Cuentos chinos sobre globos chinos

ZV
/
20 de febrero de 2023
/
12:04 am
Síguenos

Por: Otto Martín Wolf

Pensémoslo bien, por primera vez en la historia de la humanidad dos súper potencias han tenido un enfrentamiento más allá de la altura de crucero a la que vuelan la mayoría de las aeronaves.

Normalmente un avión comercial lo hace a 12 mil metros, algunas naves militares un poco más alto.

Uno de los globos chinos recientemente derribado por los USA lo hacía a unos 20 mil metros (veinte kilómetros).

Fue allá arriba, donde solo ha llegado Tom Cruise así como algunos de los enemigos de James Bond, que los USA hizo volar en mil pedazos ese ingenio chino.

El portavoz del gobierno asiático se apresuró a declarar que se trataba de un globo de investigación científica, algo relacionado con el clima.

La lógica más elemental nos dice que si se hubiera tratado de un instrumento de espionaje jamás lo iban a reconocer, cierto?

Por otra parte, si en efecto era algo científico, sin fines de espionaje, qué problema había en notificar a todas las naciones que se podrían ver afectadas y asunto terminado?

No quiero darle una orientación política o militar a este comentario, todo lo escrito hasta ahorita tiene fines totalmente informativos, para aquellos que no están muy enterados.

Vamos ahora a lo que me ocupa, más relacionado con lo dicho en el primer párrafo.

El hombre tiene apenas un poco más de cien años de haber ejecutado el primer vuelo en un aparato más pesado que el aire.

Los hermanos Wright, en 1903, un 17 de octubre, lograron esa maravilla.

No más de sesenta y pico de años después ya habíamos puesto un pie en la Luna y los vuelos comerciales transatlánticos o intercontinentales eran cosa rutinaria, como lo son ahora.

Van a disculparme, cuando hablo de temas como ese lo hago como miembro de la especie humana, así que tomo los logros de cualquier nación como propios (del ser humano).

Hay naves terrestres viajando más allá del sistema solar, en el espacio llamado interestelar (entre dos estrellas, dos sistemas solares) desde hace 40 años, también tenemos pequeños robots explorando Marte que incluyen un pequeño helicóptero que es controlado desde la Tierra.

El fabuloso telescopio Webb está instalado en el espacio, a millón y medio de kilómetros de distancia!

Y, desde aquí, se le dan órdenes y direcciones permanentemente y él nos envía el resultado de sus acciones.

Hace unos años la sonda Cassini nos dio una imagen muy detallada de varios planetas, especialmente de Saturno y sus anillos, antes de que fuera dirigida hacia su superficie donde terminó su misión.

Se ha descendido en Venus y prácticamente todo el sistema solar ha sido perfectamente cartografiado, fotografiado y medido y muchos de sus secretos han sido revelados.

Eso somos nosotros, la especie humana en su máxima expresión, cuando dedicamos talento, dinero y esfuerzo al conocimiento.

Lamentablemente también somos nosotros mismos (en la versión más baja) los que empleamos esos recursos para inmiscuirnos en la vida de otros países y estamos dispuestos a fajarnos a tiros y bombas en busca de la siempre anhelada supremacía mundial.

Parece increíble que con la lección histórica de todas las muertes provocadas por tantas y tantas guerras a lo largo de los tiempos, no hayamos aprendido la lección: independientemente de quién logre la victoria militar, las guerras no las gana nadie, las pierde siempre la humanidad.

Somos nosotros mismos, los seres humanos, los capaces de componer magníficas sinfonías, de pintar bellísimos cuadros y realizar esculturas maravillosas, los que edificamos las pirámides, los que hemos construido enormes ciudades y avanzado tanto en la ciencia con vacunas, transplantes de órganos y medicina para prolongar la vida, somos los mismos que empleamos el talento para mandar globos que investiguen dónde tienen nuestros “enemigos” ubicadas sus bombas para quizá poder destrozarlos primero, antes de que ellos nos aniquilen a nosotros.

Verdad que suena estúpido? Claro que sí, porque lo es.

Es realmente estúpido emplear recursos en esas guerritas de honor que bien pueden dar al trasto con nuestra civilización.

Se imagina lo que hubiera avanzado la humanidad de no haber habido guerras; cuántas muertes y cuántos recursos gastados inútilmente, solo para matarnos entre nosotros.

Chinos, rusos y gringos, así como nosotros -los inditos espectadores en ese reto de gigantes- pertenecemos todos a la especie humana.

No somos amarillos, negros, rojos o anaranjados, somos humanos o deberíamos serlo.

Es una lucha eterna entre poderosos para ver quién la tiene más grande y eso es estúpido.

ottomartinwolf2@gmail.com

Más de Columnistas
Lo Más Visto