El Princesa de Asturias de Investigación: “Vivimos en un planeta dominado por microbios”

HG
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8 de junio de 2023
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08:25 am
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El Princesa de Asturias de Investigación: “Vivimos en un planeta dominado por microbios”

Como una oportunidad de dar visibilidad a los diminutos seres que dominan el planeta, los microbios, y alejarlos del estigma de ser los enemigos del ser humano. Así recibirán los tres científicos estadounidenses el Premio Princesa de Asturias a la Investigación, que ha reconocido sus contribuciones al área de la microbiología.

“Tenemos que usar estos momentos para explicar cómo los microbios interactúan pacíficamente entre sí en su entorno y que las personas acepten el hecho de que viven en un planeta dominado por microbios, que llegaron primero”, cuenta a EFE el científico Jeffrey Gordon, uno de los tres galardonados.

Pionero en el descubrimiento y comprensión del microbioma humano, Gordon (Nueva Orleans, 1947) ha dedicado su carrera a estudiar las comunidades microbianas que están en los intestinos, y ha llevado a cabo proyectos que van desde aplicaciones frente a la malnutrición infantil hasta la búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra las bacterias resistentes a los antibióticos.

Esta última aplicación es una de las que ha querido reconocer la Fundación Princesa de Asturias, que le otorgó esta semana el galardón junto con el también biólogo Peter Greenberg y la bioquímica Bonnie L. Bassler. La trayectoria de estos dos últimos ha consistido en estudiar cómo las bacterias se comunican entre sí.

Desde su laboratorio del Centro del Genoma de la Universidad de Washington, Gordon explica a EFE que este premio será una oportunidad más de explicarle a la gente las lecciones que los científicos están aprendiendo sobre “lo beneficiosas que pueden ser ciertas relaciones con microbios”.

“Las personas son una especie de combinación ciega de partes microbianas y humanas y no tenemos una interacción antagónica con los microbios”, detalla.

Todo ello pese a que la mayoría de gente “piensa en las interacciones con microbios en el contexto de enfermedades, de patógenos que causan diarrea u otras enfermedades, neumonía, meningitis…”.

La clave, apunta, es “vivir en armonía con los microbios”, “hacer aquellas cosas que preservan y protegen nuestras poblaciones microbianas”.

Algo que puede lograrse en la vida diaria con cosas cotidianas como la dieta o la higiene. “No es vivir de una manera antihigiénica, pero tampoco vivir de una manera excesivamente higiénica”, apunta.

Como “todos los buenos matrimonios”, añade, esta “relación con los microbios” debe construirse en base “al respeto y la devoción”.

Aunque sus investigaciones no están relacionadas, otro de los galardonados, el profesor Peter Greenberg (Nueva York, 1948), añade otro ingrediente a ese matrimonio: la comunicación, pues no es solo importante saber de microorganismos (bacterias, protozoos, algas, hongos y algunos tipos de virus), sino también entender cómo se comunican entre sí.

“Llegamos a descubrir que hay todo tipo de bacterias que se comunican entre sí y con ciertos patógenos humanos importantes y que estaban usando esta habilidad para coordinar actividades y apoyarse en el esfuerzo de causar enfermedades”, dice a EFE Greenberg.

Por ello, añade, ciertas bacterias patógenas usan la comunicación “para aumentar su virulencia”, mientras que otras “que hacen cosas buenas usan la comunicación para ayudarse”.

Tanto él como Bonnie L. Bassler, con quien trabajó hace unos años, son pioneros en esta área que hoy “tiene mucha importancia”, añade, porque entender cómo se comunican las bacterias abre las puertas a descubrir “cómo podemos manipular esa comunicación para nuestro beneficio”.

“Comprender esto abre una especie de enfoque para desarrollar formas de tratar enfermedades y manejar mejor las bacterias para hacer cosas buenas”, afirma.

Conocer las actividades sociales de los microbios servirá, por ejemplo, para luchar contra el surgimiento de bacterias resistentes a los antibióticos.

“La resistencia a los antibióticos se convierte en un problema muy rápidamente. Podemos desarrollar un nuevo antibiótico, que mata las bacterias, pero surgirá un mutante bacteriano, y crearemos otro antibiótico y así sucesivamente”, apunta Greenberg.

“Nos estamos quedando sin antibióticos debido al uso y abuso”, destaca, por lo que alterar “las actividades sociales de las bacterias” puede servir para hacerlas menos resistentes a los tratamientos, ya que la comunicación es básica en su surgimiento.

“Sabemos que el hecho de que se comuniquen entre sí es importante para la aparición misma de ciertas bacterias”, considera Greenberg, por lo que si se altera la comunicación “será mucho más difícil que surja cualquier tipo de resistencia” a los antibióticos.

La idea de que las bacterias pueden interactuar y comunicarse y el hecho de que pueda manipularse su interacción podría servir, por ejemplo, para “ayudarnos a metabolizar mejor los medicamentos para que funcionen mejor” o a ciertos tratamientos contra el cáncer, concluye. EFE

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