Por: Blanca Moreno
“Había una vez una joven lechera que caminaba con un cántaro de leche para vender en el mercado del pueblo. Mientras caminaba pensaba en todas las cosas que haría con el dinero de la venta:
-Cuando me paguen -se dijo-, compraré unas gallinas, estas gallinas pondrán muchísimos huevos y los venderé en el mercado. Con el dinero de los huevos me compraré un vestido y zapatos muy elegantes. Luego, iré a la feria y como luciré tan hermosa, todos los chicos querrán acercarse a hablar conmigo.
Por andar distraída con sus pensamientos, la lechera tropezó con una piedra y el cántaro se rompió derramando toda la leche. Con el cántaro destrozado se fueron las gallinas y los huevos; también el vestido y los zapatos”.
La anterior es una lección del educador y escritor Miguel Ángel Navarro (1862- 1933) -con la que muchos aprendimos a leer- y que debe llamar a reflexionar ante los “negros nubarrones” que se ciernen sobre los fondos del Instituto de Previsión del Magisterio (Inprema), convertido en la “gallinita de los huevos de oro”, como en un tiempo lo fue, la hoy destartalada Empresa de Telecomunicaciones.
El Inprema prestó cifras millonarias para el proyecto del aeropuerto de Palmerola y del Centro Cívico Gubernamental. El actual gobierno de los “Twitter” también pretende “hacer fiesta” de esos fondos.
Simultáneamente, está el planteamiento de una reforma a la jubilación y que establece que los docentes deben salir del sistema a los 59 años de edad, “y en los casos de los maestros que entraron a partir del año 2012, jubilarse con 61 y 65 años de edad. Pero sus beneficiarios no gozarían de las 60 rentas establecidas.
Lo que es interpretado como ley maquillada en comparación con la que se aprobó en el gobierno Lobo-Hernández (2011). Recibirán sí, 100 mil lempiras en cuatro años, para que los gocen en vida, dicen sus defensores.
El 80 por ciento de los maestros consultados en los 18 departamentos exigen “ser jubilados con la ley de 1980; 50 años de edad, si entra con 20 años puede trabajar 30 y jubilarse con 50 y alcanzar el 90 por ciento de su jubilación.
En este “diálogo de sordos” se han lanzado fuertes acusaciones contra los exdirigentes Edgardo Casaña y Daniel Esponda. Uno es diputado y el otro titular de Educación. Y para poner la “cereza en el pastel” un estudio del déficit actuarial señala que el Inprema tiene vida útil hasta el 2030.
-¿Se termina la “piñata”?
En la coyuntura actual es preocupante más confrontaciones. Un detonante más que promueve la ignorancia, la avaricia y el analfabetismo funcional.
El cuento de la lechera -que no es chino sino de “La escuela alegre” (ahora triste)- nos deja la moraleja que nuestros sueños y planes no deben apartarnos de la realidad. Porque una vez derramada la leche, ya no se puede hacer nada. Solo llorar.
-¿Será por esto que el ministro Esponda está importando educadores cubanos?
*Periodista. Educadora de Adultos.