Clave de SOL: Rancios manuscritos centroamericanos

ZV
/
24 de septiembre de 2023
/
12:03 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Clave de SOL: Rancios manuscritos centroamericanos

Por: Segisfredo Infante

A los historiadores de vocación les obsesiona la idea o el proyecto de encontrarse con manuscritos de primera mano. Y luego, si las luces individuales y grupales lo permiten, interpretarlos correctamente, evitando los consabidos sesgos. Por regla general se ha sabido que la base archivística de la historia colonial de las provincias que integraron el “Reyno de Guatemala” se encuentra, en primer lugar, en los supuestos archivos eclesiásticos de los principales ayuntamientos o municipios de cada país; seguidamente en el “Archivo General de Centro América” y, de modo predominante, en el “Archivo General de Indias” en Sevilla, España, pues ocurre que en el curso de los siglos y las décadas varios archivos lugareños han sido abandonados e incluso quemados.

Por otro lado, académicos que han sabido del asunto, han informado que los manuscritos “desconocidos” de la historia centroamericana de los siglos diecinueve y veinte, podemos encontrarlos en los archivos del “Foreign Office” de Londres, lo mismo que en la majestuosa Biblioteca del Congreso en Washington, y en las prestigiosas universidades de Austin y de Tulane, en Estados Unidos de Norte América.

Tengo el sentimiento de haber facilitado este informe hace varios quinquenios, respecto de una reorganización bibliográfica realizada entre los años 2000 y 2003, de la “Colección de Manuscritos Latinoamericanos” de la Universidad de Yale, en Connecticut, que abrió las posibilidades inéditas, tal vez inimaginadas, a los investigadores de América Central, incluyendo, por supuesto, a los historiadores de Honduras.

Philip S. MacLeod publicó hace un par de décadas un ensayo sintético sobre la existencia de algo llamado “The Central America Collection at Yale University” (La Colección Centroamericana de Yale) en donde, según el autor, además de libros encuadernados, existen unos manuscritos de primera mano sobre la historia colonial centroamericana, cuyas fechas remotas oscilan entre 1570 y 1804, con la probabilidad que el ochenta por ciento de estos documentos sean únicos en el mundo. (Supongo que el editor José Azcona Bocock podría estar interesado en estos pormenores, lo mismo que otros amigos y colegas vinculados a las “rancias” e importantes esferas archivísticas).

En lo que concierne a Honduras, de entrada existen dos cartas o informes dirigidos al rey de España por el licenciado Diego García de Palacio, quien registra la provincia de “La Taguzgalpa” y la costa de “Los Mosquitos”. También habla de la geografía regional, de la flora y la fauna y de las costumbres de los pueblos indígenas de ciertas subregiones como Gracias, en el occidente de Honduras. En tales informes García de Palacio añade una descripción tempranísima de la ahora famosa Acrópolis de Copán. El personaje aquí mencionado sugiere a la Corona española que se utilice el territorio de Honduras como ruta de soldados y de abastos para ir a “pacificar” las islas Filipinas.

Un autor anónimo reporta, en otro documento, el conocidísimo contrabando entre ingleses y criollos, mediante una historia sucinta de la región transfronteriza “Zambo-Mosquita”, compartida por Honduras y Nicaragua. En otras carpetas se recoge el tema de los “estancos” de tabaco en Guatemala, fenómeno productivo que si acaso analizamos las fechas de 1771-1775 que aparecen citadas, involucraría al territorio occidental de la gobernación de Honduras, especialmente las villas de Gracias y de Santa Rosa de los Llanos, hoy en día Santa Rosa de Copán. Aquellos que han leído con detenimiento los hechos originarios de la Federación de América Central, de la tercera década del siglo diecinueve, recordarán que José Cecilio del Valle, preocupado (y ocupado) por las finanzas raquíticas de la República recién creada, discurría en torno a la correcta administración de los mencionados estancos de tabaco. Más tarde Morazán también se interesará en este asunto; sin embargo, este podría convertirse en un capítulo aparte.

Enfatizo que con el doctor Mario Felipe Martínez Castillo (QEPD) conversamos en múltiples ocasiones sobre los archivos coloniales de Comayagua, Guatemala y España, información que también ha manejado nuestra amiga Sucelinda Zelaya. Nunca se me había ocurrido que existiese documentación colonial en la predominantemente desconocida colección de manuscritos latinoamericanos (Sección de Centroamérica) de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, cuya información llegó a mis manos, casi por accidente, hace alrededor de veinte años. Esto significa que tanto el Estado de Honduras como los intelectuales regionales, deben interesarse en adquirir copias fotográficas (o electrónicas) de tales documentos. A menos que ya se hayan realizado, en fechas previas, tales adquisiciones documentales. Los historiadores jóvenes devienen obligados a seguir los pasos metódicos de Rafael Heliodoro Valle, Miguel Ángel García, Mario Felipe Martínez Castillo, Marcos Carías Zapata y Ramón Oquelí Garay.

Más de Columnistas
Lo Más Visto