Cuatro factores que determinan el fracaso de un gobierno
Por: Mario E. Fumero
Es fácil determinar cuándo un partido político que alcanza el poder, sea de izquierda o de derecha, al presidir un gobierno ha fracasado rotundamente. Cuando fallan estos cuatros parámetros ese gobierno fue un desastre. Podemos aceptar como lógico el que falle en varios de los cuatro puntos, pero cuando falla en todo, su propuesta política durante ese periodo fue un rotundo fracaso.
El primer síntoma del fracaso de una política ejecutada por un gobierno es cuando no puede controlar la inflación ni la devaluación de su moneda, la cual se dispara negativamente en cifras alarmante originando el aumento de la pobreza, como lo que ha ocurrido en Venezuela, y actualmente en la República de Argentina, con una devaluación que ya sobrepasa el 100%. Es imposible que un gobierno pueda hacer una política de bienestar cuando su moneda se debilita, y la inflación lo golpea alarmantemente. Si esto ocurre, se evidencia que las políticas económicas adoptadas por el partido gobernante es un desastre, y no cabe duda que la misma obedece a su ideología económica está orientada erróneamente a lo que es el capital y la inversión.
El segundo factor que determina el fracaso de un gobierno es el aumento del desempleo y la falta de producción, lo que evidencia que no ha tenido una política coherente que estimule la inversión, para aumentar la producción y reducir el desempleo. Por regla general este problema se da en aquellos gobiernos populistas en donde crece la burocracia del Estado, pero disminuye las pequeñas medianas y grandes empresas, que son las que en realidad la que estimulan la producción y la riqueza de un país. Una de las causas que origina el desempleo es la falta de incentivos, los muchos trámites para montar un negocio y los altos impuestos que demanda el Estado, todo esto espanta la inversión extranjera y reduce, por ende, la producción interna.
El tercer factor que determina el fracaso de un gobierno es el hecho de que los servicios básicos y sociales no alcanzan para cubrir la demanda de la necesidad de los más pobres. La escasez de medicamentos, las huelgas y la falta de una educación y salud digna, son muestra de que el gobierno no ha sabido ejecutar una política coherente que remedie las necesidades de las mayorías pobres. En este aspecto podemos hacernos una pregunta que nos dará respuesta si la política del Estado es coherente ¿cuánto invierte el Estado en mantener una burocracia estatal, y cuánto invierte en los servicios sociales básicos?
Y el cuarto factor que determina el fracaso de un gobierno es la convulsión social que ejecutan grupos en pro y a favor del gobierno, interrumpiendo la circulación, impidiendo la asistencia médica, y sembrando el anarquismo social mediante huelgas, manifestaciones, protestas, toma de carreteras, oficinas del Estado o empresas privadas, lo cual afecta a la mayoría de las personas. Cuando un colectivo o grupos adversos al gobierno bloquean la libre circulación e impiden el funcionamiento del Estado o la producción, automáticamente ese gobierno ha llegado a un nivel de ingobernabilidad y caos que lo llevará al fracaso.
El éxito de un gobierno no está en los votos que ha obtenido, sino en la capacidad que tenga para mantener una economía saludable, un aumento del empleo y una reducción de la pobreza, ofreciendo servicios públicos eficientes. Si estas condiciones se dan, ese gobierno ha llevado a cabo su propósito, y, por lo tanto, será valorado por el pueblo en las próximas elecciones.
Tristemente la condición inestable que existente en la mayoría de los países latinoamericanos radica en que muchos gobiernos hoy que han ganado las elecciones han perdido estos cuatro principios, y a la hora de gobernar, en vez de tener un gobierno del pueblo y para el pueblo, tenemos un gobierno de acuerdo a los intereses y caprichos de una élite privilegiada, que no sabe enfrentar con sabiduría la realidad existente, y como el poder enferma y la ambición está latente en todos los seres humanos, muchos queriendo combatir la corrupción, sin darse cuenta, se vuelven corruptos y contradictorios, razón por la cual una América Latina rica y poderosa, cada día se hace más pobre y miserable.
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