Mientras tanto, en Ucrania

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13 de febrero de 2023
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12:05 am
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Mientras tanto, en Ucrania

Por: Otto Martín Wolf

Este mes se cumple un año de la invasión de Rusia a Ucrania.

El pretexto que dieron los invasores fue que iban a “desnazificar” el país.

Los rusos creyeron que todo iba a ser un picnic, no tenían idea de que se encontrarían con un pueblo dispuesto a defender y morir por su país.

Todavía no existe una buena explicación ni nada que justifique la agresión.

Los rusos le dijeron al mundo que Ucrania estaba dominada por un régimen nazi, olvidando que el presidente de ese país es judío, como gran parte de su población.

Qué busca Putin en Ucrania?

Es muy difícil entrar en la mente de alguien, así que solo podemos emitir conjeturas.

Putin tiene más de 20 años de estar en el poder en Rusia, con un zigzagueo entre las posiciones de primer ministro y presidente.

Los enemigos políticos (y algunos de sus propios ayudantes) son encarcelados o cometen suicidios inexplicables. El hombre domina Rusia a sangre y fuego.

Llegando a la cima del poder, con riquezas personales que ninguno de los zares rusos pudo soñar, ya no tiene otras metas internas que alcanzar.

Entonces, como la mayoría de los megalómanos, vuelve la vista hacia afuera y decide dominar a sus vecinos, escogiendo como primera víctima a Ucrania, a la que unos años antes le había arrebatado la Península de Crimea por medio de un fraudulento referéndum.

La invasión de Ucrania, también, era una prueba de fuego para saber si la OTAN, organización político-militar formada, precisamente, para prevenir un posible expansionismo ruso.

Como se dice comúnmente, estaba probando las aguas.

Ucrania no pertenece a la OTAN, tiene una solicitud pendiente de aceptación, pero la mayoría de los países miembros condenó la invasión y le ha venido brindando toda clase de apoyo (hoy por ti, mañana por mí, dice el refrán).

Desde hace algunos meses Putin, al ver que el avance militar era detenido, que la rápida victoria no se produjo y que hasta ha sido obligado a retroceder en algunos frentes, ordenó bombardear y destruir objetivos civiles tales como plantas generadoras de energía, puentes y otras obras de infraestructura, con la intención de doblegar la voluntad de Ucrania.

No lo ha logrado, el pueblo ha resistido la destrucción, está cerca de salir del duro invierno y la cosa sigue igual.

El mundo, si bien ha acudido en ayuda de Ucrania, al menos el común de la gente, poco a poco va perdiendo interés, al haber otras noticias -buenas y malas- que distraen la atención de la gente.

El mundial de fútbol, el desplome de las criptomonedas, la eliminación de las restricciones por el c ovid-19 en China y hasta los pleitos de Shakira y Piqué, todo eso tiene el poder de atraer el pensamiento, alejándose de la tragedia que sufre Ucrania.

Pero no debemos olvidar que ahí, en Ucrania, posiblemente se está jugando el futuro de la humanidad.

Es posible que Putin, en su desesperación, ordene “un ataque nuclear controlado”, que puede conducir a una guerra atómica mundial.

Pero, digamos que eso no sucede, de todas maneras el expansionismo ruso, caso de tomar Ucrania, no se detendrá ahí.

Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y muchos otros, que ya estuvieron bajo su hegemonía mientras duró el régimen comunista, son bocadillos tentadores; si triunfa en Ucrania, si se sale con la suya, muy pronto tratará de “desnazificarlos” también.

Algo similar ocurrió hace más de setenta años, cuando Hitler tomó Checoslovaquia (las provincias de Bohemia y Moravia) y nadie hizo nada.

Fue entonces que decidió invadir Polonia, lo que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial.

Si lo hubieran detenido en Checoslovaquia quizá la cosa hubiera quedado ahí.

Esta vez, con el caso de Ucrania, el resto del mundo libre no pudo permitirlo y tomó acción de inmediato.

No están enviando armas y ayuda por amor al arte, son medidas preventivas similares a las que hubieran detenido a los nazis en Checoslovaquia.

Como dijo el presidente de los Estados Unidos de aquella época; si la casa del vecino se está quemando, préstale tu manguera.

Ucrania está en llamas, no lo olvidemos.

Pequeños como somos siempre hay algo que podamos hacer.

El fuego parece lejano, pero puede avanzar rápido sobre todo el planeta.

Lamentablemente nadie va a detener a Putin por las buenas o a base de diálogos, de haber sido esto posible jamás hubiera intentado la toma militar.

Los megalómanos (Hitler, Mussolini, Napoleón, Kadafi y muchos otros) solo entienden por la fuerza, solo a tiros y cañonazos se les puede mantener a raya.

Es conveniente recordar y citar al antiguo dictador soviético Joseph Stalin, uno de los más crueles de la historia rusa reciente: “El poder es una enfermedad que solo se cura con la muerte”.

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