Honduras, otra vez, amenazada

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17 de enero de 2023
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12:18 am
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Honduras, otra vez, amenazada

Juan Ramón Martínez

La mayor amenaza para la existencia de Honduras tiene que ver con las debilidades de los hondureños: su falta de voluntad para hacer posible una nación vigorosa, su escaso compromiso con el cumplimiento de la ley, su visión que la política es un medio personal y grupal, y su incapacidad para manejar, dentro de la tolerancia, la libertad y la democracia, sus diferencias. Una revisión de la historia esta República imposible, lo confirman: las guerras civiles, los cambios de constituciones, el desproporcionado número de presidentes, el uso de la política como medio de venganza y el cobro de agravios, el escaso desarrollo económico; y los traslados de la capital de un lado para otro, como si fuéramos el judío errante que convirtió en Melquiades, García Márquez en “Cien años de soledad”.

Todas las guerras civiles del siglo pasado, fueron fruto de la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo. Tan es así que la guerra de 1932, se evitó por la disposición para el acuerdo entre Mejía Colindres y Carías Andino. En cambio, -en 1902-, Sierra, Arias, Policarpo y Manuel Bonilla, no solo rechazaron el acuerdo, sino que todos lo evitaron, como el medio idóneo para resolver diferencias. Igual cosa ocurrió en 1919 -cuando surgió el bipartidismo institucional- en que Bertrand y López Gutiérrez, no pudieron ponerse de acuerdo en el cumplimiento de la ley. Algo similar, se produjo en 1923, cuando Carías, Policarpo Bonilla y Arias, se negaron a manejar sus diferencias por medio del diálogo, porque prefirieron que el trabuco humeante -antes que oír a las urnas -determinara quien fuera más fuerte y más macho, y se quedará con el botín presidencial.

En 1954, el vacío político creado por la inasistencia de los diputados nacionalistas y reformistas al Congreso, fue la penúltima vez de esta falta de voluntad para sacrificar los egoísmos en favor de la nación y su pueblo, que afectaron mortalmente a Honduras. La inestabilidad desde 1956, la crearon los militares que transformados como eje del poder; y, después, como comparsas dóciles de los gobernantes que, prevalidos en su supuesta superioridad, querían imponer su voluntad. Zelaya y JOH, tienen esto en común. Los dos son continuistas; e irrespetuosos de la ley, basados en el concepto que el que gana las elecciones, se lleva toda “la parada” como decían los “chiviadores” de mi tiempo; y, pueden hacer, todo lo que quieran: Y les dé la gana.

La crisis del 2009, fue el último caso de esta debilidad de la clase política hondureña que, algunos colegas bromistas dicen que, “carece de clase”. Zelaya, y otros más, se resistieron al acuerdo, convencidos que contaban con los militares y que estos, -que habían recibido generosos apoyos económicos-, les darían el respaldo para dar un golpe en contra del Estado. Pero los oficiales, en una conducta ejemplar, le dieron la espalda a Zelaya y se negaron por razones legales, a cumplir la orden sobre la cuarta urna. Los resultados los conocemos. Lo que ignoramos son, los daños que le infirieron al futuro de Honduras; pero que confirmamos en el atraso que observamos.

Ahora nuevamente, los zopilotes de la muerte, vuelan sobre Honduras. Como ocurriera en junio del 2009, los mismos argumentos y protagonistas, -y con igual discurso-, se enfrentan; llegaran a los mismos resultados. Julieta Castellanos, que ha hecho “más que juntar y pegar” como afirma -en su orfandad intelectual Bartolo Fuentes-, llega a la conclusión que las causas y efectos del 2009, pueden dar los mismos resultados. Tiene toda la razón, al extremo que la arrogancia de Luis Redondo, que parece el más redondo de los políticos en cuanto al orgullo de la ignorancia, ha dicho que “no pierde el tiempo leyendo el documento” confirmando que los “políticos” no aman a Honduras.

Zelaya, confía en el dominio sobre las Fuerzas Armadas que, igual que JOH, irrespetó las leyes para favorecer a sus “compañeritos” del Liceo Militar del Norte; y el que, con propósitos continuistas, como los Castro en Cuba, las domina nombrando amigos y familiares. Fortín se ha reelegido. Irrespetando la ley. Hernández y Muñoz son incondicionales. Y los comandantes de fuerzas, batallones y brigadas, son más militantes de Libre, que militares. Falta saber si, le fallarán a Honduras. O la defienden, valientemente. Como en 1956.

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