Sobre Taiwán y China y la apertura con Pekín

MA
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31 de marzo de 2023
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12:37 am
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Sobre Taiwán y China y  la apertura con Pekín

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Óscar Armando Valladares

¿Renunció Cuba a la porción de Guantánamo, ocupada por Estados Unidos? ¿Cedió Argentina las islas Malvinas, en poder inglés? ¿Permite España la separación de Barcelona? Palestina, ¿ha depuesto su propósito de luchar por los territorios que le arrebató Israel? ¿Abandonó China su reclamo sobre Hong Kong, bajo dominio británico entre 1841 y julio de 1979 o sobre Macao en manos de Portugal? Las Islas de la Bahía -detentadas por la corona inglesa- y las islas del Cisne “ocupadas por Estados Unidos -¿no retornaron a Honduras por pertenecerles histórica y geográficamente? En fin, después del segundo gran conflicto, la vencida y fraccionada Alemania, ¿no volvió por los fueros de su reunificación?

¿Puede reputarse diferente -a estos y otros casos- la situación de la República Popular de China y Taiwán (nombre chino de la isla de Formosa)? Que respondan los hechos históricos.

De 1895 a 1943, la isla fue absorbida por Japón. Tornó a suelo chino, y tras el triunfo de la revolución que lideró Mao Tse-tung (1949), Formosa se vio ocupada por las fuerzas chinas anticomunistas de Chang Kai-shek, en la que se instaló el régimen y gobierno del Partido Nacionalista o Kuomintang (KMT) con Taipéi como sede y capital de Taiwán. Kai-shek, pues, no instaló su gobierno en un territorio ajeno a China; no lo hizo, por ejemplo, en una isla del Japón ni en un sitio de ultramar norteamericano. Lo instaló naturalmente sobre una posesión insular perteneciente a su misma patria, China, en la que había nacido en el año 1887. Por esos vínculos originarios pasó a llamarse República de China Nacionalista, con cuyo nombre y por presiones de Estados Unidos fue inscrita como miembro de las Naciones Unidas. Sin embargo, en 1972, Richard Nixon, en su condición de presidente de EEUU., hizo una visita a China continental, sostuvo entrevistas con Zhou Enlai y Mao y reconoció explícitamente que “Taiwán es parte de China”; entonces, la República Popular ocupó su sitio en la ONU e ingresó al Consejo de Seguridad junto a Estados Unidos, Rusia, Francia y Gran Bretaña.

Aunque por motivos ideológicos e intereses estratégicos Estados Unidos mantiene en firme alianzas con Taiwán, el factor económico provocó el cierre de embajadas en 1979 y, ese mismo año, China y la potencia del norte intercambiaron representantes diplomáticos, para que al siguiente año el gigante asiático fuera admitido tanto en el Fondo Monetario Internacional como en el Banco Mundial. En 1984 el Reino Unido y China firmaron el acuerdo con el que uno y el otro garantizaban el traspaso de la soberanía de Hong Kong en 1997, mientras que el 20 de marzo de 1990, el primer ministro, Li Peng, aseguró que el socialismo quedaba firme como una roca.

Deséese o no, el diferendo de Taipéi y Pekín -en definitiva, de carácter interno- desembocará tarde o temprano en un compromiso unificador, aun cuando la puja bélica refleje a ratos lo contrario. Por otro lado, la realidad concreta no admite dudas: mientras el crecimiento y la expansión china avanzan año con año, la presencia y el influjo taiwanés decae sobradamente, sin que medie en ello consideraciones ideológicas. A esta altura del año, 182 naciones, la mayoría “democráticas”, han entablado relaciones diplomáticas con la China “roja” -como expele la injuria sangrienta-, en tanto 13 apuestan por Taiwán.

El revuelo por hacer lo propio el gobierno hondureño, no ha tardado en salir de la sombra cavernícola, tildado de ingrata y desleal la iniciativa soberana, de vendepatria y otras hierbas, en zafio olvido de que “Pepe” y JOH fueron quienes sí incurrieron en el delito de felonía contra la patria al darle curso a las ZEDE.

Que la autoridad taiwanesa nos trató como socios y nosotros como aliados, se agradece con holgura; pero, recíprocamente, al darle Honduras su respaldo político y su amistad solidaria -inclusive en momentos difíciles-, ¿no balancea acaso los favores en buena hora recibidos? Y ese nexo recíproco de más de 80 años, ¿no es suficiente para que al fin accedamos a otra gran economía, sin alterar un ápice -por la parte hondureña- las relaciones fructíferas con Occidente? Además, ¿pueden estar equivocados y ser traidores los 182 países que tienen plenos vínculos con China? ¡Déjense de cuentos chinos, señores de la “contra” hondureña!

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