Figuración histórica de esforzados combatientes

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17 de febrero de 2023
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Figuración histórica de esforzados combatientes

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Óscar Armando Valladares

Colaborador del diario argentino La Nación, José Martí -el poeta y patriota cubano- aludió en mayo de 1883 al fallecimiento ese año de Karl Marx, el cual -dijo- “como se puso del lado de los débiles, merece honor… no fue solo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien. Él veía en todo lo que sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha”.

Cuando Martí tenía cinco años de haber muerto por la libertad de su patria, en el vientre de Vietnam se produjo el nacimiento de Ho Chi Minh (1890), político y poeta envuelto en el deber de “fundir los versos en acero/ y ser cada poeta un bravo combatiente”; fundador en 1930 del partido comunista de Indochina y, desde 1946, artífice de la guerra de liberación nacional emprendida contra la presencia imperialista francesa, cuyas tropas capitularon ante las fuerzas del Viet-Minh, en la localidad de Dien Bien Phu (1954). Se produjo luego la intervención militar norteamericana, con la que cuatro presidentes -Eisenhower, Kennedy, Jonhson, Nixon- intentaron doblegar el ímpetu del Ejército de Liberación Popular, cuyo accionar victorioso ocasionó en 1973 la firma del alto al fuego y la consiguiente retirada estadounidense. En 1975 el FLN conquistó Saigón y se logró al fin la reunificación del país en una sola nación: la República Socialista de Vietnam. Saigón tomó el nombre de ciudad Ho Chi Minh, en homenaje del líder comunista fallecido en 1969.

En Honduras, Froylán Turcios asumió faenas de orden cívico y liberatorio inmediatamente después de que el 19 de marzo de 1924 invadieran y tomaran la capital 200 “marines”, enviados por el imperio en las postrimerías del gobierno del general Rafael López Gutiérrez y cuando la patria de Morazán era acosada por otra guerra intestina. Al estampar su protesta airada en el Boletín de la defensa nacional -que dirigía- el poeta olanchano adujo, entre otras verdades: “Ningún centroamericano en que vibre la más insignificante emoción de patriotismo, podrá reconocer jamás el menor derecho al gobierno de los Estados Unidos para inmiscuirse en nuestros asuntos internos… somos nosotros, y solamente nosotros, los que debemos buscar el remedio a nuestros males de ambiente y de raza y no los extraños y los entrometidos”.

Ese año en que el valiente hondureño volvió por la dignidad de Honduras, concluyó su agitada existencia -el 21 de enero- Vladimir Ilich Ulianov, o más propiamente Nikolai Lenin. Exponente del partido bolchevique, asumió en 1917 la conducción en Rusia de la Revolución de Octubre, bajo las ideas de Marx y Federico Engels, con adición de las suyas (leninismo). En su memoria se denominó Leningrado a la vieja San Petersburgo, y su cuerpo embalsamado yace en un impresionante mausoleo moscovita. De su copiosa obra escrita, destacan: “Qué hacer”, “El imperialismo, etapa superior del capitalismo”, “El Estado y la revolución”, “La enfermedad infantil del comunismo”, “Materialismo y empiriocriticismo”, “La dictadura del proletariado”.

En otra ineluctable coincidencia, el 28 de octubre -siempre de 1924- nació en Estados Unidos James Francis Carney Hanley, quien al abrazar el servicio sacerdotal, asumir el nombre de Guadalupe y encariñarse con nuestros pobres adquirió -en El Progreso, Yoro- la ciudadanía hondureña. En sus memorias hizo esta confesión: “Tengo el gran deseo (que estoy convencido viene del Espíritu Santo) de meterme de lleno en la guerrilla… como ya soy cristiano, entiendo que solo hay un camino para la liberación de los oprimidos: la guerra popular revolucionaria”. Engrosó prontamente la columna rebelde que, al mando de José María Reyes Mata, se adentró en tierras olanchanas, parajes que en 1866 contemplaron la figura levantisca de Serapio Romero, alias Cinchonero. Tanto el padre Lupe como el doctor Reyes Mata fueron torturados y “desaparecidos” en 1983; de ello cúmplense 40 años. Augusto César Sandino y Ramón Oquelí Garay, vieron la luz del día en 1934. Antimperialistas ambos, dijo el general de hombres libres y héroe de las Segovias: “Podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrá mordido el polvo de mis agrestes montañas”. Refiriéndose al “abuso de poder que Washington ejerce sobre sus débiles compañeras de continente”, dijo Oquelí Garay: ¿“Hasta cuándo reaccionaremos conjuntamente para defendernos de quienes hacen gala de un poderío cada vez más insultante y criminal”? En resumen, plomo y pluma concertados por una causa común a lo largo de la historia.

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