Editorial: ENTENDER 2009 Y LA NOSIVIDAD DE LA REELECCIÓN

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20 de mayo de 2023
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12:27 am
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Editorial: ENTENDER 2009 Y LA NOSIVIDAD DE LA REELECCIÓN

“Hay que repensar el pasado” E. Krauze
“No hay nada en el mundo más poderoso que una buena historia”
Juego de tronos

Es un error, ver a la historia como tribunal que juzga los actos ejecutados, por los ciudadanos y los gobernantes. “La historia me absolverá” es visión maniquea. Materialista, mecanicista y marxista. La historia no es tribunal. Es espacio para entender lo que ha ocurrido, las motivaciones que inspiraron las acciones, los procesos convergentes o excluyentes, los intereses de los actores y la intervención de personas y grupos en defensa de sus pasiones e intereses. Así, la historia es el intento por comprender estas motivaciones, valorar los resultados y descubrir los aprendizajes efectuados por la comunidad, en la construcción de su ruta hacia la democracia, por medio de la libertad y la tolerancia. Todo, con el ánimo de identificar procesos, descubrir fuerzas movilizadoras e identificar los obstáculos que enfrentaron los mismos. Y oportunidad para repensar el pasado, desde el supuesto que, si no hubieran fusilado a Morazán en Costa Rica, las cosas pudieron ser diferentes. Oquelí, condenaba un intento como el que proponemos. Se oponía que imaginara siquiera qué habría pasado si Zúñiga Huete hubiese ganado las elecciones de 1932. Y perseguido a Carías Andino y sus seguidores.

Dentro de esta lógica, sentimos la necesidad de explicarnos lo ocurrido en junio del 2009, la naturaleza de las motivaciones que provocaron la división del Partido Liberal y las acciones de Manuel Zelaya, para crear las condiciones que debían terminar en la clausura del Congreso, sustituido por una Asamblea Constituyente, que redactara una nueva Constitución. Y de consiguiente, entender las causas que habían provocado la acción judicial y la captura y expulsión de Manuel Zelaya y, específicamente, las arduas negociaciones que derivaron en el llamado acuerdo de San José, que le permitió al Congreso, legitimar todo lo que se había hecho con premura, nerviosismo y parcialismo político. Mucho de este proceso, está alterado por el uso que ha hecho el actual gobierno y su deliberada intención de corregir a su gusto, los hechos, las causas y, por supuesto justificarse en su retorno al poder. Todo dentro del concepto de la historia como tribunal que juzga y determina castigos o laureles a los sujetos en los procesos históricos.

Además, es importante analizar, las causas y las razones que llevaron a la sociedad política a la reelección, cuando todos sabíamos que esta práctica ha sido nociva para la estabilidad política, la paz republicana y la tranquilidad ciudadana. Hasta ahora, no hay claridad entre lo ocurrido en junio del 2009 y la reelección de JOH en 2016. Y menos, sobre los actores que, presumiblemente -como hipótesis de trabajo- urdieron la forma de evitar la reciedumbre de los artículos pétreos, para permitirle al gobernante de entonces, reelegirse, cuando la ley expresamente se lo prohibía. La primera hipótesis es que la reelección de JOH, fue el mecanismo imaginado para detener a Zelaya que, había conseguido respaldo internacional, manejando la protesta y usando, la calle, para amenazar la estabilidad republicana. Es decir, usar el irrespeto de la ley, para defender el respeto a la ley. La segunda hipótesis tiene que ver con el papel de Porfirio Lobo Sosa, Ricardo Álvarez, Arturo Corrales y Rafael Leonardo Callejas en el impulso para que JOH, se embarcara en una aventura en la que, el más afectado ha sido él, como miembro de una generación que no estaba preparada para gobernar cuando tuvo acceso al poder. Y menos para dar el paso de saltar por encima de los artículos pétreos de la Constitución de 1982.

En conclusión, es inevitable entonces, estudiar el segundo período gubernamental de JOH, para identificar como por impericia o falta de voluntad, en vez de ayudar a frenar a Zelaya, más bien las acciones de los nacionalistas en el gobierno, ayudaron al regreso de Zelaya a un protagonismo que nunca antes habíamos visto en un líder nacional, que para recuperar al poder, se implicó en acciones internacionales que incluso obligaron a que el gobierno para defenderse se entregara más a los Estados Unidos, especialmente en lo referido a la lucha en contra del narcotráfico. Y cuáles fueron los hechos que afectaron la conducta del exgobernante que, actualmente está detenido en una cárcel de Nueva York.

Creemos que esta es tarea de los historiadores. Tanto los nacionales como los extranjeros. El relato que se maneja desde el gobierno actual, no es confiable. Es parte interesada. Por ello peligroso. Así como también, el de los líderes de la llamada dictadura, término que también requiere de precisión y fineza. Y para ratificar que los resultados de las tareas investigativas, son útiles para confirmar la inconveniencia de la reelección –explicita como lo hizo JOH o esbozada, como lo logró Manuel Zelaya- para el mantenimiento de la paz republicana y el fortalecimiento democrático. (JRM)

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