Por: Hermes Ramírez*
El pasado 13 de abril falleció don Mario Hernán Ramírez, un autodidacta, historiador, poeta, escritor y periodista, un personaje multifacético que se adelantó en el camino que todos debemos de recorrer, alcanzando en vida diversos honores por su amplia trayectoria en la radio en Honduras, como lo fue incluso, el Premio “Álvaro Contreras” entre otras distinciones.
Don Mario procreó una familia con mi tía Elsa Ramírez -ilustre periodista y escritora- naciendo mis primos Gaby y Nando a inicios de la década de los 80, -mi familia más cercana- con la que crecimos juntos en la colonia San Ángel, lo que me llevó a conocer a don Mario y admirarlo por su enorme vocación literaria, su permanente capacidad de lectura y locución en sus programas de radio.
Siendo muy niño recuerdo verlo sentado en reiteradas ocasiones junto a su madre doña Petrona -en la sala de su casa de habitación- conversando con ella, observándolo cuando con voz fuerte y en tono alto, con suma pasión daba sus noticias o profundizaba reflexivamente en la lectura de sus diarios escritos o en sus libros; muchas tardes y fines de semana de aquellas décadas 80 y 90.
De niño no dimensionaba que tenía un enorme privilegio -como muy pocos niños de la época-, crecer junto a una figura de la talla de don Mario y de lo que significaba para la sociedad y el periodismo, profesión que ejerció aproximadamente 70 años hasta sus últimos días.
Me enseñó los libros que conformaban su biblioteca personal, sus escritos, los múltiples recortes de periódico que coleccionaba y de 8 ó 9 años solía corregirme en la pronunciación y dicción de las palabras y en el tono de mi voz.
Me contó historias y anécdotas de la vida personal de don Céleo Arias, Vicente Tosta, Tiburcio Carías Andino, Manuel Bonilla, Alberto de Jesús Membreño, José Ángel Zúñiga Huete, Ricardo Zúñiga, Villeda Morales, Vicente Mejía Colindres, Edgardo Paz Barnica Juan Ramón Molina y Modesto Rodas, muy particularmente el discurso fúnebre que este dio en el sepelio del Dr. Villeda Morales.
Al inicio de los 90 celebramos el cumpleaños 66 de don Mario -recuerdo el enorme pastel- en una pequeña propiedad de mi abuelo Faustino Ramírez, una modesta fiesta de cumpleaños fuera de la ciudad, donde viajé con 8 años en el baúl de una camioneta blanca propiedad de uno de los hijos mayores de don Mario.
En mi adolescencia en un evento de sociedad civil a finales de los años 90 recuerdo con orgullo comentarle a don Segisfredo Infante -durante un almuerzo- que mi tío era don Mario Hernán Ramírez y de la influencia que había tenido en mí, orientándome a la constante lectura y al conocimiento de la vida política-social del siglo XIX y XX de Honduras.
Solía encontrármelo junto mi tía Elsa y Nando en el pasaje Midence Soto, pasó sus últimos años al lado de ellos de forma inseparable -un amor inquebrantable- y nunca dejó de escribir o de hacer sus programas de radio.
Su economía familiar se vio muy afectada durante la pandemia que tuvo que vender parte de su colección de libros y sobrevivir con el apoyo de familiares y amigos, por su baja pensión.
El apoyo irrestricto de su esposa la licenciada Elsa Ramírez le permitió continuar escribiendo y publicar en los últimos años diversos libros donde recoge anécdotas y sobresalta la historia del periodismo en Honduras, acciones que son un legado invaluable para las próximas generaciones y un aporte significativo a la producción literaria hondureña.
Agradezco mucho la oportunidad que tuve de compartir en vida con don Mario, hoy debo a él muchas cosas positivas en mi vida, que me marcaron para forjarme como profesional del derecho y de forma constante construir conocimiento. ¡Hasta pronto don Mario!
“Los únicos bienes intangibles son los que acumulamos en el cerebro y en el corazón; cuando ellos faltan ningún tesoro los sustituye”.
José Ingenieros Libro: El Hombre Mediocre
*Doctor en Ciencias Penales Catedrático de Derecho.
E-mail: [email protected]
