Prevención de riesgo de desastres

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22 de enero de 2023
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12:38 am
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Prevención de riesgo de desastres

Por: Fredis Mateo Aguilar Herrera

En las tres últimas décadas, el impacto de eventos adversos de origen natural y por influencia humana, sobre los países centroamericanos ha provocado muchos estragos, debido a la creciente vulnerabilidad de la sociedad y poca inversión pública en obras de infraestructura resistente a amenazas, débil educación y falta de prácticas de prevención en materia de riesgos de desastres, definido como la combinación de la probabilidad de que se produzca un evento y sus consecuencias negativas.

Con el paso y destrucción del huracán y tormenta tropical Mitch a fines de octubre 1998 y más otros fenómenos hidrometeorológicos que han generado destrucción y consecuentemente reconfigurando la geografía de Honduras, a causa de las inundaciones y derrumbes, asimismo ocasionando pérdidas de vidas humanas y bienes materiales. Los daños de estos fenómenos naturales, debieron dejar lecciones de aprendizajes, en cuanto a la promoción de una cultura preventiva ante situaciones de riesgo de desastres para mitigar el impacto de los mismos por medio de una labor educativa, que forme ciudadanos conscientes y con responsabilidad social.

Ante estas situaciones adversas ocasionadas por estos fenómenos naturales, es necesario que se hagan análisis de riesgo, amenazas, vulnerabilidad y desastres, y se establezca una planificación estratégica de gestión de riesgos que sea ejecutada a corto, mediano y largo plazo. Comúnmente escuchamos que estos términos se usan de forma indiscriminada o como sinónimos, pero que en realidad son diferentes conceptualmente y por tanto es importante tratar de aclararlos y comprenderlos.

Por riesgo, se entiende como la probabilidad de pérdidas o daños esperados en las personas, los bienes y el ambiente, ocasionados por un evento natural o causado por el ser humano. La existencia del riesgo está asociada a las amenazas y a la vulnerabilidad, como por ejemplo una lluvia fuerte y prolongada, se convierte en una amenaza y una casa mal construida asentada en zona inadecuada en vulnerabilidad. Al faltar cualquiera de esas dos variables, es posible reducir o desaparecer el riesgo. Es decir, que aun existiendo la amenaza de lluvia, pero siempre y cuando la casa esté bien construida y en zona adecuada no se producirá riesgo alguno o por el contrario existe la vulnerabilidad de una casa mal construida, pero no hay amenaza de lluvia, tampoco habrá riesgo.

Implica que los riesgos, también se incrementan con la exposición de la expansión poblacional y desarrollo de sus actividades en zonas en donde existen amenazas.

Por tanto los riesgos no existen por sí solos y alejados del ser humano, por lo que son una construcción de la sociedad al contribuir en la creación de contextos y entornos de riesgo. Erróneamente se dice que hay que asumir riesgos, que muchos riesgos son positivos, que los riesgos son los daños en sí, que riesgo es sinónimo de desastre y amenaza.

Por el contrario la amenaza, es el factor externo de riesgo o probabilidad de que un fenómeno peligroso se produzca. Las amenazas pueden ser de origen natural (sismos, huracanes, tormentas tropicales, sequías, etc.) y antrópicas (deforestación, incendios, desechos sólidos y derrame de químicos, explosiones, etc.). La vulnerabilidad es el nivel de exposición de una comunidad, sus habitantes, propiedades o su ecosistema, a sufrir daño cuando está sometida a una amenaza. Las amenazas por sí mismas no provocan ni riesgos ni desastres, sino que tienen que estar asociadas a la vulnerabilidad. Tradicionalmente y de forma equivocada se usa como que significarán lo mismo el término amenaza y vulnerabilidad.

Dicho de otra manera, la vulnerabilidad es la susceptibilidad o fragilidad física, técnica, económica, social, ambiental, institucional, política y cultural que tiene una población de ser afectada o de sufrir efectos adversos en caso de que un evento físico peligroso se presente. La vulnerabilidad siempre es una variable sumamente compleja, en la cual la pobreza juega un papel importante, pero no necesariamente dominante. La vulnerabilidad no puede considerarse sinónimo de pobreza, puesto que esta se refiere a necesidades insatisfechas y la vulnerabilidad es la falta de capacidad de defenderse y superar una crisis. Sin embargo, la pobreza aumenta el riesgo de desastre.

En el caso de algunas ciudades de Honduras, se ha acrecentado su vulnerabilidad por el hecho de estar asentadas en zonas de alta amenaza, inadecuado uso y ocupación suelo, malas obras de infraestructura de vial, viviendas y edificios, falta de obras técnicas de mitigación y falta de respuesta preventiva e institucional.

La vulnerabilidad disminuirá en la medida en que las personas, comunidades o instituciones incrementen sus capacidades, entendidas estas como la combinación de las fortalezas, atributos, conocimientos y recursos. La combinación de amenaza, vulnerabilidad y riesgos, conlleva a desastres antrópicos, mal llamados “desastres naturales”, porque los naturales son los fenómenos que los causan. Es por esto que desastre es el conjunto de daños y pérdidas que ocurren a consecuencia del impacto de una amenaza o peligro, sobre una unidad social con determinadas condiciones de vulnerabilidad. Son situaciones o contextos de pérdidas y daños de diversos tipos.

Por todo esto, es necesario tomar decisiones orientadas a la reducción de desastres a través de la realización de una serie ilimitada de acciones que permitan de manera sustentable mantener un equilibrio entre el ritmo de desarrollo adecuado a las necesidades de las poblaciones actuales, sin que esto comprometa la posibilidad de satisfacer las necesidades de futuras generaciones con la ayuda de una gestión de riesgos, que comprende el establecimiento de acciones y la administración de políticas, estrategias, técnicas y desarrollo de capacidades, con el fin de reducir el impacto de los fenómenos peligrosos ya sean de tipo natural o de autoría humana. Mediante la gestión de riesgos, se pueden desarrollar acciones integrales para determinar los riesgos, intervenirlos para modificarlos, disminuirlos, eliminarlos o lograr la preparación pertinente para responder ante los daños de un determinado fenómeno adverso.

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