ANTICIPADAS

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30 de mayo de 2023
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12:25 am
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ANTICIPADAS

NO se salva ni la diestra ni la siniestra. España, otro más que va a experimentar la vuelta de carnero. Aquí, de este lado del charco, el peruano Pedro Castillo tomó la delantera. Este, ni corto ni perezoso, pegó su propio fujimorazo anticipándose a la segura vacancia que sus opositores le preparaban en el Congreso. Solo que le salió la venada careta. Los militares no lo acompañaron en su autogolpe y, casi entre sollozos al momento de su detención, confesó que no supo en qué estado alucinógeno estaba cuando leyó el comunicado –disolviendo la asamblea y asumiendo todos los poderes del Estado–, dizque sepa Judas quiénes se lo habían escrito. Ya con ese antecedente de agarrar por los atajos, en Ecuador –antes que el diablo lo supiera– metieron la muerte cruzada. La diferencia es que ese mecanismo, para destartalar un gobierno vigente, contrario al fujimorazo, sí está contenido en la Constitución. Es una herramienta para usarla en tiempos apocalípticos, con tal que no se atraviesen los uniformados. En este caso, los militares, sometiéndose a las normas constitucionales, acuerparon la decisión.

Así, madrugándole a sus opositores que, a escasas horas, con un juicio político, disponían quitarlo, disolvió el Congreso controlado por los contrarios y –posponiendo la agonía– convocó a elecciones anticipadas. Después de consultarlo con la almohada anunció que no va a presentarse como candidato presidencial en esas próximas elecciones. De momento, hasta que asuma el sustituto, gobierna por decretos leyes. Quien gane los comicios terminará el tiempo inconcluso que queda al período presidencial. Lasso no pudo recuperar la desplomada situación económica que recibió de Lenín, quien, a su vez, heredó un país destartalado de su antecesor. Pero como la memoria de los pueblos es corta, y la política no es la excepción, el desprecio hacia lo actual –acentuado por la mala situación económica que se padece– fácilmente se traduce en ventaja para lo malo de antes. En España el partido de gobierno y sus aliados acaban de sufrir una debacle en las elecciones municipales y autonómicas. Tanto el PSOE –con los compañeros de viaje– pierden bastiones territoriales. Informa la prensa española que “la Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, las Islas Baleares y La Rioja cayeron en manos del Partido Popular”. “Y además perderá el gobierno de las Islas Canarias”. ¿Qué hacer, entonces, esperar con resignación el posible desgaste de los próximos meses o de un solo, quedarse –con la mano baja de las cartas repartidas, como en el juego del “blackjack” (21)– apostando que la suerte cambie de aquí al 23 de julio cuando anticipadamente se realizarán las elecciones generales? Sin hacer mucha bulla, solo le tomó ir de la Moncloa a Palacio, para comunicarle al Rey la decisión de disolver las Cortes y adelantar comicios.

Al rato –sin que muchos cercanos allegados lo supieran– aparecía en cámara comunicándose con los españoles: “Como presidente del Gobierno y también como secretario general del PSOE –anunció Pedro Sánchez, consciente que la recién consulta fue un referéndum a su gestión– asumo en primera persona los resultados y creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular”. Apenas un par de días atrás de concretada la mala noticia de los resultados electorales, repetía: “Hay gobierno de coalición progresista para rato”, se intuía, bajo la esperanza de agotar la legislatura en compañía de Unidos Podemos. (¿Y vos sabés –inicia el Sisimite– de dónde sale eso de vuelta de carnero? -¿Y no es un ejercicio en la gimnasia –responde Winston–“rol al frente”, llevando como punto de apoyo al suelo, ambas manos hacia la cabeza (de ahí, la semejanza a los cuernos de carnero)? -Más o menos –interrumpe el Sisimite– parecido al duelo en la muerte cruzada, que ambos tiros dan en el blanco. -Bueno –suspira Winston– solo es cosa de no perder la paciencia y esperar cuál será el próximo).

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