Ángela Marieta Sosa
Los derechos humanos tienen que ver con todos y están en todo, y en relación con la mujer, ni se diga, cuenta la historia, que la Declaración Mundial de los Derechos Humanos, proclamada por las Naciones Unidas en 1948 sumada a 112 países que en esos años ya permitían a las mujeres depositar su voto en las urnas, fue decisiva para impulsar en Honduras el decreto presidencial #29, emitido por la administración de Julio Lozano Díaz, que permitió a las mujeres ejercer el sufragio, coronándose tal hecho como la victoria de “las mujeres sufragistas hondureñas”.
Desde entonces el Día de la Mujer Hondureña se celebra cada 25 de enero. No es una fecha escogida al azar, ya que ese mismo día, pero en 1955, las hondureñas protagonizaron la conquista política histórica que sería la piedra angular para la participación de la mujer en asuntos políticos de la nación, tan importante fue y es, que actualmente nos gobierna una mujer.
Las razones para celebrar son pasadas y presentes, así el derecho al voto por suerte no ha sido su único logro. En los últimos años, los gobiernos han realizado bastantes avances políticos y legislativos relacionados con los derechos de la mujer y la igualdad de género.
Algunos de los principales avances son: la Ley de Igualdad de Oportunidades de la Mujer, la Ley de Igualdad Salarial, La Ley de Lucha contra la Violencia Doméstica, Cupos electorales para aumentar la participación política de las mujeres, Tipificación del femicidio como delito, política y el Plan Nacional de Acción contra la Explotación Sexual Comercial y la Trata de Personas (2016 – 2022). ayudaenacción.org
Sin embargo, la brecha que separa la garantía de la ley y la práctica sigue siendo grande y constituye un desafío enorme para todos los gobiernos responsables en cuanto al respeto y protección de los derechos humanos reconocidos en favor de la mujer hondureña. Por ejemplo, según datos del Sistema Nacional de Emergencia 911, entre enero y octubre de 2021 en Honduras se reportaron 38,988 denuncias de violencia doméstica y 51,053 de violencia intrafamiliar; asimismo según publicación del Centro de Derechos de la Mujer (CDM) al finalizar el mes de agosto de 2022 el SNE (911) registró 31,810 denuncias de violencia doméstica y 50,351 denuncias de maltrato familiar, antes conocido como violencia intrafamiliar. https://derechosdelamujer.org/project/2022/ ; ello sin contar con la elevación de feminicidios y secuestros de mujeres que aún están desaparecidas.
La debilitación sistemática de la democracia y el Estado de derecho no permite el avance en cuanto a la realización de los derechos reconocidos a las mujeres, la libertad individual y la propiedad privada de la mujer lo cual incluye entre sus posesiones, su mismo cuerpo y su integridad personal, está claramente amenazada por un sistema inseguro tendiente agravarse. Contrario a ello, en una democracia sólida y fuerte, en la que prevalece la libertad individual, la garantía de derechos humanos para la mujer se eleva y proliferan los programas de apoyo para mujeres especialmente vulnerables y en riesgo social.
Aquellas mujeres de antes (Emma Bonilla, Visitación Padilla, Argentina Díaz Lozano y Carlota Valladares) que encabezaron históricas manifestaciones pacíficas por el derecho al voto de las mujeres, abrieron el camino para las mujeres que hoy tienen la responsabilidad política de hacer cambios en el país, por respeto a ese esfuerzo y al costo que asumieron pagar, hoy las mujeres en la política, son responsables de asumir papeles protagónicos, en los cuales demuestren su capacidad, su alta competencia y su calidad humana para incluir y apoyar verdaderamente a sus congéneres.
Especialista en derechos humanos
