“Albarda sobre albarda”

ZV
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3 de junio de 2023
/
12:20 am
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“Albarda sobre albarda”

BIEN les decíamos que el atractivo de muchos en el colectivo, más que el contenido de fondo del artículo, son las curiosidades y las citas coloquiales que sueltan Winston y el Sisimite en sus conversaciones. Ejemplos. Un amigo pregunta: ¿Y cómo conoces esos términos si son propios de los que hemos andado con caballos desde nuestro nacimiento? “Gualdrapa, mantillón, pelero, me hacen recordar mi niñez”. “La palabra mandil no la conocía en mis tiempos aquellos”. Otro amigo: “La albarda es una montura más simple no con tanto lujo siempre de cuero y el aparejo es una especie de montura, pero para cargar cosas y no es hecha para que el jinete monte; esa es la diferencia”. “Continúe siempre con este estilo en los editoriales”. Y para mejor proveer, envía varias fotos de albardas y monturas, tomadas del Internet, como ilustración, suponemos, de lo que afirma. (Definiciones de un portal de referencias: “Albarda: Pieza principal del aparejo de las bestias de carga, que se compone de dos a manera de almohadillas rellenas generalmente de paja y unidas por la parte que cae sobre el lomo del animal”. “Aparejo: Con carácter general el conjunto de elementos que se pone al ganado caballar o asnal para cargarlo o montarlo se llama aparejo y la acción de llevarla a cabo se conoce como aparejar”. El conjunto de arreos propios que se coloca a yeguas, caballos y machos para proporcionar seguridad y comodidad en los desplazamientos se llama montura).

Lo anterior alusivo a la conversación de cierre: (¿Y sabés –inicia el Sisimite– qué es albarda sobre aparejo? -¿Y no es redundancia, pues? –interrumpe Winston– o mejor dicho pleonasmo, o sea repetición innecesaria. -Pues sí –en sentido lingüístico– pero en el campo se sabe que se ensilla la bestia con albarda, que es la almohadilla del aparejo colocada en el lomo para que no les lastime la carga. Albarda sobre aparejo es equivalente a “albarda sobre albarda” otra expresión coloquial “usada para hacer burla de lo sobrepuesto, repetido, innecesaria y torpemente”. O sea, insinuación de lo excesivo. -Bueno –suspira Winston– pero allá en mi pueblo se ensillaba acomodando peleros (sacos de bramante para evitar el sudor) sobre el lomo, y encima para acolchonar, una pieza, gualdrapa o manta gruesa (mandil: paño grueso) que vendían en el mercado, para luego colocar encima la montura). Otra contribución: “Qué interesante presidente, estos últimos editoriales me han recordado asuntos que van guardándose en el trastero de la memoria”. “Muchos de los temas que desde su conocimiento de primera mano ha tocado estos días hay mucha gente que no los conoce y opina sin saber”. “Tantas, tantas equivocaciones sobre cosas que, al desconocerlas o no recordarlas, son objeto de repetición; y tantas cosas buenas, de las que como usted señala, otros tomaron el crédito”. “Hay mucho del trabajo realizado por usted y otros ilustres compatriotas que olvidamos reconocer; tenemos la tendencia a olvidar fácilmente”. “Es importante refrescarnos la memoria con lo positivo y lo negativo”.

Un amigo periodista, acompaña su comentario –“a propósito de esos zombis hipnotizados por esos chunches”– con una ilustración: Son cuatro monos: Uno, el que no ve, tapándose los ojos. El segundo, que no escucha, tapándose las orejas. El tercero, que no habla tapándose el hocico. Y otro mono con un teléfono celular en la mano. “Por fin apareció el cuarto mono, una combinación de los otros tres: no ve, no escucha, no habla”. (Pues bien –interviene el Sisimite– les faltó decir que tampoco entiende. –Ya sé lo que vas a decir –interrumpe Winston– el analfabeto de esta generación, que sabiendo leer y escribir, nada lee y nada de ver escribe. -Ah, y regresando al establo –irrumpe el Sisimite– ¿sabías que el caballo se ensilla colocando una alfombra, sudadera o carona, o manta de montar antes de ponerle la montura? -¿Y podés montar a pelo? –repregunta Winston– y si sos buen jinete, no solo es cosa de ensillarlo sino de agarrarse bien y sostenerse por si relincha y corcovea).

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