CONTRACORRIENTE: Retroceso democrático

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27 de enero de 2023
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12:03 am
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CONTRACORRIENTE: Retroceso democrático

Por: Juan Ramón Martínez

Nos cuesta aceptarlo. La verdad se impone. Desde hace un año, estamos sometidos a un proceso de destrucción institucional que apunta a la dictadura monolítica. Encaminada a integrarse en el grupo de los países más atrasados del continente. Y cuyo modelo autoritario, sigue la bandera de un socialismo fracasado en Cuba y Venezuela. En una actitud suicida, el gobierno de Libre, ha optado por el modelo de los revolucionarios incompetentes, -los arquitectos del atraso, la miseria y la subordinación de la ciudadanía hacia el gobierno-, convertido en el centro de la vida política, económica y social de Honduras. Los que no creíamos que Libre nos llevaría hacia la dictadura, el discurso antihondureño de Xiomara Castro -que se ha quitado la máscara de “mujer dominada”, para confirmar que forma parte de la conspiración antihondureña -confirma que quieren destruir la democracia y quitarnos la libertad. Ahora no hay duda. Los Zelaya tienen en marcha un plan para empujar al país hacia el abismo, montando una dictadura y rompiendo sus relaciones con el mundo democrático. Anticipando la supresión de la libertad ciudadana, la eliminación de la oportunidad que la iniciativa de los particulares sea quien produzca empleo y genere bienes y servicios para los mercados internos y externos. Ocupando su lugar, un gobierno que vía la planificación centralizada nos convierta a todos, en sus siervos y esclavos. Después, la supresión de los partidos democráticos, para que su lugar lo ocupe el partido único que en este momento es el arma de los Zelaya. Y al final, perder la capacidad donde vivir.

Creíamos que rectificarían. Tanto porque los regímenes “modelos” de los gobernantes de Libre -Cuba y, Venezuela- son un estridente fracaso, cuya mayor indicación es la pobreza de sus pueblos, y la fuga de sus ciudadanos hacia otros países, como porque el mundo democrático tiene mayor fuerza actualmente. Pero no. Honduras ha decidido -sin que seamos consultados- seguir un camino suicida, en el cual solo encontraremos pobreza, inmigración violenta hacia los Estados Unidos y Centroamérica, especialmente.

Honduras no debe volver a la dictadura. No hemos nacido para ser esclavos. Ni a la derecha distante e irrespetuosos; y, menos a una izquierda encabezada por una familia de “burgueses” rurales incompetentes, sin compromiso con los que sufren, les debemos permitir la destrucción del país. El camino que intenta Castro y sus manipuladores, es equivocado y mortal. Las condiciones objetivas internacionales, no están dadas para permitir en Centroamérica una nueva Cuba; y menos una edición plagiada de Venezuela. Lo que cabe es perfeccionar el modelo liberal y democrático, fortaleciendo el Congreso Nacional que debe legalizar su junta directiva y operar democráticamente, en la representación popular. Además, hay que mejorar la operación del Poder Ejecutivo que bajo el “mando” de Castro, ha mostrado la más alta incompetencia que se tiene memoria en la historia. Con un control constante y por supuesto, dejar de creer que el problema de la justicia, se resuelve entregando la Corte Suprema de Justicia a un partido de dudoso compromiso democrático, sino que en la reforma total del sistema judicial. Tal cosa, supone evitar que Libre domine la Corte Suprema Y encuadrar a la sociedad en una estrategia de fortalecimiento del Estado de derecho, mejorando la seguridad ciudadana; y, animando los cambios culturales que hagan que asumamos, todos, las responsabilidades correspondientes. Urgimos de un nuevo liderazgo político, de forma que los caudillos derechistas del liberalismo y el Partido Nacional, permitan espacio a nuevos líderes, para que, reencontrados con los electores, les den, mediante un vigoroso discurso, esperanzas al pueblo para que vuelva a creer en el futuro.

Hay que distanciar a los líderes democráticos que, equivocadamente, creen que Libre es un fenómeno pasajero que se puede detener en las urnas. No hay que pactar con ellos. Es un suicidio para líderes y partidos; y, un peligro para todos. Los cubanos y los venezolanos que lo hicieron, tuvieron que pagar con sus vidas. Hay que recuperar el sentido común. Entender que Libre y sus seguidores constituyen un peligro absoluto. Por ello, es urgente recuperar la dirección del Congreso, para que, si fuera el caso, desde allí, detener las pretensiones autoritarias de un gobierno que, en vez de darnos la paz, la tranquilidad y la seguridad, nos quiere embrocar en la dictadura y en la destrucción de Honduras.

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