Apagones o racionamientos, al final un desastre de país
Carlos Medrano
A estas alturas del año, yo creo que ya todos los hondureños hemos sufrido los embates de los apagones que, tengan justificación o no, al final nos retrata como un país desordenado, sin planificación estratégica y sin conocer cuáles son las verdaderas prioridades que tienen como nación.
Estuve recientemente todo un día (domingo) sin la energía eléctrica, trastornando todo el normal funcionamiento familiar, perdiendo un día pues no hay energía eléctrica para que funcione el Internet, la televisión, se descargan los celulares, no funcionan los ventiladores o aires acondicionados, en fin, una “mentada de madre” para las autoridades de la ENEE y de gobierno.
Pero existen personas, familias, comunidades enteras que tienen días enteros, semanas y hasta meses sin energía eléctrica, primero por “sobrecargas del sistema”, después por el super-niño, posteriormente por los contratos de la narcodictadura, en fin, una serie de justificaciones impopulares desde todo punto de vista.
Se arruinan principalmente los aparatos como las refrigeradoras y televisores, se gasta dinero en comida fuera de casa, se sufre con el calor, se programan actividades fuera del hogar que no estaban planificadas y que cuestan dinero, en fin, toda una problemática familiar y de país.
Las suspensiones de energía son cada vez más frecuentes, algunas intermitentes y sin mayores dolores de cabeza, otras que irritan a la población pues les cambia la vida, literalmente.
Y si describimos el impacto que tienen estos apagones o racionamientos disfrazados en el aparato productivo del país, cálculos conservadores estiman que se pierden aproximadamente unos 10 a 20 millones diarios por la interrupción de la energía eléctrica.
Una empresa, por ejemplo, que está elaborando camisetas o arneses para la industria automovilística, que trabaja con equipo electrónico altamente sofisticado, debe de apagar sus maquinas una hora antes si el corte es programado y una vez que se restablece el servicio deberá resetear su operación con un prudencial tiempo para no afectar a esta maquinaria.
Un pequeño comercio que vende achinería u otro que vende ropa usada y tiene la luz apagada, lo más lógico es que nadie entrará a su local por factores como la inseguridad, no se aprecia bien el producto y el consumidor no se anima a comprar pues a nadie le gusta estar en un ambiente lúgubre y en penumbras.
La presente administración de la Presidente Xiomara Castro, si quiere refundar todo el sistema de energía eléctrica en Honduras, deberá adquirir energía lo más pronto posible, ya sea en el mercado internacional o con los empresarios dedicados a este rubro.
Si continúan con el discurso de que la culpa es de JOH y que los contratos de energía están amañados y caros por la corrupción dejada en la administración anterior, el tiempo pasará y pasará irremediablemente, continuarán los apagones, se acrecentará la insatisfacción y el país marchará al despeñadero económico más rápido de la impensable.
Dejen de derrochar el dinero e inviertan urgentemente en la represa El Tornillito para prevenir y controlar las inundaciones en el Valle de Sula y generar energía limpia introduciendo al sistema unos 200 megas de energía, entre otras salidas a la crisis.
Pongan en la ENEE a un gerente de verdad, liciten lo más pronto posible y con transparencia, con veeduría hasta internacional los 400 megas que necesitamos y miremos el reto del 2024 con suma urgencia, pues sino se los “comerá la chula” en los años políticos que ya están a la vuelta de la esquina.
Periodista
