Mucho discurso y poco producto

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26 de febrero de 2023
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12:02 am
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Mucho discurso y poco producto

Por: Tomás Monge*

En 1999, tuve el enorme privilegio de ingresar en la segunda generación de ciclo común de la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio, por lo que gocé de seis años de estudio en esa hermosa institución, cuyo equipo docente altamente profesional y preparado hizo de mí un excelente maestro de educación primaria. Por lo tanto, al escuchar hace unos meses al actual ministro de Educación ofrecer un “proyecto de Escuelas Normales Bilingües”, naturalmente sentí curiosidad, y me puse a investigar al respecto; especialmente porque mis tres especialidades principales son en la Enseñanza del Inglés, en la Gestión y Organización de Centros Educativos y en la Administración de Proyectos.

Consecuentemente, debo decir que, después de ver muchas entrevistas e intervenciones del muchacho en distintos medios, encuentro absolutamente admirable su capacidad, no solamente para recitar de memoria la “descripción” de cada proyecto y las estadísticas que, según él, son parte del “Plan de Refundación” de la Señora Presidenta; sino también para hablar tan convincentemente, al punto en el que yo mismo, escuchándolo, llegué a creer que todo lo que decía, con una mecanicidad asombrosa, era cierto.

No obstante, al terminar de ver cada entrevista, gracias a su inagotable verborrea, más bien me dejó con muchas más preguntas adicionales a lo de las normales bilingües; por ejemplo: ¿dónde está documentada la evidencia de todas las escuelas que él dice que ha estado “reparando” (¡tres por día!) durante el año 2022? ¿Por qué no hay videos ni fotografías de tales obras físicas, si en las redes sociales de su Secretaría hicieron una gran pompa mediática por la inauguración del año escolar 2023 en el Instituto Samuel Benno Marx de Gracias a Dios hace unos días?

Si de ese evento compartieron infinidad de videos en redes, hasta con tomas aéreas y demás “mickeys” audiovisuales para exhibir la infraestructura construida, los pupitres donados y el acto al que asistió la señora Presidenta (con su hijo, cuñado, sobrino y demás familiares y amigos que “coincidentemente” ostentan puestos importantes en su gabinete); ¿por qué no saturan las redes también con videos e imágenes de los resultados de todas las “reparaciones” sobre las que él fanfarronea en entrevistas? Creo que lo que está a la vista no necesita anteojos.

Asimismo, él dice que “han dividido el país en regiones educativas, para que los bachilleratos no estén educando para el desempleo”, lo cual les permitirá “regionalizar el currículum y hacer bachilleratos pertinentes a las potencialidades productivas de cada uno de los municipios”; sin embargo, tampoco hay evidencia de dichos proyectos, no se sabe quiénes son los experimentados diseñadores curriculares, ni dónde están las mallas curriculares para cada bachillerato planteado por región. No hay documentación que compruebe que algo se esté haciendo al respecto, solo tenemos sus entrevistas con recitaciones memorísticas en bucle.

Y por último, para el “proyecto” de las Escuelas Normales Bilingües cualquier buen administrador de proyectos, experto en educación o hábil conocedor de la administración pública, con solo analizarlo bajo la teoría básica de la triple restricción de los proyectos (alcance, tiempo y costo), perfectamente le hubiera advertido al muchacho que no anunciara de forma tan infantil e irresponsable que su apertura sería el 01 de febrero de este año, si a leguas se notaba que dicha idea era inverosímil y disparatada.

Es decir, que una institución tan revolucionaria como una Escuela Normal Bilingüe no se puede abrir solo “contándole” a los periodistas cuántos docentes y estudiantes habrían en ellas y qué resultados se esperarían en cinco años. Ciertamente, se deben respetar las fases de gestión que el ciclo de vida de un proyecto conlleva (inicio, planificación, ejecución, supervisión y cierre). Primeramente se define el proyecto en líneas generales, se identifican los principales interesados, se plantean los objetivos y se redacta el resumen ejecutivo con la debida justificación y antecedentes, para así al menos poder determinar su alcance.

Luego se trabaja en la calendarización, creando cronogramas claros, nombrando a los responsables de cada paquete de trabajo y actividades; señalando los hitos del proyecto, creando el presupuesto, detallando minuciosamente la asignación de recursos (humanos y materiales), identificando riesgos y amenazas, elaborando planes de contingencia, diseñando la metodología y los criterios para el control y aseguramiento de los estándares de calidad, y definiendo los criterios de evaluación del proyecto al culminarlo.

Desafortunadamente, cuando alguien tiene mucho discurso pero poco producto, lo único que hace es perder credibilidad. Si los asistentes técnicos y asesores de la Secretaría de Educación no fueran nombrados (mayormente) por compadrazgo con dirigentes y demás “dueños” del gremio, otra sería nuestra realidad educativa.

Ciertamente espero que el Ministro Responda en lo que le queda de gestión; y que deje de hablar de “proyectos” que no tienen estructura ni evidencias documentadas. Si del diente al labio hay mucho trecho, ¿se imaginan cuánto habrá del dicho al hecho?

*Consultor Educativo y Catedrático UPNFM

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