Pablo Vilas, embajador de Argentina: “Mi asignación en Honduras es una especie de justicia poética”

ZV
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13 de mayo de 2023
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12:43 am
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Pablo Vilas, embajador de Argentina: “Mi asignación en Honduras es una especie de justicia poética”

Entiendo que usted nació en Honduras. Háblenos sobre este caso especial y ¿cómo llegó a Argentina?
Efectivamente, luego del golpe de Estado, cívico militar, de 1976 en Argentina, mi familia tuvo que exiliarse. Como usted sabe, la dictadura en Argentina generó la desaparición forzada de 30,000 ciudadanos y ciudadanas no solo nacidos en Argentina, y un plan sistemático de secuestro y apropiación de los y las hijas de muchas de esas personas.

En ese sentido, mi familia encontró en Tegucigalpa, Honduras, un abrazo solidario que le permitió desde finales del año 1978 hasta junio de 1980, trabajar, desarrollarse e incluso ampliar el número de integrantes. Es así que nazco en Comayagüela el 18 de octubre de 1979. Sin embargo, a partir de los primeros meses de 1980 en el marco del Plan Cóndor, que fue la cooperación de sectores ilegales y fascistas a lo largo del continente, mi familia volvió a ser perseguida en Honduras junto con otros argentinos y argentinas que aquí nos encontrábamos y tuvo que, conmigo de 6 meses, volver a buscar opción de vida en otra nación hermana.

¿Cómo fue esa niñez?
Mi infancia, a partir del nuevo abrazo que nos dio la solidaridad y hermandad de los pueblos, transcurrió en Managua, Nicaragua. Fue una infancia plena, en el seno de una familia sensibilizada y comprometida. Hermanos/as mayores que realizaban tareas de alfabetización y cosecha, rodeado de mucho amor y en la solidaridad que se vivió en la Nicaragua de los 80, donde nos encontrábamos exiliados de varios países de nuestra América que por soñar con un continente más equitativo y con justicia social, tuvieron que dejar la tierra de nacimiento. Luego nos mudamos a México, República Dominicana y finalmente mi padre y yo, ya 18 años después de su salida, volvimos a Argentina.

¿Cómo se inició en los movimientos progresistas?
Como le decía antes, nací en una familia de mucho compromiso social. Padre argentino, peronista, profesor universitario, académico, pero también que sumó a la teoría la participación en los procesos revolucionarios de nuestra América. Madre dominicana, socióloga, militante afrodominicana y discípula del profesor Juan Bosch. Ambas familias de mis viejos, sobrevivientes de las dictaduras en cada uno de sus países, ambos apostaron al amor y a la entrega más allá de la comodidad de sus exitosas profesiones. A partir de ahí, fue natural que uno escuchara conversaciones, acompañara en marchas y conferencias que poco a poco despertaron el interés y la empatía en el prójimo, en ver en la necesidad del otro una obligación de involucrarse para encontrar reparación.

¿Cómo ingresó al servicio exterior?
Al abrazar la doctrina peronista, uno inmediatamente asume que no estamos solos, ni en el continente, ni en el mundo. Pero no solo que no estamos solos, sino que además necesitamos los unos de los otros. No soy parte del servicio exterior argentino formalmente, la Ley del Servicio Exterior argentino, en su artículo 5, le da la potestad al presidente o presidenta de la nación, bajo acuerdo del honorable Senado de la República, de asignar rango de embajador a quienes ellos consideren pueden representar mejor los intereses nacionales en determinado país y momento. Somos conocidos como Embajadores Políticos, y nuestro mandato termina cuando el presidente o la presidenta terminan su gestión o nos convocan a nuevas tareas.

¿Qué pensó cuando le comunicaron que sería acreditado como embajador en Honduras?
En primer término, uno se conmueve en lo personal. Es un gran honor representar a la República Argentina, que tus compañeros y compañeras, que tu conducción política te asigne ese rol soberano, llena de responsabilidad y compromiso. Y en segundo término que sea en Honduras, es una especie de justicia poética. Volver al país que abrigó a mi familia en tiempos de incertidumbre y dolor, poder devolver un poco de esa vida que le permitió Honduras, a muchos y muchas argentinas al abrir sus brazos a fines de los 70, cuando el propio país nos perseguía y expulsaba.

¿Qué otro cargo ha ejercido en las delegaciones diplomáticas de Argentina?
Fui parte del primer y segundo gobierno de la actual vicepresidenta de Argentina, la doctora Cristina Fernández. Posteriormente fui diputado del Parlamento del MERCOSUR. A partir de esas responsabilidades, he representado a la República Argentina en diversas misiones de observación electoral, o siendo parte de la comitiva presidencial en cumbres de la CELAC, de las Américas, de UNASUR y del MERCOSUR, etc.

¿Cómo ha sido su estadía en Honduras? ¿Venía con frecuencia?
Después de que nos tuviéramos que ir en 1980, mi primer regreso a Honduras fue a mis 33 años como observador electoral internacional para las elecciones del 2013. Posteriormente, seguimos integrando misiones electorales en el 2017 y luego en el 2021. Estadías de 10 días como mucho en el marco de la tarea técnica que ejercíamos. Ahora desde que asumimos como jefe de la Misión Diplomática, ha sido mi mayor estadía en suelo hondureño, sumando ya, casi 8 meses. En estos meses he podido conocer y reconocer olores, colores y sabores.

