¿CON EL VUELTO?

ZV
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15 de junio de 2023
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12:08 am
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¿CON EL VUELTO?

BIEN les decíamos que, si bien muchos del colectivo hojean el contenido de fondo del escrito, es la conversación entre Winston y el Sisimite –que, a propósito, no son avatares como Eva y Tía (ya les clavaron las dos “tías” esas)– al cierre del editorial. Digamos los comentarios a “Candiles y Candelas”: (Cambiando de tema –interrumpe el Sisimite– aprovecho la vivencia de la lectora que recuerda los apagones como tiempo para compartir en familia sentados en la mesa de la sala alumbrándose con candelas. No tardan en salir ahora anunciando que ese, precisamente, es el propósito que han tenido en mente, para tener a la gente en tinieblas. -Oíme –suspira Winston– ¿ya no hay candelas de a peso, verdad?). De una ilustre abogada: “Dígale a Winston que ya no hay candelas de a peso; ya años no existen”. Otra buena amiga: “No, ya no hay de a peso, la más barata de 5 lempiras, creo que a la entrada de Suyapa”.

Otra buena amiga: “Qué brillante sentido común del Sisimite que se anticipa. Yo ayer me aperé de candelas porque ya no tardan en escasear”. Otro criterio: “Hablando de apagones eléctricos por ahí escuché que no sé qué trámite debió hacer el gobierno anterior y que ahora por no haberlo realizado estamos teniendo estas interrupciones”. Otra lectora: “A sacar los quinqués, los candiles, las lámparas de baterías, el farolito, el candilón, lámparas solares (si es que también no racionan la luz del sol) para alumbrarse, y apúrense, las amas de casa antes que se agoten los chimbos de gas. Clientela de sobra para plantas portátiles eléctricas de emergencia, de diésel, o gas natural, o gasolina. Favor no confundir estas plantas con herbáceos, arbustos, matorrales, o las plantas de flores”. Otro lector: “¡Sumamente reflexivo! Además, no puedo dejar de imaginar a Winston corriendo en la oscuridad, afinando su olfato para los cierres de los editoriales”. Aunque varios sí muestran mayor interés al contenido de fondo y en lo que respecta a la conversación del nieto y el abuelo –“¿Cómo Pudieron Vivir Así?”– otro buen amigo comenta: “Ayer compartí su editorial con mis alumnos, fueron unos minutos de reflexión de diversos comentarios, todo con el propósito de insistir que los avances tecnológicos son herramientas para el desarrollo y no para volverse adictos y poco creativos”. “Lo hice igual con mis hijos”. Otro lector: “Estos últimos editoriales que dejan mucha reflexión, pero sobre todo nos hacen pasar a la acción compartiéndolos en familia e incluso que sean foco de discusión”. “Pensemos en los japoneses que aún con los celulares en manos de jóvenes que, incluso los fabrican, estas nuevas generaciones son diferentes porque el elemento cultural sumado a la política de gobierno, después que la guerra los dejó en la ruina, decidieron convertirse en una nación diferente y solo lo hicieron invirtiendo en una nueva forma de pensar”.

(Ya ves –entra el Sisimite– enriquecedora nuestra conversación. Ya somos –confiesa una vieja amiga del editorialista– “como humanos y sin edad”, y “cada día se encariñan más con nosotros”. Y agrega que los “editoriales nos transportan a esos tiempos en que tuvimos la suerte de disfrutar de la sencillez y la comunicación personal que hasta el día de hoy nos mantiene unidos”. Cambiando de tema, ¿y de dónde sacaste eso de las candelas de a peso? -No dije que hubiesen, –reacciona Winston–más bien pregunté ¿si todavía hay candelas de a peso? Se me quedó lo que escuchaba decir a mi abuelita que mandaba a hacer mandados a mi papá. “Andá a la pulpería a traer unas dos candelas de a peso. Una para ir a poner al altar y otra para alumbrar aquí en la casa”. “Y, de paso, que te den un par de hachones de ocote para encender el fogón. Podes comprarte una leche de burra, pero no te vayas a vagar, regresás con el vuelto”. -Ah vaya –solloza el Sisimite– y a propósito de los mentados racionamientos, por fin van a servir para algo útil esos chunches de los zombis: Como linterna de aluzar en esta oscuridad. -Menos mal –suspira Winston– que nosotros podemos ver mejor en lo oscuro. No como unos que creen que es fácil engañar a la gente porque todo mundo es boca abierta. Mejor la humildad a ser “candil de la calle y oscuridad de la casa”).

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