“SIGA diciéndolo –escribe una leída amiga– nunca le vuelvo a mandar un emoji; jajaja”. “Su implacable defensa de la integridad de nuestra conciencia como valor supremo, eso no tiene precio… gracias”. “Triste, pero cierto comentario el que citó”. “Y los mejores lectores integran el colectivo”. “Es de lujo y abierto a todos los que quieran aprovecharlo”. Una pariente: “Que buena descripción hiciste en el editorial de hoy de todos los “Emojis”. “Pero si de ahorrar espacio se trata en esta era de digitalizados”. (Bueno si solo de ahorrar espacio se tratara –responde Winston– pero lo que se achica es la mente; la inteligencia se apoca; el espíritu de la convivencia saludable, amable y duradera se pierde; el alma de la socialización –de platicar como seres humanos viéndose las caras, no con chunches inanimados– se apaga; la naturaleza que separa a la persona de otras especies se desforma, en la medida que se abandonan las palabras, se asesina el idioma, y se mata la sensación de estar vivos).
“Mi padre –escribe un fundador del colectivo– quien a los 16 años tuvo que abandonar el colegio para ponerse a trabajar y apoyar a su madre viuda y dos hermanos menores, decía que si lo único que les dejaba a sus hijos era un título universitario, podía morirse tranquilo”. “Todos sus hijos sacamos título en la universidad; debe de descansar en Paz”. “Mi propósito fue exigir algo más a mis hijos, no solo título universitario, también una maestría a cada uno, objetivo casi logrado”. “Pero cada día veo más sobrinos y jóvenes amigos pensando en no ir a la universidad, creen que una educación formal ya no es fundamental en sus aspiraciones de vida”. “Muchos de esta nueva generación creen que solo perderían tiempo valioso obligados a vivir la experiencia universitaria, mientras la formación informal está en boga”. ¿Qué ejemplo ofrece la política que el “éxito” –entrecomillado “éxito”, ya que solo escalar posiciones públicas, en calidad de valores, no equivale en la vida a logro significativo alguno– si no requiere más que conocimiento básico y actuación mediocre? ¿A dónde nos lleva esta generación Z y las próximas? “Dios nos agarre confesados”. Un catedrático: “Tengo un pequeño grupo de estudiantes –los puedo contar con los dedos de una sola mano– que aman la lectura en físico y la prefieren sobre la digital”. “De ellos la mitad lee contenido educativo, el resto, estupideces”. “La nueva generación, quiere recibir sus clases –mediante recursos hipermediales para aprender (textos con vínculos a sonidos, audios, videos, etc.)– y sin darse cuenta, cada vez, son menos capaces de entender un texto”. “Escuché decir en la radio que el hondureño sabe leer corrido; pero no tiene comprensión lectora; debe ser cierto”.
Otro lector: “A través de la historia hubo rompimiento de paradigmas, revoluciones y cambios abruptos –algunos más alambicados– que en su momento produjeron intranquilidad a la generacion que le tocó adaptarse”. Pero todo pareció ser para evolucionar, más desarrollo, bienestar y bien común. “Pero los cambios de hoy, solo ver como el lenguaje y la escritura están siendo sistemáticamente destruidos, da miedo de verdad, porque se ignora hacia donde vamos”. “Son cambios a lo loco, al ritmo del marketing, apelando a las emociones y pensamientos de una generación de cristal”. Otro lector: “La tecnología ha permitido que muchos muestren su alter ego o trastorno de identidad disociativo”. “El te leo y no te veo”. “Mensaje entregado”. “Los dueños de los chats”, son una especie de “capataz del WhatsApp”; que encontró su verdadera vocación corrigiendo lo mal escrito para que siempre quede mal y excluyendo a todo aquel que no se apegue a su código de ética”. Una lectora: “El creador de la empresa CHATGPT”, dijo en una de sus entrevistas: “seguro existirán otras personas y compañías que no impongan los límites de seguridad que ponemos nosotros”. Y opinó: “Creo que la sociedad tiene una cantidad limitada de tiempo para descubrir cómo reaccionar ante eso, cómo regularlo, cómo manejarlo”. “Con el advenimiento de la Inteligencia Artificial, debería de regularse lo que trae consigo este tipo de tecnologías, tanto en el uso de las redes como de la herramienta que se usa”. “Y aquí que regulan lo que no deben de regular y no regulan nada de lo que ocupa ser regulado”. (“Todo lo verdaderamente malvado –recuerda el Sisimite que escuchó decir a Ernest Hemingway– empieza por algo inocente”).
