BARLOVENTO: Estabilidad energética y otros factores

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26 de enero de 2023
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12:03 am
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BARLOVENTO: Estabilidad energética y otros factores

Por: Segisfredo Infante

La semana pasada, es decir, entre el martes y el miércoles, las bolsas de valores parecieron mejorar en Europa y en Japón, y en otros países asiáticos. En España se realizó una “Feria Internacional de Turismo”. Y en Argentina y El Salvador, pese a sus problemas económicos y financieros, han estado trabajando en dirección a levantar sus perfiles turísticos, en tanto que este rubro es un imán captador de divisas. Los costarricenses, desde hace varios quinquenios, montaron plataformas atractivas para que los pensionados estadounidenses y probablemente europeos se instalen a vivir largas temporadas en el pequeño país centroamericano, con bosques protegidos y buenas bibliotecas. Tal cosa es posible porque en las sociedades señaladas se reduce la violencia y se protege la vida de los visitantes. También hay luz eléctrica las veinticuatro horas del día.

Desde cualquier ángulo que se aborde una temática “equis”, aflora de inmediato lo de la “matriz energética”, como fenómeno que se coloca sobre la mesa de debates en los grandes foros internacionales, con mayor énfasis desde el año pasado, buscando diversas soluciones reales e hipotéticas. Siempre he sostenido en mis artículos que las economías nacionales y mundiales se sostienen, por ahora, sobre las industrias pesadas o de base, que facilitan la sobrevivencia humana, la cual muy poco tiene que ver con aquel ramo de la robótica que pretende sustituir o eliminar al ser humano en general y al sujeto fotopensante en particular. Tales economías conectan con la producción de alimentos agroindustriales; con barcos de profundo calado; con trenes modernos; con los aviones que diariamente transportan personas y mercancías; con la construcción de escuelas, colegios, universidades, fábricas y sistemas sanitarios. Pero, en nuestros días hipermodernos (por muy atrasada que esté una sociedad), se requiere ante todo, y por sobre todo, producción de energía eléctrica, que es la que mueve lo demás, incluyendo al agua potable, la cocina doméstica y a los gasoductos. Hay que hacer constar que las variables para producir tal energía son muchas, entre ellas las represas hidroeléctricas.

Todos sabemos que Honduras es un país atrasado; con altos índices de violencia y de pobreza; severos problemas agroalimentarios y hospitalarios; con un desequilibrio casi permanente de la balanza comercial, es decir, con bajas exportaciones y, en consecuencia, con muchos desempleados que se ven en circunstancia de emigrar. Pero en la base de tal problemática encontramos el injusto “ordenamiento territorial” y los recurrentes apagones de luz en casi toda la rosa geográfica nacional. A la problemática se suma la baja productividad y competitividad agropecuaria; los pésimos caminos y carreteras; y las altas tarifas de luz eléctrica que afectan en forma directa a la incongruente clase media y a los pequeños y medianos productores y “micronegociantes”.

La base productiva agroalimentaria y agroexportadora de Honduras necesita con urgencia la estabilidad energética. Los constantes apagones en las zonas semirrurales obstaculizan la producción masiva de huevos, carnes rojas, tilapias, productos lácteos y la movilización de la caficultura, el maíz, el arroz y los frijoles. Pero los más afectados, según un buen amigo microproductor, son aquellos que intentan, a todo trance, diversificar y volver científica la agricultura hondureña. Es más, los productos de exportación se arruinan por los constantes apagones y las tomas de carreteras. Y, por si fuera poco, hoy en día es harto difícil encontrar mano de obra juvenil disponible en las zonas rurales, por causa de la impactante explosión migratoria. Debo confesar que estos problemas, estructurales y coyunturales, los he abordado en múltiples artículos en los últimos treinta años de periodismo de opinión permanente, contra nadie en particular, sino como resultado de la percepción y experimentación de las tremendas necesidades de nuestra amada nación periférica que pareciera (solo pareciera) que nunca va a modernizarse en forma integral, pese a los esfuerzos reiterados de unos pocos. Empero, nunca extraviamos el farol luminoso de la “Esperanza”, sobre la cual han escrito autores pluralistas a lo largo y ancho de los siglos, incluyendo al filósofo marxista, inteligente y moderado, Ernst Bloch, a quien he citado tantas veces en el curso de las décadas.

El año pasado volví a escribir sobre el tema de las represas hidroeléctricas en Honduras, cuya necesidad, en las actuales circunstancias, es imperativa, con el objeto de sostener la base económica del país y controlar un poco los desórdenes climáticos tan recurrentes en estos últimos años. Es más, tuve el atrevimiento de citar la propuesta de V.I. Lenin que, “electrificación más soviets es igual a socialismo”. También he citado a Michael Porter y a Jeffrey Sachs, para el capítulo de los “clústeres” económicos indispensables y la reducción real de la pobreza mayoritaria.

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