Infamia

MA
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30 de mayo de 2023
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12:54 am
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Infamia

José María Díaz Castellanos

La Presidenta se refirió al informe del Consejo Nacional Anticorrupción y dijo: “ha sido tendencioso los ataques en una conferencia del CNA que es una infamia y manipulación se dedicó a denigrar funcionarios y nuestra familia. Todo el pueblo conoce los cómplices del tirano que gobernó este país mientras la dictadura llenaba los bolsillos con contratos lesivos y aprobados por ese régimen, el CNA guardó silencio y fue cómplice… la gente que está en mi gobierno se enfrentaron al golpe de Estado y ahora colaboran honestamente en el proyecto refundación”.

El mismo 25 de mayo, Día del Periodista, el galardonado Eduardo Maldonado también enviaba un mensaje: “Presidenta, escuche a su pueblo”.

Desde que comenzó el gobierno se viene colocando a familiares (familión), y a los “colectivos”. Los primeros seguirán siendo siempre su familia. Los segundos, deben desaparecer porque atentan contra la “seguridad del Estado”.

En el gobierno de “Mel”, se aprobó el Código de Ética del Servidor Público con el objetivo de prevenir la corrupción. Se ampara en los numerales 1,2, y 3 del artículo III de la Convención Interamericana contra la corrupción (OEA) y en el artículo 8 numerales 1 y 2 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción donde Honduras se obliga a aprobar un Código de Conducta contra la corrupción. Se prohíbe aquí a utilizar actos discrecionales para violar la ley. El articulo 13 literalmente dice: “El servidor publico tiene prohibido designar parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad para que se presten servicios en la institución directamente a su cargo, sea de manera remunerada o ad honorem. Se exceptúa el cónyuge del titular del Poder Ejecutivo. Tampoco debe un servidor público solicitar o influenciar para que sus parientes sean contratados en otras dependencias del Estado”. Este Decreto fue aprobado por el Congreso Nacional (Micheletti el 24 de abril de 1907). En otras palabras, es ley de la República de Honduras.

En mi artículo Prohibiciones del servidor público (LA TRIBUNA 2 de febrero del 2022), amplío la explicación de los parientes.

El hecho de no querer escuchar al pueblo, no le eximen de la responsabilidad penal que seguramente, cuando termine el gobierno, se le exigirá por el delito de violación de los deberes de los funcionarios públicos.

No aconsejaría seguir utilizando que los parientes se enfrentaron al dictador y lucharon contra el golpe de Estado. No podríamos aplicar el principio, “Nadie esta por encima de la ley, solo mis parientes”.

En el derecho canónico “Infamia” significa, pérdida de la reputación de honestidad. Pareciera entonces que el CNA es el culpable de la pérdida de la reputación de la Presidenta. Esto no es así. Si yo me tomo una carretera, si saco dinero del Banco Central, si cometo nepotismo, si no dejo elegir libremente al presidente del Congreso Nacional, si armo a los que fue la mancha brava del Partido Nacional, si quemo una embajada, si impido al Poder Judicial emitir leyes, sentencias condenatorias, estoy cometiendo delito. Los que gobiernan son “privilegiados”. Interesante es su afirmación: “Somos representantes del pueblo”.

Hay penas infamantes, prescriptivas y confiscatorias que están prohibidas en la Constitución de la República (Artículo 97). Aquí la “infamia” afecta el honor y la dignidad de las personas: la ahorca, la argolla, la crucifixión, los azotes y la exposición a la vergüenza pública. A los del gobierno le es aplicable esta prohibición menos a JOH porque sufrieron mucho durante 12 años. Esto no es derecho ni justicia.

Ortega en Nicaragua construirá un “Museo de la Infamia” donde se albergaba las oficinas de la OEA. (LA TRIBUNA 27 de abril del 2022). Como odia Ortega los casos de Infamia. Solamente falta que pongan en ese museo al CNA.

El 8 de diciembre de 1941 los japoneses atacan Pearl Harbor. El presidente Franklin Delano Roosevelt ante el Congreso de USA dijo: “Ayer, 7 de diciembre de 1941, una fecha que vivirá en la infamia, los Estados Unidos de América fueron atacados repentina y deliberadamente por fuerzas navales y aéreas del Imperio japonés. Los Estados Unidos se encontraban en paz con esa nación y, bajo solicitud del Japón, se encontraba todavía en negociaciones con el gobierno y su emperador con vistas al mantenimiento de la paz en el Pacifico. De hecho, una hora después de que los escuadrones aéreos japoneses hubiesen comenzado el bombardeo de Oahu, el embajador japonés en los Estados Unidos y sus colegas entregaron al Secretario de Estado una respuesta formal a un reciente mensaje norteamericano. Aunque esta respuesta sostenía que parecía inútil continuar con las negociaciones diplomáticas existentes, no contenía ninguna amenaza o insinuación de guerra o ataque armado…”. Esta invasión, así como la de Ucrania, sí merecen estar en el Museo de la Infamia en Nicaragua.

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