¿TRISTES O DIVERTIDAS?

ZV
/
17 de febrero de 2023
/
12:30 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
¿TRISTES O DIVERTIDAS?

DECÍA Mark Twain: Nunca discutas con gente estúpida, te hará descender a su nivel y ahí te vencerá por experiencia” –un mensaje enviado por una buena amiga que luego pregunta: ¿Bueno y hay o no hay consenso? Ayer había –respondimos– pero aquí tienen la gran habilidad de deshacer en segundos lo que ha tardado armar noches y días enteros. De un amigo empresario: Hoy le llueven anécdotas de Agustín Lara. Al colectivo le sacó lágrimas y recuerdos, pero no era de amor por la asedada voz con que el Sisimite lo menciona; es por la letra de las rondas. Se refiere a estas líneas –alusivas al tercio o cuartos de rondas para elegir una Corte Suprema de Justicia que, de apegarse a la Constitución, debió elegirse el 25 de enero– de cierre del editorial: Hablando de rondas –salta el Sisimite– Agustín Lara cantaba: “Que las rondas, no son buenas, que hacen daño, causan penas, que se acaba, por llorar”. Otra parte de la letra lee: “Noche de ronda/ Qué triste pasa/ Qué triste cruza/ Por mi balcón/ Noche de ronda/ Cómo me hiere/ Cómo lastima/ Mi corazón./ Luna que se quiebra/ Sobre la tiniebla/ De mi soledad/A dónde vas”. (¿A dónde vayan? Quién sabe. Lo claro es que ya llevan varias rondas, de varias semanas pateando la lata, regando incertidumbre, cuando la gente y el país lo que ocupa y reclama es tranquilidad).

Como esta es película de suspenso, mientras llegamos al final de la función, pasamos a otro tema. La recién pasada semana el régimen nicaragüense liberó unos 200 presos políticos –entre ellos emblemáticas figuras opositoras– expatriándolos a los Estados Unidos. Tiempo atrás, varios intelectuales, temiendo ser capturados, se fueron a España. Entre ellos, con el peso de sus 73 años de edad, la poeta que medio siglo atrás –en la lucha contra el somocismo, junto a tantos otros protagonistas de la revolución sandinista– tuvo que salir huyendo a Costa Rica. Figura entre varios que han sido despojados de su nacionalidad por las autoridades, dizque por delitos de “traición a la patria”. (Qué placer produce en mentalidad autocrática, meter a ese feo costal todo lo que no congenia con su arbitrario capricho). Sin duda que quienes sufren vejámenes de una autoridad despótica han de sentir alivio al respirar aires distintos en el rincón distante que los acoge. Sin embargo, es un sabor agridulce, ya que no hay sosiego espiritual completo fuera de la tierra donde se nace. Una muestra de ello, estos versos “Despatriada”, que, con ese precioso don de hilvanar bellas palabras, poetiza ese lamento interno de tantas víctimas por la amada patria que obligadas dejan atrás: No tengo dónde vivir./ Escogí las palabras./ Allá quedan mis libros/ Mi casa. El jardín, sus colibríes/ Las palmeras enormes/ Las apodadas Bismarck/ Por su aspecto imponente./ No tengo dónde vivir./ Escogí las palabras./ Hablar por los que callan/ Entender esas rabias/ Que no tienen remedio./

Se cerraron las puertas/ Dejé los muebles blancos/ La terraza donde bailan volcanes a lo lejos/ El lago con su piel fosforescente/ La noche afuera y sus colorines trastocados/ Me fui con las palabras bajo el brazo/ Ellas son mi delito, mi pecado/ Ni Dios me haría tragármelas de nuevo./ Allí quedan mis perros Macondo y Caramelo/ Sus perfiles tan dulces/ Su amor desde las patas hasta el pelo./ Mi cama con el mosquitero/ Ese lugar donde cerrar los ojos/ E imaginar que el mundo cambia/ Y obedece mis deseos. No fue así. No fue así./ Mi futuro en la boca es lo que quiero/ Decir, decir el corazón, vomitar el asco y la ranura./ Queda mi ropa yerta en el ropero/ Mis zapatos mis paisajes del día y de la noche/ El sofá donde escribo/ Las ventanas./ Me fui con mis palabras a la calle/ Las abrazo, las escojo/ Soy libre/ Aunque no tenga nada./ (A propósito de rondas –Winston cree que otra sería la historia si los políticos tomaran de conducta este consejo que escuchó en algún lado: “Reconocer la equivocación y aprovecharla es un alarde que ronda la genialidad”. Lo último que supo el Sisimite –a la hora de cierre– fue que arreglo había para la elección de la CSJ, pero como así de tristes o divertidas son las cosas aquí, la traba era sobre quién los iba a juramentar. Aun así –Dios mediante– anoche pensaban elegir para amanecer hoy con nueva corte).

Más de Editorial
Lo Más Visto