¿Y EL HORMIGUERO?

MA
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22 de febrero de 2023
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12:25 am
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¿Y EL HORMIGUERO?

ESPACIO interactivo al colectivo: “Amén –una buena amiga–solo eso me nace decir después de ese hermoso tejido de pensamientos. Es un hilado hecho por quien no rompe, une”. Otra contribución: “Es conocida la anécdota de Winston Churchill tomando un taxi para dar una entrevista a la BBC de Londres. Al descender, le pide al taxista que lo espere unos minutos. El chofer, que no lo había reconocido, le contesta con entusiasmo: “No puedo esperarlo porque tengo que ir a casa a escuchar el discurso que Churchill va a dar por la radio”.  “Tras el momentáneo orgullo inicial, Churchill aplicó la prueba de fuego: Le entregó, en silencio, un billete de diez libras. Al ver la pequeña fortuna ofrecida, el taxista respondió: Esperaré el tiempo que sea, señor ¡y que Churchill se vaya al infierno!”. “El primer ministro inglés reflexionaría así al recordar el episodio: “Los principios han sido modificados por el dinero. Las naciones se han vendido por el dinero, el honor se ha vendido por el dinero. Los hermanos se venden por dinero y hasta las almas se venden por dinero… ¿Quién le dio tanto poder al dinero que hizo de los hombres sus esclavos?”. “¿Por qué no nos damos cuenta de que el amor al dinero está acabando con la dignidad del hombre?”. “El dinero podría comprar una cama, pero nunca el sueño”. “Una posición, pero no el respeto, puede comprar libros, pero no la inteligencia”. “Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero”.

Alusivo a la anécdota del editorial, la curiosidad de muchos fue ¿quién sacudió el jarro?: (Si recoges 100 hormigas negras y 100 hormigas rojas y las pones en un jarro de vidrio nada pasará. Pero si tomas el jarro, lo sacudes violentamente y lo dejas en la mesa, las hormigas comenzarán a matarse entre sí. Las rojas creen que las negras son las enemigas mientras que las negras creen que las rojas son las enemigas cuando el verdadero enemigo es la persona que sacudió el jarro”. “Lo mismo ocurre en la sociedad: hombres versus mujeres, izquierda vs. derecha, rico vs. pobre, fe vs. ciencia, joven vs. viejo, etc.”. “Antes de ponernos a pelear entre nosotros debemos preguntarnos, ¿quién sacudió el jarro?”). La reacción de un lector: “Agregaría: ¿Quién o quiénes lo están sacudiendo? Y ¿Para qué?”. Otro lector: “A propósito de quien sacudió el jarro? La manera de quienes quieren atornillarse en el poder, obliga a emigrar en pelotones”. “Un destierro voluntario, sin salud, trabajo, seguridad, huyen de la extorsión para salvar la vida”. Otro lector: “Todos somos responsables, educandos y educadores, o será más bien a los que no hacen nada por detener esos procesos degenerativos; así que creo que todos sacudimos el jarro”. “Gracias por sus editoriales nos hacen reflexionar y filosofar sobre la realidad en que vivimos”.

Una amiga funcionaria internacional comenta: “Son muy buenos sus editoriales: Música, poesía, análisis político, actualidad, interacción con los lectores. ¡Una joya!”. (Le mandan a Winston un pensamiento, con todo y comentario: “Winston, Decía Luigi Ferrajoli: “El poder siempre ha utilizado al miedo, enfatizándolo, para obtener un consenso fácil a través del aumento de las penas”… “Para que Honduras cambie, necesitamos más políticas sociales y menos políticas penales, necesitamos más acceso a la educación, para combatir la idiotez…”. Y para que el Sisimite no se quede atrás, una lectora le obsequia otra frase para su repertorio: “Para esa gente que solo tonteras habla en las redes –dice– “Es mejor tener una mancha superficial que se quita, que un mal en el corazón que es más difícil de borrar”. (Miguel de Cervantes). Agradeciendo las frases obsequiadas, el Sisimite le pregunta a Winston: “Y al fin, ¿quién sacudió el jarro?”. (Ni idea –le contesta Winston–pero fue tan violenta la sacudida que las hormigas que no se mataron entre sí, unas salieron mareadas, otras bolas y otras turulatas”. Las mareadas creyendo que ganaron, las bolas depresivas pensando que perdieron, y las turulatas preguntándole a las borrachas y a las mareadas, ¿qué fue lo que ocurrió? ¿Y quién les hizo el milagro a unos, que sin mucho ejército y en tuquitos, consiguieron que les dieran lo que obtuvieron?).

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