Catacamas: ciudad florida

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4 de junio de 2023
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12:06 am
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Catacamas: ciudad florida

Iglesia católica de Catacamas.

Rubén Darío Paz*

Resulta fascinante el hecho de que distinguidos poetas hondureños hayan dedicado versos a sus lugares de procedencia o sitios que les resultaron seductores en la geografía patria, para una breve ilustración menciono algunos, el poeta Sosa, le cantó a Tegucigalpa, José Antonio a Comayagua, Alex Darío a Santa Bárbara, Óscar Acosta a las Ruinas de Copán y Froylán Turcios le llamó a Catacamas ciudad florida. En el extenso departamento de Olancho se localiza Catacamas, su área según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), alcanza 7,173 kilómetros cuadrados, que lo posesiona como el segundo municipio más extenso de Honduras, superado únicamente por Puerto Lempira (Gracias a Dios), que alcanza 8,063 kilómetros, basados también en la referida dependencia oficial.

Catacamas es una ciudad pintoresca que aún conserva pinceladas de ruralidad, conserva un desigual casco urbano, en parte porque recordemos, que Catacamas fue un pueblo que surgió como una reducción indígena , y no como la típica fundación colonial, que se llevaron a cabo en otros rumbos de lo que ahora es Honduras.

Efectivamente Catacamas, es un nombre indígena y se consigna por primera vez en 1582, cuando aparece entregada en encomienda a Isabel Becerra, con treinta indios tributarios . Siglos después el Antonio R. Vallejo señala “Catacamas, es un pueblo situado al norte, en la parte superior y dominante del extenso y hermoso valle de su nombre (…) Nada se sabe acerca de la fundación de este pueblo; pero juzgamos que es muy antiguo, porque en 1770 ya tenía ejidos.

Tampoco se sabe que se haya trasladado a otro lugar. Catacamas tiene regulares casas, anchas y extensas calles, algunas empedradas. Cuenta con iglesia, cabildo, casa para escuela, otra destinada para oficina telegráfica y otra que sirve para la venta de carnes. El clima es suave y agradable.

En el censo de Fray Fernando Cadiñanos de finales del siglo XVIII, se incluye como San Francisco de Catacamas perteneciente al Curato de Manto. Se sabe que la población empezó a extenderse sobre la margen derecha del río Catacamas, que circunda la parte nor-oeste de la ciudad. Coincidimos con Vallejo, en que Catacamas, es una de las poblaciones más antiguas de Honduras, inicialmente habitado por numerosos grupos indígenas, varios siglos antes de la llegada de los conquistadores españoles. Hacen falta fuentes históricas y estudios arqueológicos, que nos aproximen a conocer con profundidad el origen de sus pobladores.

Fue hasta el año de 1838, que Catacamas alcanzó categoría de municipio y en la división política territorial de 1889 aparece como uno de los municipios del Distrito de Juticalpa. Con el devenir de los tiempos se han venido suscitando muchos acontecimientos, de especial referencia resultan los relatos de William V. Wells, al entrevistarse con ricos hacendados olanchanos a mediados del siglo XIX, donde aún en las conversaciones de sobre mesa, se recreaban a flor de labios, las virtudes de los abundantes placeres auríferos en los meandros del Guayape. No podemos soslayar el rol protagónico de esos caudillos en las célebres “guerras civiles”. Arrancando el año de 1898, se le concedió el título de ciudad, siendo presidente de la Republica el doctor Policarpo Bonilla.

Con el transcurrir de los años y aprovechando las virtudes del extenso valle del Guayape, se ha logrado diseñar avenidas y calles con un trazo simétrico, tanto que se ha extendido en direcciones contrarias al plano original, situación más visible en las últimas décadas del siglo XXI, sin olvidar que la ciudad es casi circundada por bulevares que ya saben a modernidad. Esta ciudad es considerada por quienes la visitan como una de las tres ciudades más limpias de Honduras, merito que comparte con San Marcos de Colón y La Ceiba. Quizás lo que más llama la atención es el concurso de las vecinas sobre todo en los barrios céntricos, que antes de que aclare el sol, hacen que las calles luzcan limpias, aunque cuenta con los servicios básicos de agua y tren de aseo, administrados por las autoridades municipales.

Plantación de maíz en el municipio de Catacamas.

Catacamas desde su toponimia

Como es frecuente en Honduras, en torno a numerosas palabras indígenas, se elaboran muchas invenciones, que únicamente sirven para alimentar el acervo folclórico. Sin embargo, el estudioso Larde Larín, sostiene lo siguiente “proviene de cata: olla o tinaja, y cama: boca, así su nombre significaría “en la boca de tinaja” o “boca de olla”.