¿Se identifica con Honduras en cosas de la vida cotidiana como un partido de fútbol o definitivamente usted se siente más argentino?
Ja, ja, ja, soy argentino, no es una cosa de sentir. Y como argentino me apasiona el fútbol, un buen bife con el mejor Malbec del mundo. Pero también soy hondureño, esta tierra les dio a mis padres el espacio y amor para que yo naciera, y nuestros países se rigen por el derecho de suelo “Ius Soli”. No tengo lazos familiares en Honduras, pero sí un gran afecto por el pueblo catracho, por su lucha de resistencia y admiración a su amor patrio.

Desde hace algunos años, la República de Argentina mantiene relaciones diplomáticas con Honduras, ¿cómo marcha la relación bilateral?

La relación de nuestros países está en su mejor momento luego de muchos años de distanciamiento. El arribo de la Presidenta Xiomara Castro al gobierno marcó el inició de un camino de diálogo fraterno con nuestro país y gobierno. Argentina y la argentinidad es muy querida en Honduras, nuestros productos son muy bien recibidos y buscados.

La hermandad de nuestros pueblos se vio reflejada, por ejemplo, el año pasado, cuando Argentina con su agencia de ayuda humanitaria, fue la primera en arribar a suelo hondureño, con hombres y mujeres, para combatir y asistir en el marco de las fuertes lluvias y la catástrofe de la Guillén.

¿Sabemos que usted ha visitado escuelas en el interior del país, nos puede hablar sobre estas?
Como argentino, tanto yo como el equipo que integramos la embajada, siete compañeras y dos compañeros a parte de mí, nos sentimos muy honrados por estos 24 centros educativos que, a lo largo y ancho de Honduras, por diversas razones, han elegido ponerle República Argentina o General San Martín, a sus instituciones. Nos apena ir descubriendo que en muchos de ellos nunca un embajador o algún representante oficial de los gobiernos de Argentina les han ido a rendir respeto. No es una política formal del Ministerio de Educación argentino o de nuestra Cancillería, acompañar a las escuelas, pero sí lo hemos tomado desde esta embajada como un compromiso moral y efectivo.

¿Por qué cree que hay mucha aversión a los gobiernos socialistas en AL?
Habría que definir primero qué entendemos por gobierno socialista, y en todo caso cuáles usted considera que lo son. Si puedo decirle que desde Argentina lo que proponemos es la justicia social y a partir de ahí encontramos en varios gobiernos del continente afinidad y coincidencias. Partiendo de esto por qué se nos ataca, pues porque para alcanzar la justicia social hay que confrontar con los privilegios de minorías intensas que controlan los poderes fácticos.

¿Cuál es la ruta para que estos países latinoamericanos puedan salir del subdesarrollo?
Nuestra América, nuestros pueblos no tienen otra opción que la unidad. Los desafíos son comunes, las fronteras quedan dibujadas frente al accionar de las mafias, el hambre o la sequía. Debemos seguir construyendo y recuperando la soberanía nacional y regional sobre nuestros recursos naturales, construir estrategias de industrialización, fortalecer la conectividad. No hay recetas ni nombres mágicos. La historia de lucha de nuestros pueblos nos demuestra que solo la organización, el fortalecimiento de la democracia y la solidaridad son las vías de desarrollo y mayor oportunidad para nuestros pueblos.

¿Qué le depara a la Argentina de cara a los próximos comicios en medio de la crisis económica?
El pueblo argentino a lo largo de su historia ha demostrado ser un pueblo resiliente. Hemos tenido avances y retrocesos. No tengo duda de que a partir de junio empieza un nuevo ciclo de recuperación económica y a partir de ahí construir las mejores alternativas electorales para recuperar el camino virtuoso que se abandonó en el 2015 sometiéndonos al más salvaje endeudamiento y proceso de fuga.

Desde su perspectiva ¿quién ganará las elecciones? Y ¿por qué?
El peronismo es el único espacio político en Argentina que se ha demostrado con capacidad a lo largo de la historia de recomponer el entramado social de nuestro país. Y en estas situaciones de crisis, ha sido también el único espacio con la madurez y la voluntad política de conducir los destinos de la nación ocasionándole el menor dolor posible a las mayorías populares.

¿Tiene otras facetas en su vida?
Soy amigo de mis amigos. Nuestra principal tradición es compartir, eso para nosotros es un asado, prender un fuego, rodearte de amigos, charlar, compartir y en lo que estás ahí escuchar el fuego ir abrasando un churrasco, mientras compartís una copa de vino, o un mate.

ÉL ES…
Pablo Vilas es uno de los embajadores más activos en Honduras. Condecorado con la Orden del Libertador de los Esclavos, “José Simeón Cañas” en el Grado de Comendador por la República de El Salvador. Renunció a su diputación, como parlamentario del MERCOSUR para asumir la representación diplomática en agosto del año pasado, desde entonces ha resignificado el imaginario solemne de un embajador y su embajada, trabajando más cerca de la comunidad hondureña, se define más que un amigo de Honduras.

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