“Un estado bueno es el que se somete al imperio de la ley y, el estado ideal se somete a la ley divina”

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19 de febrero de 2023
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12:43 am
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“Un estado bueno es el que se somete al imperio de la ley y, el estado ideal se somete a la ley divina”

Moisés ben Maimon.

Autor recopilador: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email: [email protected]

Danlí, El Paraíso. Hoy traemos a nuestros lectores un reportaje de contenido histórico de todos los tiempos y propio para la época que vivimos por el comportamiento humano que no ha cambiado a través de los siglos, bajo el punto de vida de Moisés ben Maimon, conocido como Maimonides, fue un judío sefardí considerado uno de los mayores estudiosos de la Torá en la época medieval. Conocido en el judaísmo, y por tanto en hebreo, por el acrónimo Rambam.

Maimonides era racionalista por temperamento. Como Filón, sus escritos exudan cautela, moderación y desconfianza frente al entusiasmo. Siempre trataba de evitar las riñas y sobre todo el odiunm theologicum. “Cuando los hombres me insultan, no me importa, y respondo cortésmente con palabras amistosas o guardo silencio. Era un poco vanidoso, pero no orgulloso: No afirmo que nunca cometa errores. Por el contrario, cuando descubro uno, o si otros me convencen de mi error, estoy dispuesto a cambiar lo que sea en mis escritos, en mis actitudes e incluso en mi carácter”.

Manases ben Israel.

En una carta famosa de respuesta a los comentarios acerca de su Mishna Torá realizados por estudiosos del sur de Francia, reconoce errores, asegura que ya ha incorporado algunas rectificaciones y que añadirá otras, e insiste en que ellos hacen bien en cuestionar su obra. No os humilléis. Tal vez no seáis mis maestros, pero sois mis iguales y amigos, y todas vuestras preguntas eran valiosas.

Por supuesto, era elitista. Dijo que prefería complacer a un hombre inteligente que a diez mil necios. Pero también era tolerante: pensaba que todos los hombres piadosos se salvarían, al margen de su fe. Era maravillosamente urbano, sereno y juicioso. Sobre todo, era hombre de ciencia, buscaba la verdad y confiaba en que al final esta prevalecería.

Judíos en la diáspora.

Maimonides, tenía una imagen clara de lo que sería la sociedad veraz y racional, y por lo tanto divina. No consistiría en la satisfacción física o material. La felicidad definitiva reside en la existencia inmortal del intelecto humano que contempla a Dios. En el último capítulo de la Mishna Torá describe la sociedad mesiánica: su dominio se asentará firmemente, y entonces los sabios serán libres para estudiar la ley y su sabiduría, y en esos tiempos no habrá hambre ni guerra, odio ni rivalidad, ni trabajos sobre la tierra, salvo para el conocimiento exclusivo del Señor. La garantía de la sociedad perfecta es la ley divina. Por definición, un Estado bueno es el que se somete al imperio de la ley; y el Estado ideal se somete a la ley divina.

Por supuesto, había que esperar a la llegada del Mesías, y Maimonides, científico cauto, era el hombre menos indicado para proponer visiones escatológicas. Pero entretanto, la ley podía promover la formación de sociedades buenas. En su Guía de los Perplejos, expone su visión marcadamente racionalista de la Torá: En conjunto, la ley apunta a dos cosas: el bienestar del alma y el bienestar del cuerpo. El primero consiste en el desarrollo del intelecto humano, el segundo, en el desarrollo de las relaciones políticas mutuas de los hombres.

Papa Pablo IV, endureció la persecución de los judíos.

La ley alcanza este propósito definiendo las opiniones verdaderas, que elevan el intelecto, y elaborando normas destinadas a regir el comportamiento humano. Ambos aspectos interactúan. Cuando más estable y pacífica es nuestra sociedad, más tiempo y energía tienen los hombres para mejorar su mente, de modo que a su vez disponen de la capacidad intelectual para impulsar nuevos progresos sociales. Y así continúa el proceso, un círculo virtuoso, en lugar del círculo vicioso de las sociedades carentes de ley.

Uno se siente tentado a conjeturar que Maimonides veía la llegada del Mesías, no como un hecho repentino, entre relámpagos y truenos, sino como resultado del perfeccionamiento progresivo y escasamente milagroso de la racionalidad humana. Por consiguiente, el mejor modo de perfeccionar la condición humana y en particular asegurar la supervivencia de la vanguardia judía era difundir el conocimiento de la ley, porque la ley representaba la razón y el progreso.

Gráfica histórica de Holocausto Judío II Guerra Mundial.

Maimonides era elitista, pero pensaba en una elite cada vez más amplia. Cada hombre podía ser un erudito de acuerdo con sus luces: Tal cosa no era imposible en una sociedad en la que los libros estaban muy presentes. Era un axioma judío: Uno debería vender todo lo que posee y comprar libros, pues como dicen los sabios: quien aumenta el número de sus libros, aumenta su saber.

Un hombre que prestaba sus libros, sobre todo a los pobres, ganaba mérito a los ojos de Dios. Si un hombre tiene dos hijos, uno a quien le desagrada prestar sus libros y otro que ansía hacerlo, debe dejar toda su biblioteca al segundo, aunque sea más joven, escribió Yehuda de Ratisbona, contemporáneo de Maimonides.

David ben Gurion, ex primer ministro de Israel (1948 y 1954).

El apologista judío Manases ben Israel, siguiendo el pensamiento de Moisés ben Maimon, a mediados del siglo XVII, mantuvo firme el racionalismo que ha caracterizado a los judíos: “Por lo tanto, puede verse que Dios no nos ha abandonado; pues si uno nos persigue, otro nos recibe amablemente y cortésmente; y si este príncipe nos trata mal, otro nos trata bien; si uno nos destierra de su país, otro nos invita con mil privilegios; como lo han hecho diferentes príncipes italianos. ¿Acaso no vemos que esas repúblicas que admiten a los israelitas en efecto florecen y acrecientan mucho el comercio?

Pese la persecución de los judíos en la diáspora de 2 mil años y el intento de extinguirlos de la faz de la tierra, todos los pueblos de la tierra donde estuvieron y pasaron fueron bendecidos en el cumplimiento de la promesa dada por Dios al patriarca Abraham en Génesis 12:2-3: Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las naciones de la tierra.

Nota: Moisés ben Maimon, nació en Córdova, España en 1138 (Wikipedia)

Fuente: Paul Johnson: Historia de los Judíos: Pág. 277-280 y 362.

David ben Gurion, ex primer ministro de Israel (1948 y 1954).
Golda Meir, ex primera ministra de Israel (1969-974).
Israel en la actualidad.
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