Periodistas y arquitectos

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19 de marzo de 2023
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12:03 am
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Por: Mario Hernán Ramírez*

El inolvidable amigo, profesor y periodista José María Espinoza Cerrato, además de ser un intelectual de nota tenía la característica de ser muy ocurrente y cuando yo le decía: “falleció fulano de tal, él me respondía “ralitos estamos quedando”. Don Chema tiene ya más de quince años de fallecido y a medida pasan los días la sentencia de mi viejo amigo se cumple puntualmente.

En efecto, hace algunas semanas este diario informó sobre el fallecimiento del veterano periodista René Madrid, en la augusta, noble y adelantada ciudad de San Pedro Sula. René perteneció a esa generación que está extinguiéndose poco a poco. Descanse en paz.

Posteriormente aquí en Tegucigalpa fuimos sorprendidos con el deceso de nuestro pariente cercano periodista Armando Zelaya Herrera (Chilillito), hijo del recordado periodista de los años cincuenta Armando Zelaya Zúniga y de su digna esposa profesora Sonia Herrera Díaz; Mandito era el segundo de una familia de nueve que procrearon Armando y Sonia, y desde muy jovencito dio señales de su vocación hacia las letras, ya que su inteligencia nata así lo demostró, pues era alegre, simpático, intrépido y sagaz, en pocas palabras muy inteligente, por lo que en el ejercicio de su profesión alcanzó muchos éxitos; Gustavo, su hermano mayor es un connotado historiador y docente en la UNAH; Carlos Roberto también siguió los pasos de su padre y su hermano y así sucesivamente, los otros vástagos del matrimonio Zelaya Herrera buscaron diferentes ocupaciones, siempre vinculadas con el arte y la literatura. Un réquiem para Mandito.

A finales del pasado año 2022 la “bendita parca” también nos arrancó la vida de otro ilustre hondureño que dejó un vacío difícil de llenar, me refiero al brillante arquitecto Mario Martín Mendoza, fundador del Centro Latinoamericano de Arquitectura y Construcción, por sus siglas Celac, del que egresaron numerosos hondureños con el grado de arquitectos de la más alta calidad.

Al recordar a Mario, nos remontamos a 1950 cuando en el siempre bien recordado Instituto Central Vicente Cáceres, tuvimos el honor de compartir aula junto a otros, posteriormente sobresalientes figuras en sus profesiones como el ingeniero Ramiro Zúniga Soto y el doctor Ricardo Ochoa Alcántara, quienes con Mario se disputaban el primer lugar en las diferentes materias del bachillerato y los tres triunfaron exitosamente y se convirtieron en íconos de la arquitectura, ingeniería y medicina, respectivamente.

El recién pasado martes 14 de marzo, nuevamente fuimos sorprendidos con el fallecimiento de otra figura connotada de la arquitectura hondureña, el siempre bien recordado amigo Fernando Martínez Jiménez hijo del recordado matrimonio Fernando Martínez Morazán y doña Chinda Jiménez Castro; nacido en Comayagüela tuvo como hermanos a Carlos Mariano y a Mery viuda de Bobadilla.

A Menando, como cariñosamente le conocían familiares y amistades íntimas se le recuerda por muchas razones, en primer lugar cuando el derrocamiento del doctor Villeda Morales el 3 de octubre de 1963 junto a sus correligionarios y amigos Arturo Morales Fúnez y Gustavo Adolfo Alfaro, tomaron la iniciativa de crear una emisora clandestina, desde la cual llamaban al pueblo hondureño a rebelarse contra los militares usurpadores del poder, pero fueron sorprendidos por los hombres de uniforme encarcelados, flagelados y castigados severamente, por lo que los padres de Menando cuando salió de la cárcel, inmediatamente lo enviaron a Brasil a estudiar lo que sería la carrera de sus ensueños.

Pero, también se le recuerda porque, doña Chinda, su amantísima madre siempre tuvo la costumbre de ofrecer en la temporada navideña uno de los más artísticos nacimientos de la capital, tradición que él siguió con el desaparecimiento de su madre, nada más que Menando lo hacía en forma muy profesional y de tamaño gigante, el cual era admirado por la población capitalina en algunos centros comerciales que le ofrecían espaciosos lugares para que él le diera rienda suelta a su brillante imaginación. Desde el 2018 la salud de Menando comenzó a minarse y con él desapareció el más recordado nacimiento del Redentor del mundo.

Pero Menando, también fue canciller de la República durante el gobierno del ingeniero Carlos Roberto Flores y posteriormente fue embajador de la República de El Salvador y en los Estados Unidos del Brasil donde se desempeñó con resonante éxito. En fin, con la muerte de Menando, Honduras pesa menos.

Así las cosas, traemos al recuerdo las voces de dos amigos, el licenciado Gustavo Uclés Sierra y el doctor Cesar Castellanos Figueroa, ambos contemporáneos míos y amigos de juventud quienes de tarde en tarde me llaman por teléfono solicitándome que invitemos al ingeniero Mario Vallejo Mejía y a otros de nuestra camaradería para que nos reunamos en algún lugar de Tegucigalpa para cambiar impresiones ya que es triste salir a la calle y ver que la mayoría de nuestros amigos y compañeros han partido al más allá; sin embargo, esa cita jamás se realizará ya que tanto el ingeniero Vallejo como este servidor, prácticamente hemos llegado al estado de invalidez, lo que no nos permite disfrutar de amenas tertulias como antes solíamos hacerlo, ya que allá por los años cincuenta en plena juventud, amanecíamos serenateando a las muchachas de nuestro tiempo que pretendíamos como novias y otras veces en uno que otro bar nocturno ingiriendo bebidas espirituosas.

Al recordar a estos cuatro amigos, dos periodistas y dos arquitectos, se nos viene a la memoria la ausencia definitiva de otra gran cantidad de compañeros de lucha en las lides estudiantiles, profesionales, políticas y sobre todo la amistad entrañable que logramos cultivar con muchos de los que hoy ya no están con nosotros.

*Presidente vitalicio Consejo Hondureño de la Cultura Juan Ramón Molina.

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