Una iglesia colonial

Como todas las comunidades de tradición franciscana, cuenta con una iglesia dedicada al santo patrón San Francisco de Asís y en cuya arquitectura se han fundido elementos artísticos de diferentes momentos históricos.

Se trata de un edificio elegante, rectangular, techos a dos aguas entejado. En su fachada sobresalen un conjunto de pilastras almohadilladas y un remate mixtilíneo espontaneo. En el lateral izquierdo se alza una torre campanario que complementa el vistoso frontispicio, ambos elementos por su altura destacan respecto al cuerpo de la iglesia. En la torre destacan tres campanas dos grandes y una pequeña, todas fueron fundidas por Avelino García, el año de 1929, en la campana de mayor tamaño aún se puede leer, Sanctus Michael Princeps Magnus Cum Angelis Tuis, Adjuva Nos in Proelio Contra Draconem. (San Miguel príncipe de las legiones celestiales, únenos a ti en la lucha contra el dragón, contra el mal).

Para obtener una panorámica completa de la ciudad es preciso visitar el imponente Monumento a La Cruz, construido sobre una pequeña y cercana elevación. El sitio es propicio para disfrutar de paseos familiares, que luego de sortear más de 500 gradas se obtiene la placentera gratificación de contemplar el trazo urbano de la ciudad y gran parte del extenso valle. A lo largo de las gradas, se han realizado una serie de murales, que ilustran en parte la historia patria. El Barrio de La Cruz, en Catacamas para conmemorar su día, realizan una serie de actividades como adornar cruces con coloridos papelillos o plásticos, mismas que colocan en los aleros de sus casas, buscando protección de los vientos huracanados y tormentas. Por la noche ya es una festividad bullanguera, con música, comida y bebida a discreción que puede prolongarse hasta el día siguiente.

Catacamas en la encrucijada

A pesar de que las autoridades y vecinos no han sido anuentes ante las indicaciones que se han emanado del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, Catacamas, sigue teniendo casas antiguas elegantes, con espaciosos corredores, jardines interiores que sería oportuno conservar. Fue por esa negligencia de las autoridades, que gran parte del antiguo cementerio fue destruido, cuesta entender que preservar las edificaciones, también es parte de la responsabilidad con el país. Su parque central ocupa unos 400 metros cuadrados y se le conoce con el nombre de Félix M. Reyes, quien fue alcalde en funciones cuando se edificó. Esta distante a la iglesia católica y constituye una importante área verde dominada por un casi centenario árbol de Ceiba. Una escultura de exigua calidad estética, dicen que representa a la madre olanchana. Esculturas de mal gusto o improvisadas, también se encuentran en otros rumbos del país, aunque por supuesto también hemos contemplado obras con mayor rigurosidad.

En fechas recientes un grupo de artistas locales e internacionales, llevaron a cabo un importante proyecto en la ciudad, pintaron una serie murales, de tal manera que muchas de sus paredes ahora se han vuelto atractivas y llenas de color. Especial referencia han hecho a Doña Estilita Soleno, a quien le dedicaron uno de los murales, virtuosa e inquieta mujer que, desde su talento, animaba las coronaciones durante las ferias, aparte de que, por muchos años, estuvo al frente del grupo de teatro denominado Kataj Amak, que se presentó en varios escenarios. A su muerte dejó una serie de apuntes, donde se recoge parte de la vida cultural e historia de Catacamas, ojalá algún interesado, pudiera editarlo y darle formato de libro, para compartirlo.

Una Casa de la Cultura en un estratégico lugar

Con todo y que este edificio tiene una ubicación privilegiada, sobre una pequeña elevación conocido como “el cerrito del Cuartel”, cercano al centro histórico. Alberga importantes salas y colecciones permanentes, sin embargo, no cuenta con el apoyo que merece, pese a que lleva el nombre del destacado intelectual Don Hostilio Lobo. Es perentorio, que, desde el Estado hondureño, se diseñe un plan de fortalecimiento para las Casas de la Cultura a nivel nacional, de lo contrario se corren riesgos mayores.

