Lucem et Sensu: El 2022 de Honduras

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30 de enero de 2023
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12:03 am
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Lucem et Sensu: El 2022 de Honduras

Por: Julio Raudales*

Se acaba enero, pero el 2022 se resiste a terminar. Lastrada todavía por las mortales heridas que le dejaran doce años de injuria política, de robo descarado y burlas ofensivas a la inteligencia y dignidad, la gente en Honduras no pierde la esperanza de que el cambio anunciado por doña Xiomara aquel 27 de enero, haga renacer las desfallecidas esperanzas.

Ha sido un año largo. No nació con el campanazo de las doce de la noche del primero de enero como todos. El 2022 inició dos meses y medio antes, fue prematuro, “sietillo” como decía mi abuelita, con la premonición de que algo especial sucedería.

El 2022 nació en Honduras el mediodía del 13 de octubre del año anterior, cuando de forma sorpresiva para propios y extraños, el “Señor de la Televisión” anunció su alianza con el principal partido de la oposición. Su decisión habría de cambiar el devenir de todos menos el suyo. Los nacionalistas comprendieron que se irían, los liberales se alzaron en desbandada y para la militancia de Libre los días empezaron a tener sabor a miel.

Luego vino el triunfo de noviembre, la alegría decembrina, las expectativas siempre fallidas con un gabinete que de antemano sabemos, no será el que la gente espera y aquel enero disruptivo, jacarandoso, que nos obligó a presenciar puñetazos, insultos y despechos en el hemiciclo; la llegada tardía de Kamala al estrado y, por fin, el inicio del primer ciclo gubernamental encabezado por una mujer.

De casi todo lo que la Presidenta dijo en su discurso inaugural se han tomado medidas. No puede desconocerse que ha habido esfuerzos: se derogó la ley de las ZEDE, la de empleo por hora, la de secretos; se eliminaron los fideicomisos y se le puso manos al sector eléctrico. Además, se fijaron precios, se impusieron subsidios a los combustibles y al consumo de energía, se tomaron medidas de control en barrios y colonias para dar seguridad.

Se declaró emergencia fiscal, el gobierno, además, se recetó un presupuesto histórico, se obtuvo tres préstamos del Banco Central -una costumbre olvidada desde hacía más de 30 años- para paliar la enorme zanja del gasto público. También se mantuvo una política monetaria laxa, con tasas de interés muy bajas y una liquidez elevada, todo con el fin de evitar que la actividad económica se ralentice.

Digamos que, en suma, se han hecho importantes intentos para resolver los problemas más ingentes que aquejan, sobre todo a los pobres. La pregunta obligada es, sin duda: ¿son dichas ejecutorias las que revertirán estos problemas? ¿Vamos en realidad por el camino correcto? Vamos a ver:

Pese a que es válido que se haya eliminado una ley que a todas luces vulnera la soberanía y abría paso a oscuros arreglos para beneficiar a los funcionarios de la administración anterior, es evidente que la derogación de las ZEDE era inviable sin un arreglo previo con los inversionistas foráneos que ya habían puesto su dinero. Lo más probable es que el Estado tenga que enfrentar litigios internacionales innecesarios y caros, además de una probable campaña de desprestigio a la inversión que nos hará más mal que bien.

Luego viene el tema de la ley de empleo por hora: está comprobado que, en economía, lo fundamental es crear alternativas. Ningún país prospera cerrando los espacios de interacción a su gente, quienes a diario huyen hacia el norte, no van allá en busca de beneficios sociales ni garantías laborales. Buscan trabajo y lo encuentran por hora. Negar esa posibilidad aquí, solo garantiza la continuidad de la migración y la imposibilidad de salir avante.

Y así discurre este 2022 que aún no acaba, con una inflación que, seguramente continuará al alza si la política monetaria no se complementa bien con la fiscal y el gasto público exacerbado le sigue quitando espacio e iniciativa a los emprendedores, si no se dan señales e incentivos para alentar a la gente a luchar aquí y no seguir huyendo.

Acabará pronto sí, cuando por fin los diputados culminen con la incertidumbre y nombren a los quince magistrados. ¡Quiera Dios que no deseemos que el 2023 no empiece!

*Economista y sociólogo, vicerrector de la UNAH.

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