CANCIÓN A LAS MADRES HONDUREÑAS

ZV
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21 de mayo de 2023
/
12:30 am
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CANCIÓN A LAS MADRES HONDUREÑAS

Daniel Laínez

Madres dulces…
Madres buenas…
Resignadas madres tristes,
Que pasáis por este mundo
Con un llanto en las pupilas
Y una queja en la garganta
Resignadas madres tristes…
Resignadas madres buenas…
Yo quisiera en este día,
Saludaros con un son desesperado
De timbales wagnerianos…
Con un himno portentoso;
Con un canto que resuene en los oídos
Con un son de martillazos,
Y despierte las dormidas fuentes puras
Del amor y el sentimiento
Con el pecho de los hijos y en la mente de los nietos…

Madres dulces…
Madres buenas…
Mi canción es para todas
¡Para todas es mi canto!
Para aquellas que, en el seno de la alcoba delicada,
Entre tenues sedas níveas y perfumes enervantes,
Mecen tiernas la amplia cuna donde duermen el dulce infante.
Hasta aquellas pobres madres que no tienen otra cuna,
Que la cuna de sus brazos…
Que es la cuna de los pobres…
¡La más tibia de las cunas!
Mi canción es para todas …
¡Para todas es mi canto!
Yo quisiera
Ir tejiendo con ensueños una alfombra…
Una alfombra blanca y suave,
Que reemplace los guijarros que han pisado nuestras plantas;
Que olvidarais un momento…, ¡un momento tan siquiera!
Esa muerta lenta y trágica que se llama SACRIFICIO,
Y llenarais el ambiente de risadas…
Y es por esto que ese día,
-en los ricos pebeteros de mi espíritu-
Por vosotras he quemado el mago incienso de mis versos…

Mi canción es para todas…
¡Para todas es mi canto!
Para aquellas sensitivas…
Para aquellas madres trémulas,
Que sollozan largamente… largamente… largamente
Y que escrutan angustiadas la honda paz de los confines,
Esperando al hijo ausente que se fuera una mañana,
Esperando al guerrillero que se fuera a la matanza,
Y que no volverá nunca… nunca… ¡nunca!
Porque el pobre cayo exánime –al saltar una trinchera-
Con el pecho atravesado de un feroz bayonetazo…

Mi canción es para todas…
¡Para todas es mi canto!
Para aquellas que se apiñan frente a frente a las prisiones,
Donde el hijo sanguinario está purgando su condena…
Para aquellas pobres madres que, en los días de visita,
Van llenando los recintos de los fríos hospitales…
Y para estas otras madres,
Y para estas otras mártires
Que se ganan el sustento en el seno de las fábricas,
Y que comen su pan duro
Sin más sal de condimento que la sal que hay en sus lágrimas…

Madres:
¡Oh, esclavas!
¡Oh, nobles esclavas de mi tierra!
¡Yo os saludo!
¡Yo os saludo con el alma!
Con el alma de mis versos…

Mi canción es para todas…
¡Para todas es mi canto!
¡Oh, amor divino y fuerte!
¡Resignado amor de madre!
El amor de los amores que no espera recompensa,
El amor que lo da todo y que nunca pide nada…

Es la madre…
Es la madre la que espera
Con los brazos siempre abiertos en el quicio de la puerta,
A que llegue el hijo prodigo
Para ungir sus pies llegados de doliente peregrino,
Con el bálsamo piadoso,
De un consejo envuelto en lágrimas…
Es la madre la que sufre, la que llora, la que reza,
Cuando el hijo cae, ciego, en las negras emboscadas de los vicios…
Es la madre la más dulce compañera,
-al tratarla como amiga-
Ella ríe si reímos…
Si lloramos ¡ella llora!

Madres:
¡Oh, esclavas!
¡Oh, nobles esclavas de mi tierra!
Yo quisiera en este día
Ir tejiendo con las rosas de este mayo esplendoroso
Una alfombra….
Una alfombra blanca y suave,
Que reemplace los guijarros que han pisado vuestras plantas…
Que olvidarais un momento…, ¡un momento tan siquiera¡,
Esa muerte lenta y trágica que se llama SACRIFICIO,
Y llenarais el ambiente de risadas…
Dulces,
Francas,
Rumorosas,
Catalinas…

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