Empresarios y políticos tras la Casa de la Justicia

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20 de enero de 2023
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12:05 am
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Empresarios y políticos tras la Casa de la Justicia

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Óscar Armando Valladares

Diputados, magistrados y alcaldes: en pos de estos personajes se han movido desde siempre las élites que constituyen el poder real extranjero y, dependiente de este, la oligarquía dominante en el país, los que en alianza de intereses trazan las directrices económicas y políticas nacionales con la anuencia de las cúpulas partidarias liberales y nacionalistas y de las cuales emergen las autoridades que por lo general figuran en los cargos principales de los tres poderes estatales, Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Y aun cuando tales autoridades son previamente escogidas en misas negras de las banderías, los poderes fácticos andan tras ellas para asegurar que su predominio no sufra el más mínimo deterioro y las reglas del juego económico y político estén acordes con el sistema -capitalismo dependiente-, la democracia al uso y la suma de ideas y creencias -culturales, religiosas- devenidas sucesivamente de la España colonial, la Inglaterra victoriana y el imperio estadounidense.

Sin embargo, como “nada es para siempre” e inclusive en un país -sometido y retraído como el nuestro-, se han roto ciertas ataduras ancestrales y afloran aires de cambio, vinientes del “golpe” de 2009, con necesarias influencias de afuera. ¿Se acuerda el lector lo enseñado y aprendido en escuelas y colegios acerca de los factores externos -la revolución francesa y la independencia de los Estados Unidos- que influyeron en nuestra proclamada emancipación? Similarmente, la emergente renovación político-social que se produce en Honduras y en otras naciones de América Latina tiene su influjo en procesos concretos como la revolución cubana y la bolivariana de Venezuela a la cual Hugo Chávez Frías perfiló como “socialismo del siglo XXI”.

Bajo este estado de cosas, estamos a cinco días de que el Congreso Nacional proceda -conforme a ley- al nombramiento por elección de los 15 magistrados de la Corte Suprema, Casa de la Justicia vista poéticamente por Roberto Sosa bajo las formas de “un templo de encantadores de serpientes”, en el cual “temibles abogados perfeccionan el día y su azul dentellada”. A más de otras razones, el rencor y la desconfianza hacia el Partido Libre, dan pábulo para arreciar los ataques a la gobernante y “sus” diputados, campaña que busca un doble objetivo: desasosegar a la ciudadanía por el incumplimiento de las promesas de campaña y propalar el mensaje de que el comunismo depredador está a las puertas, si el gobierno llega a tener ocho o más magistrados; derecho al que ha accedido fácilmente la derecha, no así la izquierda de Libre, pese a que sus estatutos fundacionales -en los que explícita la refundación de Honduras- fueron aprobados por el presidente nacionalista Porfirio Lobo, en 2012.

En ese mar de recelos, no extraña que la señora “embajadora” fraternice con la oposición y mantenga un tenso trato con la titular del Ejecutivo, a quien suele mandar chinitas intromisorias, lo cual revela que el asunto de la Corte y los magistrados se halla en la mira de Estados Unidos, incluida la alegada irregularidad de la junta directiva congresal que preside Luis Redondo.

Patrocinadores y ejecutores de la trama: dejen que el gobierno arranque. Que avance en su proyecto refundador de por sí dificultoso, más allá de los ingredientes tóxicos que apresta y segrega la oposición, pues, cual teoriza Ernesto Paz Aguilar, no es sencillo transformar una institución que, en su situación moderna, tiene más de 300 años, amén de que refundar el Estado si bien no significa eliminarlo, implica forjar alianzas con los sectores más oprimidos -indígenas, afrodescendientes, campesinas- y otras colectividades de la nación.

A fin de cuentas, suceda lo que suceda de aquí a cinco días en el Congreso, retomemos las palabras esperanzadoras de dos Ramones incorruptibles; de Oquelí Garay: “Pese a todas las calamidades sufridas, pese a todas las amenazas en cierne, los pueblos acaban superando los obstáculos que impiden su marcha expedita, siguiendo la dirección que les señalan sus soñadores más coherentes, insobornables y auténticos pioneros de la ansiada identidad, dignidad y plenitud nacionales”; de Amaya Amador: “Tenemos fe en el triunfo del pueblo hondureño, en su verdadero triunfo histórico… el camino de la democracia, el camino de la cultura, el camino de la solidaridad humana, están sembrados de escollos, no se anda por ellos sin sacrificios; pero los pueblos saben avanzar por ellos y escalar sus cúspides con arrojo, valentía e inteligencia”.

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