Borrachos de poder

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19 de enero de 2023
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12:01 am
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Borrachos de poder

Por: Carlos Medrano*

Cuando una persona está borracha, o sea bajo la influencia de algún tipo bebida alcohólica, muchas de ellas se vuelven pendenciera o sea pelea con quien tenga por delante, otros se vuelven arrogantes, creen tener la verdad por sobre cualquier ser humano sobre la faz de la tierra y otros gritan desenfrenadamente queriendo imponer su verdad.

Bajo el influjo del alcohol que lo emborrachó, muchas personas no les importan las consecuencias de lo que hacen y dicen, se vuelven altaneros y se transforman en superhombres, en materia legal, empresarial, laboral y en cualquier tema que aborden al calor de los tragos.

Sucede muy seguido en nuestra política vernácula con quienes llegan al poder, son individuos -que llegaron con una mano adelante y otra atrás- que por esas cosas del destino lograron alcanzar al poder de la nación e inmediatamente cambian su personalidad, saca lo más oscuro de su temperamento, cree estar ungidos por la divinidad y empieza a tener comportamientos alejados a la normalidad.

Una vez ganada las elecciones empiezan a creer que son seres superiores, que tienen la razón en todo lo que se les ocurra; que lo que administran y todo lo que hay bajo su dirección son de su propiedad y puede hacer lo que a él se le antoje pues tienen la autoridad “emanada por el pueblo”.

Empiezan a vociferar en contra de los subalternos, a mirar de menos a quienes están bajo su mandato, a atacar a quienes los adversan, a planear maldades para aniquilar a los opositores, no permiten las críticas y los disensos de quienes se atreven a decirles sus faltas y sus aberraciones.

Se les olvida rápidamente de lo que criticaban de sus antecesores, “se hacen los papos” cuando se benefician de las canonjías dejadas por los anteriores como viáticos excesivos, bonos, carros, guardias, gastos de representación, etc.

Eso pasará ayer, hoy y mañana en un país con poca educación, transparencia, honestidad y cultura democrática, en donde los políticos que son ahora funcionarios llegan a “arrasar” con lo que encuentran, a contratar a sus parientes, amantes, amigos y si pueden hasta el perro de la casa y a buscar resolver su vida de la noche a la mañana con negocios turbios.

Quienes estuvieron en el poder e hicieron cualquier tipo de perversiones, abusando abierta y descaradamente del ejercicio del poder, hoy critican a los que llegaron a la administración pública olvidando milagrosamente lo que ellos no hicieron en el gobierno.

Recomiendan cómo conducir al Estado, cómo combatir todos los males, piden ser “transparentes”, pero cuando estuvieron en el poder cometieron todos los abusos habidos y por haber, lo que evidencia que son “cara-dura”, son “sinvergüenzas” y no tienen moral para reprochar.

Frente al retrato del reciente pasado cuando Juan Orlando Hernández creyó estar por encima de la ley y ser el ser elegido por Dios para estar 50 años en el poder, pareciera que no se ha reflexionado y tomado lección.

Estar “borrachos de poder” no es una buena señal, ya que el cometer abusos y arbitrariedades hace cometer errores a la vuelta de la esquina, está propenso a cometer ilegalidades que posteriormente tendrá repercusiones con la ley.

La prudencia, el consenso, el diálogo, la humildad, la sensatez y cordura no son malas consejeras, miren el reciente pasado y se darán cuenta que el país está en el límite y la tolerancia del pueblo se está terminando.

*Periodista
[email protected]

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