Por: Mario E. Fumero
Se acerca un futuro sombrío para las Sagradas Escrituras, ya que grupos satánicos y de los movimientos LGTBQ, están tratando por todos los medios, de obligar a algunos gobiernos profanos a catalogar la Biblia como un libro que promueve “el odio y la violencia” ya que en el mismo se señalan que tales conductas que actualmente los sistemas jurídicos están catalogados como normal, la Biblia lo cataloga pecado y abominación delante de Dios.
Entre los muchos enemigos que tiene la Biblia, los más acérrimos son aquellos que defiende la llamada ideología del género, ya que las Sagradas Escrituras señalan fuertemente la homosexualidad como una perversión, y no como un género “no binario”, declarando que la familia es formada por un hombre y una mujer, no dando otra alternativa, como actualmente enarbolan los movimientos defensores de esta ideología. Además, están aquellos que defienden los derechos humanos de los delincuentes, pues desde el punto de vista teológico, toda violación a la ley, trae secuencia, y el término bíblico de “pecado” que no les gustan a defensores de los derechos humanos. La parte que más objetan los que defienden estos derechos de los delincuentes es la llamada “ley de talión” la cual proviene de la raíz latina talis-tale, que significa ‘semejante’ o ‘igual’ y se encuentra en Éxodo 21:23-25 y Levítico 24:17-22. Esta ley propone que un mal acto debe ser contestado con otro mal acto de la misma estirpe, lo cual choca con la proclama de los defensores de los derechos humanos que protegen a los delincuentes, en vez de defender a los ciudadanos que son víctima de ellos. Aunque esta ley figura en el decálogo judío del pentateuco y también en el Corán islámico, la misma se encontró también se encontró en el famoso Código de Hammurabi, elaborado por el rey de Babilonia y que tenía ese mismo nombre, esto fue sobre el siglo XVI antes de Cristo. La leyenda dice que el monarca recibió el Código de manos del dios Shamash en persona. Está compuesto por 282 normas, y el grabado original de las mismas se conserva en la actualidad en el Museo del Louvre.
No cabe duda que la Sagrada Escritura establece la pena de muerte como fórmula de castigo para ciertas situaciones puntuales. En el nuevo testamento el apóstol Pablo habla sobre el hecho de que los magistrados no en vano llevan la espada, para castigar a aquel que hace lo malo (Romanos 13:4) haciendo con ello alusión a la pena de muerte imperante dentro del decálogo romano de la época. El único problema para ejercer esta sentencia tan radical radica en que debemos de estar seguros hoy que los jueces deben de actuar rectamente, para lo cual necesitaríamos hombres justos y rectos, que no se vendiera ante los poderes dominantes para torcer la justicia.
Hay principios bíblicos que no caen bien a las nuevas ideologías existentes. Debido ello, algunos traductores liberales han elaborado unas versiones bíblicas con tendencia a la desmitificación, usando un lenguaje inclusivo, y para ello, cambian los términos, adaptando a la diplomacia, e incluso, eliminando aquellos textos que señalan lo perverso, como ocurre en el caso de una Biblia gay conocida como la versión “Queen James” (La Reina Jaime) la cual fue lanzada recientemente con la intención, según sus editores, de resolver la ambigüedad interpretativa con respecto a la homosexualidad. No solo se está usando un lenguaje sustitutivo del correcto, sino que incluso se quiere eliminar toda referencia o señalamiento a pecados específicos, e incluso, se crea expresiones ambiguas para apoyar el fenómeno trans como es “todes” en vez de todas.
Una de las leyes que establece las Sagradas Escrituras es la llamada ley de la siembra y la cosecha, ya toda violación al orden natural traerá consecuencias. Esta afirmación también se encuentra presente en las religiones orientales en donde se deja ver que toda acción produce un boomerang, por lo que tarde o temprano todo lo que hace regresa contra ti mismo.
Aunque es cierto que la Biblia promueve el amor sobre todas las cosas, también establece que la justicia debe estar basada en el amor, y tiene que ser igual para todos, por lo que toda acción, produce una reacción, y toda desobediencia trae consecuencias, pero esto último, no es del agrado de los que, escudándose en los derechos humanos, toleran el crimen y la maldad, invalidando la justicia, y destruyendo el temor hacia el hacer lo malo, dando lugar a la impunidad, y con el cuento de los derechos, se les tolera a los delincuentes muchas iniquidades, pero esos mismos derechos humanos, no respetan, ni defienden el derecho de los que quieren nacer, pero por medio de la ley se les mata en el vientre de su madre.
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