El Palacio Municipal post colonial

Al costado izquierdo de la iglesia católica, y peatonal de por medio, se levanta un elegante edificio construido entre 1850 y 1900, ocupa un área de casi 700 metros cuadrados, de estilo arquitectónico, post colonial, de una sola planta, techos amplios (recién le quitaron las tejas originales y le colocaron otro material “moderno”) tiene amplios y altos corredores, más visibles en su fachada norte, donde exhibe varias columnas prefabricadas. En el interior también se encuentran corredores, sólo que menos amplios y dan acceso a los jardines exteriores. Habitualmente el uso de relojes públicos, como instrumentos para estandarizar el tiempo entre los pobladores, ha sido reservado para iglesias y catedrales, salvo excepciones como los casos de Olanchito, El Progreso y Catacamas, donde se han construido torres, en plazas o en un costado del Palacio Municipal. El reloj de Catacamas funciona desde 1955 y fue instalado en la administración de Arnaldo Valdez Zavala, como elemento curioso sobre el reloj, se lee una frase en latín Tempus Fugit, colocada por un sacerdote francés de apellido Sipper y nos recuerda “lo fugas del tiempo”. Es un reloj de péndulo, que marca las horas y las medias horas con sonidos diferentes. En las proximidades del edificio municipal, se encuentra el museo, una casa a la usanza antigua, en cuyo interior se atesora parte de la riqueza del municipio.

San Francisco también se festeja en Catacamas

Son varias las poblaciones que festejan a San Francisco de Asís, incluso es una de las advocaciones religiosas que más se repiten en Honduras. La feria de Catacamas en su honor, aún conserva un sinnúmero de manifestaciones populares, toro-fuegos, carreras de perros, palo y chancho encebado, carreras de cintas, competencias de señoras que jalan agua y la original competencia de hendedores de leña.

La Montaña de Piedra Blanca

Como un inmenso manto verde se levanta esta bellísima montaña, alcanza más de 1500 m. En el imaginario popular, la montaña se vuelve mítica por lo que son muchas las recreaciones folclóricas que se tejen. Alcanza dimensiones considerables y de frente muestra una enorme roca que le da su nombre. Numerosas fuentes de agua descienden de ella y es lugar idóneo para observar la vida al natural del lugar. Es urgente diseñar planes estratégicos de manejo e integrarla a una propuesta de turismo ecológico, de tal manera que al menos los olanchanos la conozcan en profundidad.

Cuevas de Talgua.

Las calaveras luminosas de Talgua

A ocho kilómetros de al noroeste de la ciudad de Catacamas y en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional, Sierra de Agalta, se encuentran las Cuevas de Talgua, ahora constituidas en un parque eco arqueológico.

Las cuevas de Talgua, fueron referidas, inicialmente por el viajero Williams Wells a mediados del siglo XIX, y con mayor énfasis en 1930, por Jesús Aguilar Paz, en su libro “Tradiciones y Leyendas de Honduras”, todo gracias a un artículo antes publicado por Amílcar Gómez Rovelo, en un periódico de 1928.

Por su trascendía y exquisito relato me permito, incluir un segmento “En la abrupta cordillera , cuya base bañan las aguas bulliciosas del río Talgua , que se deslizan turbulentas y espumantes , hasta descender al valle, corriendo entre cañaverales , entre bosques de amates adornados de lianas y orquídeas .Un poco más arriba de la hacienda de Talgua, existe una caverna que la imaginación popular ha llenado de múltiples leyendas que, trasmitidas de boca en boca , de los padres a los hijos, llegan hasta nosotros despertando curiosidad en el espíritu vulgar y el deseo de observación en el hombre instruido”. Las cuevas de Talgua, siempre fueron referencia fabulosa para algunos habitantes aledaños al sitio, y en 1980 habían sido mapeadas por el espeleólogo Larry Cohen.

Talgua: un descubrimiento sorprendente

El trascendental hallazgo de las Cuevas de Talgua, fue notificado a las autoridades locales por los intrépidos aventureros, Jorge Yánez y Desiderio Reyes en 1994, quienes lograron ingresar a la cámara fúnebre. Estas cuevas guardan en su interior espectaculares estalagmitas, estalactitas y electitas que forman caprichosos diseños que han dado la vuelta al continente y han hecho de Talgua un sitio de visita obligada por numerosos expertos de la arqueología y espeleología moderna. El descubrimiento de restos humanos que datan de varios siglos antes de nuestra era, han constituido valiosos elementos para la reinterpretación de la historia del país. Sobre todo, cuando las fronteras culturales aún están por definirse. De mucha trascendencia es la cámara funeraria, donde se conservan cientos de cráneos que a criterio de los expertos se trata de un sitio donde se efectuaron rituales funerarios.

