Un análisis de dos vidas paralelas; Francisco Morazán y Abraham Lincoln

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20 de mayo de 2023
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12:24 am
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Un análisis de dos vidas paralelas; Francisco Morazán y Abraham Lincoln

Julio Antonio Bueso

El artículo de Carlos E. Ayes es un documento revelador de la vida privada de Francisco Morazán, así como su formación intelectual. Morazán, al igual que Abraham Lincoln no tuvo una educación formal. Lincoln asistió a las escuelas de su medio rural por diez y ocho meses. Morazán logró asistir a la escuela por el equivalente de dos grados. Tanto Lincoln como Morazán compensarían la falta de educación formal con una desmedida curiosidad intelectual. Lincoln sería influenciado por su madrastra, mientras Morazán recibió el apoyo de su padre y parientes políticos como Dionisio de Herrera.

El primer jefe de Estado de Honduras, Dionisio de Herrera, tenía la mayor biblioteca en Honduras, y muy probablemente una de las más grandes en Centroamérica; quizás solo superada por la biblioteca privada de José del Valle. Herrera también coleccionó los libros subversivos del enciclopedismo francés, el despertar del interés por el republicanismo, y la edad de la razón. La Revolución Francesa era un tabú temido por las autoridades españolas, por lo tanto, poseer libros de autores franceses partidarios de crear una sociedad nueva, era un riesgo. Los libros franceses se introdujeron en Centroamérica en tubos de cobre a la manera de un contrabando. Aunque el señor Ayes menciona que, con Herrera, Morazán mejoró su francés, en la realidad este era completamente fluido en dicha lengua. La comunicación que Morazán tenía con Nicolás Raoul, un exoficial del ejército de Napoleón Bonaparte, siempre se llevó a cabo en la lengua francesa.

También es muy probable, que Morazán tuviese un buen control del inglés. El encuentro con John Lloyd Stephens, cuya descripción del aspecto físico de Morazán es la más apegada a la realidad, pudo haber sido una conversación en inglés. A esto hay que adicionar que los textos más importantes de esa época en materia de economía política, se habían escrito en inglés. Desde “La Riqueza de las Naciones” de Adam Smith, hasta la teoría de la regulación mercantil del Estado mediante la política de impuestos de David Ricardo, y la liberalización del sector privado de Jeremías Bentham, amigo epistolar de José del Valle.

Como Lincoln, Morazán poseía una predilección por el estudio de las matemáticas. Cruz Lozano amigo cercano del héroe menciona que a Morazán le gustaban el dibujo y la aritmética. Por su parte, Lincoln nunca dejó de cargar el libro de Euclides, “Los Elementos”. Lincoln utilizó uno de los postulados de Euclides para justificar la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. Ambos hombres, tenían una pasión intrínseca por la innovación, particularmente la ingeniería. Lincoln es el único presidente de los Estados Unidos que tiene una patente bajo su nombre. Para Lincoln las comunicaciones como el telégrafo y los ferrocarriles eran una obsesión. Para Morazán, el gran “canal mecánico” por Nicaragua, lo llevó de manera inevitable a su muerte. Si el héroe hubiese vivido por una década más, el ferrocarril interoceánico en Honduras y el telégrafo se hubiesen convertido en una obsesión irresistible.

A veces la formación intelectual de la manera que estos gigantes adquirieron los hace hombres más peligrosos que los que salen de las aulas de la educación formal. Como el gran John Nash solía decir, el asistir a clases nubla la capacidad creativa, e inhibe el desarrollo del intelecto por la costumbre escolástica de la memorización. Desde luego hay otros factores que explican el alcance de hombres privilegiados, Lincoln tenía una capacidad creativa inusual que se alternaba con periodos de depresión profunda. Morazán sufría de fiebres relacionadas a las tensiones de su vida pública, que en varias ocasiones lo dejaban paralizado por el dolor. Estos periodos de melancolía psicosomática, eran substituidos por episodios de una actividad tanto creativa e intelectual también inusual. Se conoce muy poco de la vida privada del héroe, quien vivió una vida de recluso, dando muy poca información de su vida privada.

Dentro de ciertos medios de investigación se reconoce a Morazán como un abogado, lo cual es de hecho cierto por el estudio privado de las leyes y el derecho que aplicó de manera extensa en la práctica legal. Lincoln también era un reconocido abogado, famoso por lo meticuloso y el detallismo que invertía en cada caso. Los historiadores imparciales en los Estados Unidos; un medio que siempre ha sido hostil hacia Morazán reconoce su enorme visión de la creación del Estado centroamericano, y como alguna vez lo dijera el gran Vargas Vila; un “hombre superior a su tiempo”.

La gran desgracia de estos pueblos es que aún no saben quién fue ni lo que trató de hacer. Nuevamente citando a Vargas Vila, Morazán; “construyó el más bello edificio al derecho humano”. Aun en los momentos más críticos de su segunda presidencia de la federación, como lo menciona el doctor Juan Almendárez Bonilla, en la epidemia del cólera en 1838, de un solo golpe socializó la medicina en Centroamérica, treinta y tres años antes de la Comuna de París, de la cual Carlos Marx fue un testigo directo.

Contrario al gran logro de Lincoln de mantener la unión de los estados americanos; Morazán fracasó en su mayor proyecto; la unión de los pusilánimes estados centroamericanos. Este fracaso lo condujo al patíbulo de San José. Pero el efecto de las balas homicidas y el tiro de gracia lo volvieron inmortal. Lo triste de este crimen capital es que los hechores eran títeres centroamericanos conducidos por el cónsul inglés; Federico Chatfield, y los siniestros curas de la Iglesia católica que aún no han sido juzgados por la historia.

El legado del héroe es esa inconveniencia incómoda y que martiriza a sus enemigos de hoy y de siempre, y la espada de Damocles que oscila sobre sus cabezas con el juicio pendiente de la historia, y la justicia.

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