¿ROMPER EL MALEFICIO?

MA
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20 de junio de 2023
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12:25 am
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¿ROMPER EL MALEFICIO?

LA información presentada ayer –atribuida al autor de “Apaga el Celular, Enciende tu Cerebro”– sobre la intención del gobierno sueco de revisar su plan de digitalización en las escuelas, partió de una publicación en el periódico francés Le Monde, afirmando que Suecia abandonaba su Plan de Digitalización para dar marcha atrás al uso de las pantallas en las aulas y regresar a los libros de texto”. Tal decisión, presumiblemente, respondía a la publicación de los resultados del Informe PIRLS 2021, que evalúa la comprensión lectora de los estudiantes de 4º de Primaria y que, en el caso sueco, refleja un claro retroceso”. Sin embargo, se supo que la intención de la ministra de Educación de Suecia, no es abandonar el Plan de Digitalización, sino que ha pedido que diferentes expertos lo estudien y analicen para que, en función de las conclusiones que extraigan, se apliquen los cambios que consideren oportunos”. “La digitalización –arguye la ministra– puede ser fantásticamente buena para los estudiantes, pero hay que usarla con sensatez”. La inversión millonaria que realizarían sería con la intención del gobierno sueco “que haya más libros en las aulas y para fortalecer el desarrollo del lenguaje, la lectura y la escritura de su alumnado”.

Un fundador del colectivo comenta: “Este fracaso digital en la educación de un país que busca la excelencia en todo se veía venir”. “La poca creatividad a pesar de todas las aplicaciones que tienen las tabletas electrónicas y computadoras es palpable en las nuevas generaciones: pintura, artes plásticas, escultura, todo en decadencia”. “Otra señal es el regreso a los libros de papel”. “Hace unos años las tiendas de libros empezaron a caer en decadencia en el mundo entero, con todos los libros en línea; empezaron a cerrar los negocios”. “Pero increíble que estos establecimientos están pasando por su mejor momento, la preferencia del público por entrar a las tiendas a disfrutar la experiencia de comprar libros de papel”.
“Nada como entrar a una librería y poder tocar, hojear y hasta oler los libros”. El buen amigo académico: “Totalmente de acuerdo”. “Hasta el 9no grado considero que se debe descansar en el libro de papel, pero luego debe procederse a dar a los estudiantes una acelerada alfabetización tecnológica para que pueda ganar competencias que le serán indispensables en el mundo universitario y el mundo del trabajo”. “De acuerdo con el Sisimite: Esta idea es ampliamente explicada por la profesora estadounidense Maryanne Wolf en su libro “LECTOR VUELVE A CASA”. “Tengo una duda con el título del editorial, “¿Volver a los libros?”. “La realidad es que, a pesar de la disponibilidad de las TICS, en muchos colegios y universidades de nuestro país ya los libros brillaban por su ausencia; habían sido desplazados por las páginas sueltas o los folletos en PDF”.

“Pida que con Eva y sus dos amigas presentadoras digitales, saquen a Winston a dar un paseo por los campus universitarios y hagan una encuesta para consultar cuántos libros al año lee un profesor, un estudiante o un padre de familia y se llevarán sorpresas”. “Más sencillo aún, que investigue cuántas universidades públicas o privadas tienen librerías para que sus estudiantes adquieran libros y su sorpresa será mayor”. “Pero también hay buenos recuerdos: hace ya muchos años, en algún periódico nacional, se registró la noticia que el gobierno estaba repartiendo libros para los niños en las escuelas de todos los rincones del país”. “Montañas de libros” exclamaba una niña según se registró al pie de una fotografía”. (¿Notás –inicia el Sisimite– la manera responsable como la autoridad educativa en países europeos aborda esos problemas de la enseñanza? No como en otras partes donde más bien –dando cualquier pretexto– no quisieron someterse a las pruebas PISA, quizás porque la última vez sucedió que los estudiantes evidenciaron un rezago de tres años, en relación a la media mundial, en ciencia, matemática y lectura. Así que mejor ocultar la realidad que corregir la abismal deficiencia. -El académico –interviene Winston– se lució. -¿Por qué? –interrumpe el Sisimite– ¿por qué dijo que Eva, Tía y Mía te saquen a pasear, a dar una vuelta por las universidades? -Si bien yo soy vago –responde Winston– y a donde haya choteo voy, pese a que me sacan a pasear todas las mañanas, lo genial fue que expuso la triste fatalidad: ¿Cuántos libros al año lee un profesor, un estudiante, un padre de familia?, se llevarán una sorpresa. Allí está el quid de la involución que se sufre en todo. Hay que ampliar la lista, para que la misma pregunta se la hagan a los políticos, diputados, periodistas, empresarios, funcionarios, en fin, a la multitud de zombis adictos a sus chunches, como indicativo que mientras no pongan atención –con ánimo de corregir ese vergonzoso retroceso– no hay manera en estos pintorescos paisajes acabados de romper el maleficio de su condena tercermundista).

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