Por: Mario E. Fumero
Desde el 25 de enero hasta el 17 de febrero el pueblo hondureño ha estado en la expectativa respecto a la elección de la Corte Suprema de Justicia siendo esta la noticia que más prevaleció en los medios de comunicación durante este periodo. Parecía un circo que por el momento exacerbó los ánimos de los diferentes partidos políticos debido a la pugna entre quienes iban a ser los magistrados que controlarán el tercer poder del Estado, y quizás el más importante por sus implicaciones en el ejercicio del orden y la Constitución.
Frente a este panorama me vino a la mente el recuerdo de un programa cómico de la radio cubana que se llamaba “la tremenda corte” y es que, en realidad, fue tremendo la expectativa que hubo sobre quienes iban a formar la nueva Corte de Justicia de Honduras.
Algunos afirman que era una fiesta, en donde entre los tres partidos predominantes se iban a dividir el pastel, pero en realidad, ellos seguían las costumbres clásicas de una forma de elección de los magistrados que ya estaba establecida en la Constitución la cual determinaba cómo se formaría el tercer poder del Estado, porque esta es la única forma constitucional para elegir la CSJ.
Aunque hubo una junta nominadora, compuesta por notables, calificaron entre todos los solicitantes a los 45 mejor evaluados supuestamente el Congreso debería elegir entre ellos a los 15 magistrado con mayor puntuación para que formaran la CSJ y hacerlo de acuerdo a los méritos que presenten en una escala de mayor a menor, pero no fue así, sino que lo elegirán de acuerdo a los intereses que tiene cada partido para buscar a personas favorables a sus pretensiones ideológicas y por esa causa esta elección se alargó más allá de lo estipulado.
Es la esperanza de todo el pueblo hondureño que esta corte funcione como dice la Constitución, sin hacer acepción de persona, igual para todos, porque la justicia tiene que ser igualitaria para que sea justicia, aunque sabemos que el poder económico y político puede cambiar muchas cosas como ha ocurrido en el pasado que muchas veces se violentado la Constitución.
Un Estado republicano tiene que tener tres poderes que se equilibran entre sí. El Poder Ejecutivo, como lo dice la palabra, ejecuta la política de Estado. El Poder Legislativo hace cumplir las leyes, y debe evitar que no choquen ni violenten la Constitución que es la ley primaria, y la Corte Suprema de Justicia vela por la paz y la convivencia social, haciendo cumplir las leyes secundarias y velando por que no se rompa la ley primaria que es la Constitución.
Creemos que esta tremenda corte que fue electa entre hombres y mujeres capaces, preparados, y consciente de la problemática nacional se despojarán de su ideología política, que los vincula a un partido, para que prevalezca en ellos la conciencia de que la justicia no tiene partido, y que ellos deben ser fiel a los postulados constitutivo y a los valores cristianos, que, como sociedad, hemos heredado de nuestros ancestros.
Espero que en el futuro se busquen hay otro método más efectivo para elegir a los magistrados sin que haya tanta intervención política, y que, los que han sido electos, aunque sabemos que ideológicamente se identifica con ciertas corriente política, a la hora de actuar como magistrado echen a un lado su ideología, e incluso sus creencias religiosas en el aspecto radical, y se apeguen a las dos leyes básicas que deben gobernar una nación, que la Constitución de la República y la ley moral dada por Dios como es el decálogo mosaico para ejercer sus funciones de forma íntegra. Si esto hace, serán buenos magistrados, y podremos decir que ahora sí tenemos una tremenda Corte.
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