LETRAS LIBERTARIAS: La Educación Sexual Integral a examen

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10 de junio de 2023
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12:03 am
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LETRAS LIBERTARIAS: La Educación Sexual Integral a examen

Esperanza para los hondureños

Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

Para agregar un lío más al ambiente de inestabilidad que vive nuestra sociedad, ahora es que el Gobierno trata de imponer el modelo educativo conocido como Educación Sexual Integral (ESI), que vendría a formar parte del currículo educativo nacional. Este anuncio busca, aducen sus defensores, formar individuos con los conocimientos suficientes para tomar decisiones sobre sus vidas sexuales de una manera responsable, principalmente en el periodo en que el niño comienza a tener cierta consciencia sobre su rol en la sociedad. Hasta ahí todo suena bien.

Por su parte, los obuses que contraatacan la propuesta, como en todos los países donde se ha tratado de imponer el modelo en cuestión, proviene de los mismos padres de familia, tras escuchar a los líderes religiosos en sus iglesias, y a los medios que defienden los valores que tradicionalmente han predominado en la sociedad.

Para no apostarnos en una de las riberas del rio de las discusiones, es menester, sin embargo, considerar un par de cosas al respecto. El problema no es tan simple como quieren hacerlo ver los funcionarios de Educación. Una ley no se sanciona por considerar unilateralmente que un tema sea de interés nacional, si no se han entablado conversaciones y acuerdos previamente; en principio, porque vivimos en una democracia deliberativa, de modo que existen miles de padres de familia que se rehúsan a aceptar que el programa en mención sea el que conduzca la formación sexual de sus hijos.

Los argumentos de los defensores de la ESI resultan válidos hasta cierto punto, sobre todo cuando se apunta a formar individuos con alguna consciencia de su rol sexual, de sus inclinaciones y de sus derechos, pero esto solo se consigue, argumentan los analistas eclesiales, no en la infancia, sino en el periodo de “latencia” o de la pubertad, cuando el niño ya haya internalizado los valores de su hogar, y los coteja con la información recibida en la escuela.

El asunto tampoco debe verse como un maniqueísmo entre progresistas y conservadores, porque va más allá de eso; se trata de descubrir quiénes, desde el exterior, están moviendo los hilos legislativos, y qué tipo de intereses se parapetan detrás de la acometida. Eso es importante entenderlo. En segundo lugar, se debe respetar al movimiento conservador que encabezan los padres de familia, porque no son cuatro pelagatos los que se oponen al modelo educativo. La trinchera del conservadurismo axiológico es una filosofía que todos debemos entender y estudiar para generar debate serio y responsable, en esta época donde la libertad y la igualdad se imponen autoritariamente por decreto.

Las Naciones Unidas van por su tercer intento malthusiano para contener el crecimiento poblacional, en su versión más “moderna”, en vista de que la planificación familiar y la Salud Reproductiva Integral no rindieron los frutos que se esperaban en el Primer Mundo. La población sigue creciendo, y ni la concienciación, ni las fronteras naturales parecen contener los flujos migratorios.

Algunos sectores aducen que estos movimientos contraculturales, o de “corrección política”, como les llaman -incluyendo la educación sexual escolar-, son promovidos desde los centros financieros del gran capital, a través de organizaciones como “Zero Population Growth”, y el “Consejo de Educación e Información sobre la Sexualidad de los Estados Unidos”, o simplemente SIECUS por sus siglas en inglés. Es decir, parapetados detrás de los movimientos se encuentra el (Neo) liberalismo financiarista, el que tanto combaten los grupos de izquierda. ¡Quién lo pensaría! Nancy Fraser, profesora de Historia en la New School de Nueva York, le llama a este movimiento que pone de cabeza al mundo como “neoliberalismo progresista”, la mismísima némesis de Donald Trump.

Toda imposición por decreto, cuando existen valores y costumbres que son el producto de la convivencia social a lo largo del tiempo, crea conflictos de impensables consecuencias. No se impone nada solo por ganar votos o recibir estipendios de una fuente financiera. Recomendaría volver al punto muerto, y comenzar toda una cruzada de negociaciones para ver qué aspectos del programa son viables o no. Para no sumar más líos.

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