¡Médicos por vocación!

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29 de enero de 2023
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12:02 am
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¡Médicos por vocación!

A la memoria de Julio Ernesto Alvarado (Q.D.D.G.)

Por: Elsa de Ramírez

“…no llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos”

El tema de hoy va dedicado a los discípulos de Hipócrates (“…médico griego nacido en la isla de Cos, Grecia, en el año 460 a. C., fue visto como el médico más grande de todos los tiempos y basó su práctica médica en la observación y el estudio del cuerpo humano”.

“No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos” fue la base del juramento que Hipócrates les hizo hacer a sus discípulos, que llevarían a lo largo del mundo la medicina. A más de dos milenios, la concepción del griego continúa siendo la base de la ética médica a nivel global”.

Los médicos son un gremio sumamente calificado e influyente a nivel mundial porque quiérase que sí o que no, la ciencia médica ha tenido un avance extraordinario, sobre todo en el pasado siglo en el que los científicos sorprendieron al mundo con grandes descubrimientos a nuevas patologías que agobiaban a la humanidad entera, y es que, hubo una especie de competencia entre Europa, Asia y América por alcanzar el privilegio de un primer lugar.

Sin embargo, existen todavía enfermedades que no se ha descubierto la fórmula para eliminarlas como el cáncer y la diabetes; empero, los grandes laboratorios del planeta con sus más connotados ejecutivos trabajan día y noche buscando el antídoto para tan terribles y devastadoras enfermedades.

Pero, la población mundial crece aceleradamente todos los días a pesar de las epidemias, pestes, pandemias, etc., y la Organización Mundial de la Salud por sus siglas OMS constantemente publica el aparecimiento de otros gérmenes, virus y bacterias que también contribuyen a la complicación de la salud humana, verbigracia la viruela símica y el rebrote de la terrible COVID-19.

Volviendo al tema que nos ocupa, existe un premio que es bastante halagador, materialmente hablando, pero que en el fondo consagra mucho más el talento de quienes tienen la fortuna de adquirir semejante galardón, que no es más que el premio nobel que desde hace más de un siglo se viene adjudicando a las mujeres y hombres que han consagrado su existencia al auténtico y legítimo servicio de sus congéneres.

En Honduras desde que se fundó la Facultad de Ciencias Médicas han ido descollando sobresalientes figuras que con su contribución científica han destacado el nombre de nuestro país a nivel mundial, y eso es bueno porque continúan apareciendo prospectos que nos acercan mucho al anhelado premio de ciencia.

Guatemala, ha tenido la suerte de darle al mundo dos genios: Miguel Ángel Asturias con el nobel de literatura y Roberta Menchú con el de la Paz. Costa Rica, también, saboreó esta excelsa y magnífica experiencia del nobel al expresidente Oscar Arias Sánchez.

Nuestra querida patria ha presentado varios candidatos en diferentes áreas para optar al preciado galardón y han estado muy cerca de adquirirlo por lo que no es remoto que en el presente decenio obtengamos alguno de esa anhelada presea.

Todo lo anterior viene a cuentas porque aquí, este colectivo se ha tornado sumamente beligerante e influyente y es que tiene que ser así, pues para llegar a ostentar el título de médico se requiere mucho esfuerzo, compasión, dedicación, abnegación, vocación de servicio y comprobado espíritu de solidaridad.

Con su tradicional uniforme blanco representando la pureza y la elegancia; son héroes y heroínas de nuestro país que portan la licencia para ejercer esta noble profesión, que compagina con la actitud de quienes nacieron para servir a quienes buscan de su atención para recuperar la salud perdida. Los pacientes.

Por otro lado, hacemos énfasis en el juramento hipocrático escrito como un lineamiento de ética médica, juramento de respeto para aquellos que impartieron su conocimiento sobre la medicina y para los pacientes, así como la promesa de tratarlos con el mejor conocimiento, devoción y alegría. Lo proclaman quienes tienen el privilegio de recibir el título que los acredita como tales.

Lamentablemente, hay algunas personas que equivocaron el camino y no importándoles el sacrificio y el esfuerzo, insistieron y lograron su objetivo con resultados decepcionantes, ya que en la práctica sencillamente han fracasado y lo peor es que algunos hospitales o centros de salud públicos y privados les han abierto sus puertas dizque para ejercer exitosamente tan noble actividad. Por lo tanto, ser médico es un apostolado en el que debe primar además de la capacidad científica mucho humanismo y solidaridad, aspectos en los que desafortunadamente están fallando muchos de los nuevos profesionales en esta noble carrera.

Por experiencia propia me atrevo a denunciar lo ocurrido en varias oportunidades en perjuicio de familiares y amigos que han sido víctimas de la avaricia y deshumanización de algunos galenos a los que la voz popular llama “matasanos” porque se han enamorado más del dinero que del ejercicio ético no haciendo honor al sagrado juramento de Hipócrates.

Hay que reconocerlo, existen, felizmente, muchísimos galenos a quienes hay que rendirles todo el reconocimiento, admiración y gratitud a que se hacen acreedores por ese elevado espíritu altruista, humanitario y filantrópico de que hacen gala, habiendo llegado a obtener el valioso título de doctores en medicina y cirugía, por vocación.

Y concluyo, con uno de los pensamientos de Florence Nightingale “La observación indica cómo está el paciente; la reflexión qué hay que hacer; la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar”.

 

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