LETRAS LIBERTARIAS: Aún tenemos chance

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11 de febrero de 2023
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12:03 am
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LETRAS LIBERTARIAS: Aún tenemos chance

Esperanza para los hondureños

Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

La obra de Ray Dalio, “Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial”, editado el año pasado, debería ser leído obligadamente por políticos, intelectuales y académicos, para entender los procesos económicos y sociales que han conducido a los países a ser exitosos o fracasados.

Dalio es un multimillonario, no un académico ni un escritor consumado que vive de sus publicaciones; de hecho, no ha escrito más de dos obras. Irónicamente es un inversionista experto, que conoce al dedillo el teje y maneje bursátil de Wall Street, lo que le permite ver las cosas con pragmatismo, sin el cientificismo típico de los académicos ni el apasionamiento de los ideólogos partidistas.

Valiéndose de programas especializados y software de avanzada, Dalio y su equipo de asesores, compararon el comportamiento de los ciclos del crédito y del dinero, y su impacto a largo plazo en varios imperios, entre ellos, el holandés, el inglés, el ruso, el de la China dinástica y la actual, así como el auge económico y la crisis de su país, los Estados Unidos. Lo que le sorprendió al autor y a su equipo, es que existen patrones comunes de causa-efecto en uno y otro imperio que le permitió enunciar lo que él llama el Gran Ciclo de las naciones, algo así como la tesis expuesta por Osvald Spengler en “La decadencia de occidente” en 1923.

El Gran Ciclo de Dalio muestra que toda civilización pasa por un periodo de auge económico, seguido por una etapa de derroche, hasta que, finalmente, comienza a decaer. Lo que llama poderosamente la atención de la obra, es que el autor advierte que antes de alcanzar la prosperidad económica, existe un periodo previo de conflictos sociales, guerras civiles o revoluciones, donde las economías quedan maltrechas y rezagadas, por lo que se hace necesario la intervención de líderes inteligentes -Consolidadores como el autor les llama- que, en lugar de reprimir a sus oponentes vencidos, los integra en un plan de reordenamiento, propiciando un ambiente ubérrimo de innovaciones, de ideas refrescantes y de inventiva tecnológica que propulsan el bienestar general. Churchill, Konrad Adenauer y Deng Xiaoping, son los ejemplos clásicos.

No existen sociedades donde no se generen “las pugnas por crear, construir y distribuir la riqueza y el poder”, advierte de entrada el autor. Pero la intervención de los líderes con visión estratégica genera un clima de paz, de justicia social. Si los liderazgos, por el contrario, propician las hostilidades y el desorden institucional, irremediablemente vendrán tiempos dolorosos para las mayorías.

Además de ello, cuando los gobiernos abusan de la deuda, de la emisión del dinero sin respaldo, a largo plazo se generan las inevitables “burbujas financieras”, sobreviniendo el colapso económico que conduce a los países a enfrentar tiempos difíciles, de injusticias, de inequidades y de miseria. Es entonces, cuando aparecen los habituales populistas de izquierdas y de derechas, que aseguran tener la solución de los males en sus manos.

Lo de Dalio no es ningún recetario, ni nada es nuevo, salvo el hecho de las analogías que se suceden a través del tiempo. En el caso de países como Honduras, si uno se fija bien en los detalles de la obra, hay en ella características aplicables a nuestra realidad, y en gran medida. Y uno no puede dejar de pensar que este momento es crucial para el futuro del país, donde las pugnas por el poder se anteponen al ordenamiento de una sociedad próspera, enfilada hacia el esplendor económico. En lugar de ello, lo que tenemos es una alarmante lucha de poderes entre el mercantilismo tradicional, y las nada novedosas propuestas de un colectivismo estatista.

A pesar de todo, esta es la gran oportunidad para el surgimiento de los liderazgos consolidadores a los que hace alusión Ray Dalio; el gran chance para apuntalar nuestra economía hacia mejores derroteros; tarea que pudimos haber hecho después de los conflictos del pasado reciente. Pero nunca es tarde para ello. “Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial”, así lo demuestra.

 

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