Memoria, juicio crítico y libertad

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28 de febrero de 2023
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12:26 am
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Memoria, juicio crítico y libertad

Juan Ramón Martínez

La destrucción de la libertad y la identidad de los ciudadanos, comienza por un “asalto a la razón”, en la que dos estaciones fundamentales son desmontadas: la supresión de la memoria, afectándola con un nuevo relato histórico, normalmente falso, manipulado; y la supresión del juicio crítico, para transformar a las personas, en números al servicio de la nueva clase gobernante que domina al gobierno y controla las emociones de todos los miembros de la sociedad. Después de eso, lavado el cerebro, vaciados los recuerdos, eliminados los ejemplos de los fundadores, despreciados los sacrificios de los héroes nacionales; y, en fin, destruidos los recuerdos, -incluido los familiares- para que quede, como expresión mecánica, la obligada sumisión al “Leviatán” arbitrario y odioso, el culto a los nuevos héroes, y la repetición mecánica de las mentiras que pregonan la conveniencia de no pensar nunca jamás, para no cuestionar al sistema y sus líderes; y de consiguiente vivir, sometidos a la palabra del “hermano mayor”, que es quien sabe la verdad, conoce la realidad; y la interpreta para que todos los dominados podamos “ser felices”. Ovejas obedientes.

Hannah Arendt y George Orwell, han descrito esto muy bien. La primera ha develado las vísceras del totalitarismo y desarrollado el concepto que, solo en la vida democrática, hay espacio para el ejercicio de la libertad, porque en ningún momento la sociedad debe someterse al gobierno, cambiando la seguridad por la reducción de los espacios de decisión de la colectividad. El segundo, ha destruido el falso paradigma de la igualdad, con su famosa expresión: si, somos iguales; pero hay algunos iguales que son más iguales que otros. Leer su novela “1984”, da escalofríos. El gobierno vigila y controla todas las voluntades de la población, a la que se le prohíbe manejar otra verdad diferente que la del régimen -transformado en el “hermano mayor”- que vigila y controla todo, desde el pensamiento, los movimientos e incluso, impide las relaciones amorosas entre las personas, dentro de una gran mentira que se repite, diariamente y en todo momento, entrando al cerebro colectivo, para de esta forma controlar todos los pensamientos, las emociones y los sentimientos. Hay un ministerio de la verdad, encargado de mantener las mentiras incólumes; uno del amor que impide la cercanía afectiva entre las personas; y otro de la paz que trabaja por la guerra de unos, en contra de otros. Orwell, pudo imaginar la deriva totalitaria a partir de sus experiencias en la guerra civil española en 1939 y el conocimiento que tuvo de las técnicas de lavado cerebral y las torturas físicas de la población bajo el régimen de Stalin, en el periodo más crítico de la construcción del más grande estado totalitario que el mundo ha conocido: el de la Unión de Repúblicas Soviéticas. En “1984”, hay un diálogo estremecedor que no resisto la tentación de compartir, porque, es la primera vez en que teóricamente, el régimen totalitario, se regodea mostrando que sus técnicas de lavado cerebral y de cambio de la mentalidad de las personas, son superiores a los resultados que la Santa Inquisición, durante la época más obscura, consiguió contra los herejes. Cínicamente uno de los personajes le dice al otro, “ustedes ejecutaban a los herejes; pero no los convertían. Iban a la hoguera haciendo profesión de sus ideas. Nosotros en cambio, logramos que el hereje abjure de sus ideas equivocadas, le lavamos el cerebro; y en el vacío le colocamos la nueva fe, las nuevas verdades que animan y dirigen su nuevo comportamiento. Y, después, lo ejecutamos. Pero ya convertidos. Mejor que la Inquisición”.

Aquí, en Honduras el proceso ha comenzado. Quieren neutralizar la memoria. Destruir los recuerdos y, suprimir los valores usados en el pasado. Para sustituirlos por unos nuevos, renunciando a los juicios que cuestionan la realidad. Para ello, han recomendado -estalinistas del Ministerio de Educación y en el de Planificación que dirige “Mister” Salgado- la supresión de la historia y la filosofía. La primera, porque contiene un relato que no exalta a los nuevos gobernantes y no vincula el pensamiento de Morazán y Valle con el de Zelaya. Y la filosofía porque, por el ejercicio del pensamiento, da unos instrumentos que pueden permitirle a la gente, criticar el orden de cosas y, cuestionar todo lo “legítimo” que ha destruido el régimen.

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