PELEROS Y MANDILES

ZV
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2 de junio de 2023
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01:00 am
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PELEROS Y MANDILES

ESPACIO interactivo al colectivo de mensajes alusivos a los dos últimos editoriales: “Ese tu editorial de hoy –escribe un economista– describe el problema de manera exacta”. “Se grava la maquinaria y equipo, materia prima, empaque, etcétera, y está libre la importación del producto terminado”. “Hay varios casos, los más conocidos son el de los productos farmacéuticos y las artes gráficas”. “En algunos casos resolvieron darle al fabricante una nota de crédito sobre los productos que importan para aplicarla a otros impuestos, pero no se halla a qué aplicarlas y tampoco el gobierno devuelve el valor”. “El problema –aun cuando el artículo no pague impuesto arancelario– es que se empezó a cobrar el impuesto de ventas a las importaciones; pero este no se puede recuperar cuando se importa maquinaria y equipo (que no son para reventa) y tampoco se puede recuperar porque el producto final está exento”. Otra colaboración: “Ese TLC fue una especie de celada para todos los países centroamericanos incluida República Dominicana”. “Claro Panamá no fue firmante del tratado sino más bien del TPA”. (Costa Rica –recuerda el Sisimite– tampoco firmó y negoció aparte un acuerdo menos desventajoso). “Luego que el gobierno hondureño “negociara” a favor de las empresas norteamericanas y no las nuestras, las desventajas competitivas para los productos nuestros se profundizaron”.

Un buen amigo: “Qué gran verdad”. “En la política están los estadistas; saben que el resultado de sus decisiones se verán a largo plazo y, aún sabiendo que son controversiales, las toman en bien de todos”. “Y los “coyunturales” que llegaron por obra y gracia del Espíritu Santo, los que se dedican a saludar con sombrero ajeno”. Mi abuelita me decía: “Papito… Suerte te dé Dios y lo demás no te importe”. Otro lector: “Eso de saludar con banderas ajenas se ha hecho una costumbre”. “El hospital Mario Catarino Rivas fue iniciado en la administración del Dr. Roberto Suazo Córdova y no se concluyó. Luego en otra administración continuaron la obra, pero también le faltaron detalles”. “Posteriormente llegó otro gobierno que no solo quería saludar con sombrero ajeno, sino que se atrevió a proponer otro nombre para el hospital”. “Al final se hizo justicia y se bautizó con el nombre de una persona que le dio, de manera desinteresada, sus servicios al pueblo sampedrano”. “El otro nombre que proponían finalmente les sirvió para bautizar el bulevar que conduce hacia el hospital”. Otro lector: “Increíble. Además de ser un país pobre, vamos a incrementar la pobreza en el agro en vez de ayudar a reducirla”. “Nos quedamos sin un Ángel de la Guardia”.

(Un párrafo del último artículo: Más grosero aún dada la desocupación desbocada que se sufre. Pero el daño no acaba ahí. Encaramaron albarda sobre aparejo. La lista de privilegio de libre importación favorable a muchos negocios de la localidad –sin posibilidad de establecer controles para separar lo necesario de lo suntuario ya que el país con el TLC perdió autonomía administrativa– es trampa de arenas movedizas. También permite la importación, ya sin cuotas y libre de gravámenes, de un montón de productos agropecuarios). Un empresario fundador del colectivo: “Encamararon albarda sobre aparejo”. “Por suerte mi hermana es instructora de equitación para entender esta terminología hípica”. Otro mensaje: “Gracias por la cátedra. No parece haber forma de superar estas condiciones para el agro que siempre había sido nuestra esperanza y fuente de orgullo”. (¿Y sabés –inicia el Sisimite– qué es albarda sobre aparejo? -¿Y no es redundancia, pues? –interrumpe Winston– o mejor dicho pleonasmo, o sea repetición innecesaria. -Pues sí –en sentido lingüístico– pero en el campo se sabe que si se ensilla la bestia con albarda, que es la almohadilla del aparejo colocada en el lomo para que no les lastime la carga, ya era suficiente el forro de la albarda, para que le coloquen uno extra. -Bueno –suspira Winston– pero allá en mi pueblo se ensillaba acomodando peleros (sacos de bramante para evitar el sudor) sobre el lomo, y encima para acolchonar, una pieza, gualdrapa o manta gruesa (mandil: paño grueso) que vendían en el mercado, y luego se coloca encima la montura).

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