Karma y darma

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15 de febrero de 2023
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12:43 am
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Karma y darma

Nery Alexis Gaitán

El libro de los libros, la Biblia, nos advierte de la ley de acción y consecuencia. Haremos algunas citas para ilustración de nuestros amables lectores: “Haz lo que quieras, pero recuerda que hasta de las palabras vanas darás cuenta a tu Creador”. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. La ley de causa y efecto o ley del karma y darma le da a cada quien lo que se merece.

El karma, propiamente dicho, es el castigo que nos aplica la ley divina, o sea Dios, por haber infringido su ley. Al pecar nos hacemos acreedores de un respectivo castigo. Los seres humanos hemos pecado tanto, y nos hemos apartado ingratamente de Dios y su ley, que en la actualidad estamos llenos de karma; y por eso sufrimos tragedias, dolor, enfermedades.

Existen diferentes tipos de karma: el karma personal, el que le acontece directamente a cada persona. El karma familiar que involucra a toda la familia. El karma regional o de país y el karma mundial. Todo está sujeto a la ley de causa y efecto; es bien sabido en filosofía que no existe causa sin efecto, ni efecto sin causa.

Las personas vivimos llenas de problemas, angustias, dolores, enfermedades y nunca nos preguntamos cuál será la causa de nuestros penares, solo nos lamentamos constantemente y le echamos la culpa a los demás. Si reflexionáramos sobre la calidad de nuestra vida, qué clase de personas somos, encontraríamos la respuesta a nuestras desventuras. “El karma es una medicina que se aplica para nuestro propio bien; desgraciadamente, las gentes en vez de inclinarse reverentes ante el eterno Dios viviente, protestan, blasfeman, se justifican a sí mismas, se disculpan neciamente y se lavan las manos como Pilatos. Con tales protestas no se modifica el karma; al contrario, se torna más duro y severo”.

Lo opuesto es el darma, que es el pago que nos concede la ley divina por el bien que hacemos. Cada vez que somos bondadosos, generosos, caritativos, serviciales con el prójimo, estamos obteniendo darma. El darma equilibra la vida hacia el bien.

Para aplicar la ley de acción y consecuencia, la ley divina se procesa mediante dos pilares fundamentales, la justicia y la misericordia en perfecto equilibrio. Ya que la justicia sin misericordia sería tiranía; y la misericordia sin justicia sería complacencia en el delito. Así, al juzgar, sentencia a cada quien según lo que se merece conforme a sus méritos y sus pecados.

Es importante saber que la ley divina cobra absolutamente todo lo malo que se hace. Nos manda la factura kármica sin retraso y cuando no hay bienes con qué pagar, o sea darma, se paga con dolor y sufrimiento.

Por el contrario, la ley divina también nos paga todo bien que hacemos. Entonces la balanza de la justicia se va equilibrando. Y esto es lo maravilloso, que al obtener darma, podemos en alguna medida ir pagando el karma, o sea todo el mal que hemos hecho. Aunque el karma se elimina radicalmente de dos maneras. La primera es ir eliminando los yoes de momento en momento, que son los culpables de nuestros errores. Y la segunda es en los mundos infiernos donde imperan los ayes y el crujir de dientes, y se paga con sufrimientos. Situación que no recomiendo a los amables lectores, por eso es urgente que eliminemos los yoes aquí y ahora.

Es importante reflexionar en dos aspectos. Primero, que el karma no se elimina con un acto de contrición o arrepentimiento, sino con arduo trabajo sobre nosotros mismos. Y el segundo, que podemos negociar con la ley divina nuestro karma, para ello es indispensable eliminar los yoes de momento en momento. No llenarse de más karma es primordial para efectuar cambios radicales en nuestra vida. De lo contrario, hay que tener muy claro que nos van a mandar la factura kármica más temprano que tarde.

Es indispensable hacer un alto en nuestras vidas y estar conscientes que debemos modificar los actos para nuestro propio bien. Hay que aprender a ser generosos, caritativos y, sobre todo, no hacerle daño a los demás de ninguna forma. Eliminar el karma y obtener darma es una urgencia para cambiar la calidad de nuestra existencia.

Práctica: Reflexionemos sobre la calidad de nuestros actos. Hagamos el bien; y en nuestro proceder cotidiano eliminemos la maldad en todas sus formas.

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