“Hasta la fecha se han identificado 23 depósitos de material esquelético humano, 20 de los cuales contienen restos de más de una persona. Según informes del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, aproximadamente 200 personas pudieron haber sido enterradas en dicha cámara. El conjunto de cráneos ha sido recubierto, gracias a las filtraciones de agua, con calcitas (sales minerales), que además de servir para la conservación de dichos restos, hacen que la luz reflejada sobre los cristales de sal genere brillo exclusivo. Se encontraron vasijas de mármol y jade, lo que refleja el alto estatus de los sepultados”. “Los vestigios de lo que hemos dado en llamar La Sociedad de Talgua nos muestran cuevas que no fueron residencia, sino una gran bóveda mortuoria que alberga más de un centenar de restos humanos, enterrados de una manera selectiva, elitista. Las vasijas de cerámica datan de casi 1000 años a. C (800) a.C., según las pruebas del radiocarbono en algunos materiales orgánicos que acompañaban las muestra”.

“Pero uno de los aspectos más interesantes proviene del hecho de que la región está situada sobre la frontera entre las dos grandes zonas de la cultura americana: Mesoamérica, al norte, y el área cultural andina al sur. La región de Talgua puede contener la clave cómo estos pueblos sobrevivieron y florecieron entre estas dos áreas culturales”

Descubrimientos arqueológicos

En algunas aldeas aledañas a Catacamas, se han encontrado innumerables restos arqueológicos, que confirman, la riqueza histórica de la región, lo mismo ha sucedido en otra serie de municipios aledaños, que, al no existir una política de protección, han sido víctima de incontables saqueos, por lo que ya es tiempo que las autoridades competentes diseñen un plan para controlar el tráfico ilícito de los bienes patrimoniales de la nación.

Actividades económicas

Gran parte del fértil valle del Guayape se ha utilizado para la ganadería desde tiempos coloniales. Muchas familias olanchanas, figuran como grandes propietarios de hatos ganaderos, que les permitió controlar la actividad comercial y política de nuestro país, que incluso han alcanzado la más alta magistratura del Estado.

Ligado a la actividad ganadera se han desarrollado otras pequeñas industrias como la talabartería, actividad que permite a los artesanos la confección de fajas, albardas, aparejos, vainas para machetes, fundas para pistolas etc. Otro rubro de trascendencia es este fértil valle, es el cultivo de granos básicos a gran escala, ya que Olancho, junto a Yoro, son los departamentos que bien pueden llamárseles “los graneros de Honduras”. Catacamas desde la fertilidad de sus valles, siempre ha tenido una ganadería extensiva, una alta producción de lácteos, tanto que, en años recientes, se ha insertado en la elaboración de productos cárnicos con buen suceso. En las últimas décadas como otra alternativa se han implementado una serie proyectos de acuicultura. La exquisitez de su gastronomía, se manifiesta desde el famoso “tapado olanchano”, el picadillo, sopa de arroz de maíz, las capirotadas, la machigua y una amplia oferta de pan casero; rosquillas de cuajada, buñuelos, quesadillas, hojaldras y por su puesto el ponche de leche, con o sin piquete…Hemos podido confirmar que el olanchano consume carne los tres tiempos.

A la memoria del escritor José A. Sarmiento y el Dr. Luis Amador, con mi amistad y admiración.

El Siguate, Catacamas, mayo, 2023

1 Las reducciones indígenas fueron parte de las políticas de dominación colonial, donde agrupaban poblaciones cercanas e implementaban ayuntamientos por la fuerza.
2 Ver la Encomienda sobre San Jorge de Olancho, descrita en Documentos Coloniales de Honduras, bajo la responsabilidad de Héctor M. Leyva. Página, 72.
3 Vallejo, Antonio R- Primer Anuario Estadístico. Correspondiente al año de 1889. Editorial Universitaria, Tegucigalpa, 1997. Página 101.
4 Curato se refiere al cargo de un cura (el sacerdote con cura de almas en una parroquia), así como al territorio sobre el que, especialmente en el Antiguo Régimen, ejercía su jurisdicción espiritual1 y su capacidad de extraer rentas, que constituían su beneficio eclesiástico. Manto, fue el centro político más importante de Olancho, hasta que Juticalpa se convirtió en Cabecera.
5 Aguilar Paz, Jesús. Tradiciones y Leyendas de Honduras.
Museo del Hombre Hondureño. Tegucigalpa, 199º. Páginas 73-74.
6 Opc. Cit Página,73
7 Noble W.J. La edad de las calaveras brillantes, asombra a los científicos. Artículo del Periódico La Tribuna, agosto 1999.
8 La Cueva del Río Talgua. El Cementerio más antiguo de Honduras. Revista YAXKIN. Instituto Hondureño de Antropología e Historia. Tegucigalpa, 1997.

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