¿CONDENAS?

ZV
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23 de junio de 2023
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12:30 am
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¿CONDENAS?

ESTE fue el párrafo inicial del editorial de ayer: Un lamento de dolor estremece los asolados recintos de CEFAS. Siglas del Centro Femenino de Adaptación Social. Pero como aquí existe la quimérica ilusión que, cambiando el nombre a las cosas o con una nueva ley, va a arreglarse lo malo, ese infierno, de cierta fecha a acá, adquirió otra denominación: Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social, PNFAS. No que el espeluznante baño de sangre perpetrado allí –las víctimas 48 privadas de libertad– haya ocurrido como caso excepcional o de forma insospechada. A continuación, reacciones del colectivo: Una lectora: “Muy acertada la IA; además es preocupante que hay gente esperando juicios por delitos menores o que son inocentes, sin sentencia pronta y expedita”. “Los centros carcelarios son centros de desesperanza y poco se hace por la rehabilitación de los reclusos”. “Es urgente una mejor infraestructura separando condenados de mayor riesgo de los que no lo son”. Otra opinión: “Ojalá este editorial le sirva de guía a las nuevas autoridades del sistema penitenciario para recuperar el control en todas las cárceles del país”. “Es una cátedra de lo que mandan los estándares internacionales en la materia para que se les brinde a las privadas de libertad un trato digno y humano mientras pagan por los delitos cometidos; y una vez cumplida su condena se reintegren a la sociedad”.

Una abogada: “Saludes a Winston y al Sisimite”. “Hemos visto nula la aplicación de las normas elementales ante las reiteradas violaciones que se dan en el sistema penitenciario de las mujeres”. “Hay hacinamiento y sobrepoblación en las cárceles”. “Un día una reclusa me dijo: Abogada, mi fe es que en esta cárcel soy extranjera, pero en el cielo tendré mi residencia”. “O sea, prefería morirse”. Un abogado: “Buen editorial, abordando el tema con profundidad”. “Un agregado exhortativo ¿a qué punto hemos llegado como sociedad? Y el testimonio de la madre que manifestó que hace 4 años no hablaba con su hija porque ella la aconsejó a no seguir el camino chueco y le falló”. “Denota un estoicismo de esta madre, pero…”. Otro criterio: “¡Qué horror!”. “No podemos menos que sentir dolor y pesar”. “Más cuando cuentan que dentro del vientre de su madre ya muerta miraron cómo se movía el bebé”. “Como me contó una abogada, que por soberbia de quien ventilaba el caso, no le resolvió conforme a ley; debió haber salido libre por un cargo menor y murió quemada”. “Amerita investigar la situación de los enfermos mentales en los hospitales psiquiátricos ya que, al igual que en las cárceles, hay descuido y olvido que son seres humanos”. “Escuché decir que, en una de esas cárceles de alta seguridad, hay tuberculosis sin tratamiento”. “Me dijo mi amiga que el papá de un preso la llama, desesperado, porque su hijo pasa vomitando sangre y no lo tratan”. “Estoy horrorizada y muy triste”.

Otro lector: Ciertamente esos “morros”, o presidios son centros de formación de delincuentes, “mal llamados cárceles de máxima seguridad”. “A mí me consta cuando trabajaba en una constructora, que en el Centro de Internamiento de Menores del Carmen se hicieron múltiples requisas a los internos y siempre se encontraban grandes cantidades de armas”. “Algunas “hechizas” con cubiertos metálicos, también chimbas, machetes, cuchillos y hasta vidrios”. “Eran costales de armas”. “Entonces, lo que hay que combatir es la corrupción de quienes permiten que entren esas armas a esos lugares”. “Ah y un tufo a cáñamo indio, es decir, marihuana que era permanente en ese centro, de día y de noche”. “Una anécdota: “El director del centro”, tenía unos cabros de crianza en los predios del centro; en teoría, era para mantener a los reclusos ocupados pues les asignaba tareas para el cuido de los animales”. “En una ocasión que reclamaban al director por la mala alimentación, le mataron la mayoría de los cabros y le fueron a dejar una cabeza de uno de ellos al escritorio”. “El hombre inmediatamente interpuso su renuncia”. “Es duro trabajar en esas circunstancias, “sabiendo que el único apoyo” que se tiene es la impunidad”. “Lo anterior es un sarcasmo, claro está”. (Menos mal la aclaración que se trata de un sarcasmo –inicia el Sisimite– ya que aquí, en esta atmósfera tan crispada, nadie entiende de ironía. -Tenés razón –interviene Winston– será el rosario de problemas que agobian, y las tensiones que se sufren, pero la gente anda con la cara empurrada. A veces, más por resignación, o impotencia de que por más que se insiste, nadie escucha, para no caer en el mismo costal de los amargados, lo terapéutico es apelar al sentido del humor. -Y sobre el tema –tercia el Sisimite– ¿sabías que varias de las víctimas ni siquiera tenían condena? -A propósito de condenas –irrumpe el Sisimite– lo condenable de esa condenada tragedia es que ¿quién sabe si vaya a ser aldabonazo para enmendar, conforme a las normas internacionales, el infernal sistema carcelario?).

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