Por: Carlos Medrano
Hoy en Honduras hay muchos trasnochados que ven al sur con extraordinaria esperanza, lo ven como una opción política, como una alternativa, buscan una iniciativa para salir de la égida norteamericana, atacan día y noche al “imperio”, son comunistas con calcetines de seda como le dirían a un famoso político hondureño.
Pasan recordando a Stalin, a Carlos Marx y a todos esos personajes del comunismo y permanecen en un conflicto ideológico que sumerge a esta administración y que no los deja gobernar y no ver lo que está ocurriendo en el mundo, y lo que esta pasando hoy por hoy es que los huevos, la carne y los frijoles están caros y que a la gente le vale un “pepino” la teoría de la lucha de clases, la ideología sobre la igualdad de las clases sociales y que los medios de producción no estén en manos privadas sino en manos del Estado.
Es una guerra entre la ideología y la realidad de grupos al interior del gobierno, unos empujando la agenda ideológica, atacando a los empresarios responsabilizándoles de todos los males y otra agenda que dice que el país debe de caminar con las reglas de juego que existen y que dependemos de los Estados Unidos a donde se dirigen la principal cantidad de exportaciones de nuestro país y la mayor parte de nuestros migrantes.
La admiración inocultable que profesa el ministro de Ambiente, Lucky Medina por el régimen de Maduro en Venezuela y de Cuba, ha causado revuelo en este país, tomando en cuenta que este ministro forma parte de la argolla de la “refundación nacional”.
Estamos de acuerdo que Honduras debe abrir las puertas a todos los países e iniciar relaciones diplomáticas y comerciales con todos quienes nos puedan otorgar recursos, tecnología, energía eléctrica y asistencia técnica en educación y agricultura, principalmente.
Pero de esto, como diría Arjona, Si el norte fuera el sur, es una gran “fumada”, es como contradecir al mundo y lo que hemos cultivado durante muchos años en una relación de interés mutuo, desde hace muchos años y mucha historia con Estados Unidos.
Lo que se le olvidó decir al señor secretario de Estado Lucky, es que si bien es cierto que el PIB de Venezuela es 4 veces más grande que el de Honduras, el PIB Per cápita de Venezuela antes de llegar Hugo Chávez Frías era de aproximadamente 60,230 de dólares y hoy es de 3,000 dólares, porque ese sistema empezó a estatizar a empresas privadas, provocando la destrucción de los medios de producción, afectando la economía y dejando a miles de venezolanos sin trabajo.
A don Lucky le voy a informar que mientras el salario mínimo en Venezuela es de 6.14 dólares al mes, en Honduras el salario mínimo supera a US$490 dólares mensuales, para establecer algunas de las diferencias.
Mirar a miles de venezolanos en las calles y avenidas de las ciudades hondureñas, pidiendo dinero, comida y apoyo para continuar su viaje a los Estados Unidos, evidencia el fracaso de un modelo económico que se impuso en el país latinoamericano.
¿Por qué este viaje migratorio masivo de los venezolanos en busca del “sueño americano”?, ¿por qué tanta pobreza en las calles de este país con una moneda sumamente devaluada y un desarrollo humano en franco deterioro?
Yo, apreciado ministro, no quiero irme a Venezuela en donde la libertad de expresión está conculcada, no quiero ir a Venezuela por el sistema dictatorial que pesa sobre ese país, no quiero irme a Venezuela por la crisis económica que existe en esa nación, no quiero irme a Venezuela porque no comparto con ese sistema político.
Prefiero todavía a Honduras (aunque cada día es más difícil vivir en él), aun con las imperfecciones que contiene este sistema democrático y representativo, prefiero Honduras, tierra de gente noble y amable, prefiero a Honduras simple y sencillamente porque aquí nací y aquí moriré.
*Periodista
carlosmedrano1@yahoo.com